Tras un año en el gobierno, lo más resaltante que parece haber cambiado el presidente Pedro Castillo es dejar de usar el sombrero que lo caracterizó en campaña y durante los primeros meses de su gestión, pero sigue siendo el mismo personaje esquivo con la prensa y prefiere dirigirse a un sector de la ciudadanía a través de sus discursos en mítines escogidos estratégicamente, escuetos mensajes a la Nación, e indirectas hacia sus opositores a través de sus nuevas tribunas: los consejos de ministros descentralizados.
Sin embargo, la palabra más usada en el discurso de Castillo Terrones desde que asumió el poder ha sido; “pueblo”, como quedó en evidencia en los primeros diez minutos de la entrevista que cedió al periodista de CNN Fernando del Rincón. El mandatario mencionó unas 10 veces la palabra ‘pueblo’, mientras que ‘país’ fue dicha alrededor de 15 oportunidades.
Añadido a ello, desde diciembre de 2021, el eslogan “Siempre con el pueblo” fue oficializado como el lema de la actual gestión a través de una resolución ministerial.
“PUEBLO” VS “ÉLITE”
Paolo Sosa-Villagarcía, uno de los autores del libro El profe: Cómo Pedro Castillo se convirtió en presidente del Perú y qué pasará a continuación, advierte que en varios de los mensajes del presidente se puede distinguir una clara oposición entre “pueblo” y “élite”.
“El discurso articulador de los mensajes de Castillo ha sido la división entre el ‘pueblo’, representado por su gobierno, y la ‘élite’, especialmente encarnada en la oposición congresal”, sostiene Sosa-Villagarcía.
Este modo de marcar diferencias mediante la palabra parece haber tenido efecto, al menos en parte de la oposición, ya que, ante ello, la anterior presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, comenzó a viajar al interior del país y a dar mensajes para tratar de borrar esa oposición discursiva alimentada por Castillo. “Porque nosotros somos los verdaderos representantes del pueblo, de ustedes”, dijo Alva durante un discurso en Huancavelica, en mayo de este año.
LOS CAMBIOS DE CASTILLO
Sosa-Villagarcía señala que sí ha habido un cambio en los discursos del jefe de Estado. Si antes remarcaba las diferencias sociales e históricas en sus mensajes, hoy Castillo estaría más preocupado en deslindarse de las acusaciones que lo vinculan a presuntos actos de corrupción.
“Sí hay una evolución entre el recién electo presidente que apelaba a la historia y a los cambios estructurales en sus mensajes, y lo que hay hoy parecen ser estrategias comunicativas más bien abocadas a controlar los frentes legales que se le han abierto”, indica.
Por otro lado, el cambio en el uso del sombrero no sería una mera variación en la forma de vestir. Para Juan Ramón Zolla, profesor de comunicación política en la Universidad de Lima, se puede inferir que hay cierta voluntad de ruptura con su personaje de campaña, donde el sombrero fue una característica.
“Podemos decir que quizás hay una voluntad de distanciarse de esa épica electoral que le funcionó en campaña como en los primeros meses de gobierno, para empezar a acercarse a esa formalidad de la burocracia que tampoco le es ajena a él”, mencionó Ramón Zolla en una entrevista a Infobae.
Además, se pregunta por qué el presidente quiso dar este gesto: “Quizás podríamos pensar que el presidente está tratando de mostrarse un poco más auténtico, ese Castillo que era capaz de negociar con tirios y troyanos desde su época de sindicalista y que asumió este personaje épico de campaña, pero ahora pareciera que está tratando de darnos un cambio o giro hacia el personaje verdadero”.
EL CANDIDATO PRESIDENTE
A pesar de estos cambios, Sosa-Villagarcía manifiesta que Castillo está obligado a seguir actuando como candidato mientras no se perciba que alguna de sus promesas electorales está camino a concretarse.
“El presidente está forzado a mantener un discurso de ‘candidato’ porque en la práctica su gobierno no ha logrado aterrizar ninguna promesa electoral. Y esto no necesariamente por la obstrucción del congreso, sino porque no ha estado en la capacidad de convocar a los cuadros políticos y técnicos necesarios para tales reformas. Con el paso del tiempo, este gobierno ha quedado consumido en la supervivencia del día a día, dedicando todas sus fuerzas ya no a contener a la oposición, sino a hacer control de daños frente a las acusaciones que se le hacen desde el frente judicial”, dice.
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