El presidente Pedro Castillo inicia su segundo año de gobierno con una imagen debilitada producto de las investigaciones en su contra y enfrentado a un Congreso que en su mayoría sirve de oposición, pero donde aún conserva algunos aliados. Para Karla Gaviño, profesora de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico se trata de una situación complicada en la que se deberá apostar por establecer una sinergia entre poderes del Estado.
Tras la accidentada conformación de una nueva Mesa Directiva con un Congreso fragmentado, Pedro Castillo debería apostar por generar el espacio adecuado para la gobernabilidad. “Ambos poderes deben confluir para implementar las políticas que la ciudadanía demanda y dejar de priorizar la lucha política y los intereses partidarios. Desde ambos lados debe hacer un respeto por la institucionalidad y la meritocracia”, asegura Gaviño.
La especialista señala preocupada el hecho que durante este primer año el Ejecutivo no haya abrazado una política pública contundente. “Puede que haya esfuerzos aislados de cierta cartera o ministro, pero no se ve una estrategia integral de gobierno”, agregó. El destrabe de las obras de infraestructura, el cierre de brechas educativas y una estrategia de vacunación contra el covid-19 y otras enfermedades deberían ser algunos de los enfoques del gobierno en su segundo año.
Gaviño resalta el hecho de que toda política pública tiene su ciclo de maduración en el que se identifica el problema, se plantea una solución, se implementa, se desarrolla, se monitorea, se evalúa y se mejora. “Pero si tienes una constante rotación de funcionarios, es difícil que se logre cumplir ese tiempo de maduración y tener políticas públicas importantes. Va un año y no se ven resultados ni proyectos claros”, recalcó.
POPULARIDAD GOLPEADA
Los niveles de aprobación de Pedro Castillo son altos en comparación a los de sus predecesores tras su primer año de gobierno. Por ello apostar por ciertas políticas públicas podrían, de alguna manera, favorecerlo en ese aspecto. Gaviño apuesta por el destrabe de grandes proyectos latentes de infraestructura incluyendo aquellos ubicados en las demás regiones del país además de Lima.
“Todos los presidentes anuncian que continuarán con los proyectos y nunca lo hacen. Se dijo que se iba a actualizar el Plan nacional de infraestructura, así que sería ideal que se incluyan proyectos regionales”, señaló la especialista. Asimismo, recomendó que el Ejecutivo sirva de puente entre las gestiones regionales salientes y aquellas elegidas en las Elecciones regionales y municipales del 2022.
“El Ejecutivo debe tener una estrategia para apoyar los procesos de transferencia, a fin de que ambas gestiones realicen el correcto traspaso de información. Asimismo, velar para que la nueva gestión reconozca la importancia de la continuidad de los proyectos implementados”, recalcó Gaviño en conversación con este medio de comunicación. Esto evitaría un repliegue de la inversión pública.
Desde el mismo Ejecutivo se debería mejorar la ejecución de la inversión pública. “Preocupa la baja ejecución porque nuevamente evidencia cómo la infraestructura y la inversión pública no están siendo priorizadas en los hechos al mismo nivel que en el discurso”, recalcó. Ante esto recalcó la importancia de la participación de personal capacitado en las instituciones públicas.
El aumento de la remuneración a funcionarios, para Gaviño, ya no sería el principal obstáculo para aceptar un reto dentro de la administración pública, sino la poca certeza de su permanencia en el cargo. El gobierno del presidente Castillo debería apostar por la selección de personas capacitadas para enfrentar los grandes retos que aparecerán durante el segundo año de su gobierno, uno que empieza en medio de un escenario complicado.
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