Puede ser que las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea como Facebook o WhatsApp hayan ayudado a millones de personas a contactarse entre sí a pesar de las distancias y a hacer más fluida la comunicación.
Sin embargo, por lo menos en lo que concierne al idioma castellano, esta inmediatez ha traído un gran problema. Y es que muchos parecen haber olvidado las más simples reglas básicas de la ortografía.
Un ejemplo de ello es cuando nos olvidamos de poner esa tilde que nos permite distinguir una palabra de otra que, a pesar de que se escriban igual, tienen significado y pronunciación diferente.
Hoy vamos a hablar de ‘mi’ y ‘mí’. Y es muchos cibernautas se ven en más de un aprieto ortográfico cada vez que quieren usarlas y no saben cuándo hay que ponerle la tilde y cuándo no.
A QUIÉN LE IMPORTA
En el caso de los hispanoparlantes, sobre todo los que usan las redes sociales, la gran mayoría elige no hacer mayores problemas y usar ambas indistintamente del caso. También de los otros que, en un intento por parecer más cultos ponen las tildes donde mejor les parezca sin ningún criterio. Tal vez, lo que no se han enterado aún es que usar de manera correcta la tilde, también la diacrítica, es muy fácil.
¿QUÉ ES LA TILDE?
Para tener todo claro, comencemos desde el principio. Para empezar, diremos que tilde es un signo ortográfico que en la lengua de Cervantes sirve para para señalar la sílaba que se pronuncia con acento en las palabras polisílabas. En ese sentido, queda claro que las palabras monosílabas no llevan tilde por regla general. Así se trate de una palabra tónica, o sea, que se pronuncia con acento, ya que no hay otra sílaba que pueda llevar a confusión.
Pero como siempre hay una excepción a la regla. O varias, pues en el diccionario podemos encontrar varios monosílabos que llevan tilde (tú, té, dé, él, sí, qué...). Esta es la famosa tilde diacrítica que es usada para diferenciar palabras que se escriben igual (tu, te, de, el, si, que...). Como era de esperarse ‘mi’ y ‘mí’ son parte de este exclusivo grupo. ¿Cómo la diferenciamos? Para eso usaremos a nuestra amiga la gramática, aunque tener buen oído también servirá.
MI y MÍ
Aquí no hay mucho misterio que resolver. Mí, la que lleva tilde, es el pronombre personal tónico de la primera persona de singular que siempre va precedido de una preposición:
Ejemplo: A mí no me mires; Para mí no hay duda; Sin mí te irá mejor; De mí no saldrá una palabra más.
Por su parte, mi, sin tilde, es el posesivo (átono) de la primera persona del singular. Cabe recordar que el posesivo debe ir seguido de un sustantivo y que también admite preposiciones:
Ejemplo: Estoy buscando mi teléfono móvil; A mi amigo le gusta mucho la noche.
DO, RE MI...
Hay que tener en cuenta que de igual manera mi, sin acento ortográfico, puede ser el sustantivo que hace referencia a la tercera nota de la escala musical.
SÍ/SI... y TI
Y ya estamos por las calles de la tilde diacrítica, se tiene que aclarar otro monosílabo que suele causa confusiones entre los usuarios. Hablamos de ‘ti’.
En este caso ocurre que muchas personas escriben ‘tí’ basándose, probablemente en las reglas de ‘mi’ y ‘mí’. Pero resulta que esto es un error pues ‘ti’ es un pronombre tónico que no debe tildarse nunca al no tener otra palabra idéntica de la cual diferenciarse.
Ejemplo: A ti no te cuesta nada cantar; De ti dicen cosas horribles.
Por último, el ‘sí’, con tilde, es adverbio de afirmación (sí, vamos a verte). De igual manera es pronombre personal tónico de la tercera persona del singular (No da más de sí). En estos casos, el acento ortográfico marca la diferencia del monosílabo de la conjunción átona si (Si bebes, no conduzcas).
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