César Hildebrant opinó al respecto sobre el último mensaje dado por el presidente Pedro Castillo este 28 de julio en el palacio legislativo.
El director del semanario en su columna le planteó la pregunta retorica al mandatorio sobre el comentario que tuvo este al decir: “se van a cansar y no van a encontrar pruebas”.
A lo que Hildebrant respondió: “¿no van a encontrar pruebas porque para recibir los dineros estaban los edecanes, la cuñada, la esposa, los sobrinos, Villaverde, Silva, Pacheco, los que aparezcan estos días? ¿no van a encontrar su rastro personal porque usted, señor presidente, tercerizaba el cutreo? No se confíe tanto”, esgrimió el periodista.
En otro momento, Hildebrant mencionó que, una vez más como es costumbre de este gobierno, el jefe de Estado inició su discurso victimizándose sobre un evidente intento de conspiración en su contra.
“Nadie le dijo al señor Castillo que se juntara con un asaltante de pizzerías como Zamir Villaverde. Nadie lo obligó a tener a su lado a Bruno Pacheco. Nadie le puso a Juan Silva en el camino. Nadie empujó a sus sobrinos a husmear en la inmundicia”, acotó.
En esa misma línea, el reconocido periodista continuó su crítica sobre el mensaje del mandatario, mencionando que las propias acciones de Castillo han puesto en bandeja para que la oposición y la prensa puedan señalar todas sus falencias.
“Habló Castillo de “los insultos y burlas” de los que es víctima. Lo que no dijo es que ha creado el blanco perfecto para que la derecha se ensañe y la prensa disfrute con sus metidas de pata. Se puede ser ignorante y discreto a la vez, pero Castillo exhibe su incultura como si se tratase de una virtud. Como si ser chotano, campesino y maestro rural incompetente lo dotasen de un estatuto especial”, puntualizó.
Además, Hildebrant recuerda los diferentes pasajes que tuvo el mensaje del presidente Castillo, haciendo alusión a que lo recitado por el jefe de Estado se tratase de un paralelismo en el que sí dan ganas de vivir.
“Después de un preámbulo a la defensiva, Castillo habló de un país paralelo donde sí dan ganas de vivir. En nada se parecía esa prosperidad imaginaria a la Ciudad Gótica que somos. Dijo, por ejemplo, que el empleo formal había crecido en 352,000 puestos de trabajo, pero omitió mencionar los cientos de miles de pequeñas empresas quebradas en los últimos dos años. Habló de destrabar grandes proyectos como Chavimochic, pero no dijo nada sobre Las Bambas, donde el conflicto con las comunidades, alentado perversamente por el gobierno, amenaza reactivarse el 1 de agosto”, detalló.
El director periodístico sostuvo que, el Perú y su gobierno no son su asamblea de huelguistas a los que se les puede decir que todo marcha bien y que si no hay solución la huelga continua.
“Este es un gobierno que no puede entregar pasaportes, que no puede atender, como es debido, el turismo en Machu Picchu, que no puede comprar a tiempo los medicamentos oncológicos del sistema público de salud, que ha permitido la sobrepesca de un millón de toneladas de anchoveta juvenil o que tolera que mineros ecuatorianos sigan extrayendo oro del Cenepa”.
Lejos de ser un “gobierno del pueblo”, Hildebrant señaló que el Perú no se merecía a Castillo, pero tampoco se merece al fujimorismo, Renovación Popular o Avanza País ni Podemos Perú.
“Este no es, como Castillo pretendió decir, “el gobierno del pueblo”. El pueblo no se merecía a Castillo. Tampoco, desde luego, se merece al hampa fujimorista, al museo de cera de Renovación Popular, al estilo pop-caverna de Avanza País, a los compadres tatuados de Pepe Luna”, contempló.
Al epílogo de su columna, Hildebrant enfatizó que todo lo que se viene viviendo es la decadencia de nuestra clase política y que todos deben irse.
“El final de la actuación fue todo un homenaje a la decadencia de nuestra política: un presidente en agonías que apenas pudo despedirse y una oposición de llonja y chaveta que hace recordar los tiempos en que un shogún con chullo, asesino y ladrón, hacía de vientre sobre leyes y gentes. Todos tienen que largarse. Todos dan asco”, finalizó.
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