Perú campeón de la Copa América, ¿cómo con ese título logró rescatar al fútbol profesional y contradecir a la dictadura?

Este es el caso más concreto que tenemos en el Perú de cuando no se deben mezclar fútbol y política.

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(Foto: Andina)
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El fútbol peruano es una fuente inagotable de historias y anécdotas una más rara que la otra. En ese sentido, la selección nacional ha tenido varias historias de heroicidad y alegría.

Pues es precisamente esa blanquirroja que un día no tuvo más remedio que ponerse la capa de superhéroe y salvar a todo el fútbol peruano, incluyendo a los clubes de primera y segunda división. La misión no era para nada sencilla: ganar la Copa América de 1975. Esta es la historia del inicio de la gesta histórica.

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TODOS AL AMATEURISMO

Tras lograr el más que meritorio séptimo lugar en la Copa Mundial de México 1970, la opinión pública y mucha prensa especializada creyó que estábamos a la par de las grandes potencias futbolísticas de ese momento. La ilusión se vino abajo cuando para las eliminatorias para Alemania 1974 la selección de Chile, un equipo que se creía de segundo orden, nos dejó fuera de manera clara y contundente en un partido definitorio en Uruguay.

Esa dura derrota fue el principal motivo para que el gobierno de turno creyera que lo mejor era intervenir el fútbol profesional y que todo vuelve a ser amateur.

Para ubicarnos en el tiempo, cabe recordar que la crisis económica, la confiscación de los medios de comunicación, la censura y la deportación de cualquier opositor había mellado la imagen de los militares al frente del país. Y la mejor manera que encontraron los gobernantes fue radicalizarse. Esa situación pretendió llegar al fútbol por medio del Instituto Nacional de Recreación y Deporte (Inred), bajo el mando de Guillermo Toro Lira. La idea era implantar el modelo cubano en el Perú.

Sin embargo, a diferencia de otras situaciones en las que las disposiciones del velasquismo solo recibían un ‘chi cheñó’ esta vez salieron al frente los que serían afectados: los clubes profesionales y la mayoría de jugadores representativos. Estos advirtieron que una intervención de ese tipo tendría graves consecuencias y traería atraso para el desarrollo de nuestro país.

Desde Palacio nadie esperó que alguien les saliera al frente y usando a su lacayo Toro Lira, se anunció que muy pronto Alianza Lima y Universitario de Deportes se inscribirían en sus respectivas ligas distritales para probar la eficacia.

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LA HORA DEL ‘CHUECO’

Mientras la cosa todavía estaba en pañales y no se pasaba de dimes y diretes, la selección se comenzaba a alistar para la Copa América de 1975. La misión fue encargada al chalaco Marcos Calderón Medrano.

De por sí la decisión era polémica y tuvo muchas voces a favor y en contra de todos los sectores del periodismo deportivo e hinchas. Los que estaba de acuerdo, decían que era un DT con experiencia que ya había sabido sacar campeón al Sport Boys (1958, lo haría de nuevo en 1984), a Universitario (1964, 1966 y 1967) y a Sporting Cristal (1972, repetiría el plato en 1979 y 1980). Además de llevar al pequeño Defensor Arica a la Copa Libertadores de 1970 y realizar una campaña más que digna contra los equipos ecuatorianos.

A los que no les gustaba la idea de ver al ‘Oso’ frente a la selección recordaba que Calderón ya había estado al frente de la selección para los mundiales de Chile 62 e Inglaterra 66 y en ambos había fracasado estrepitosamente.

Pero esta vez, todavía sin saberlo, la misión era salvar el futuro del fútbol peruano. Aunque su idea primigenia era hacer solo la mejor campaña posible y demostrar que las afiebradas ideas comunistas no tenían asidero en el deporte más popular del mundo.

Por su parte, los integrantes de la selección peruana sí tenían más en claro lo que se jugaban en ese torneo, que se desarrolló entre julio y octubre de 1975 sin sede fija y en partidos de ida y vuelta.

La idea era no permitir que le pasara al fútbol lo que ya la había pasado a la democracia y la libertad de expresión: desaparecer.

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Antes de jugar el primer amistoso ante Ecuador, en Quito, Jaime Duarte recuerda que Héctor Chumpitaz reunió a todos los integrantes del plantel y antes de saltar a la cancha arengó “Hay que ganar, muchachos, por lo que vienen atrás”.

Pero justamente la etapa de preparación previa a la Copa América fue un fiasco que hizo temer lo peor. Y es que perdimos dos veces contra Ecuador (un infame 6-0 en Quito y 1-0 en Guayaquil). En Lima ganamos cómodamente 2-0, pero la prensa amiga del gobierno se centró más en los pocos errores que se cometieron esa noche. El último partido amistoso fue también en Lima contra Paraguay y otra vez un 2-0 con una actuación fantástica de Teófilo Cubillas.

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A CONQUISTAR LA COPA

Encasillados en el mismo grupo con Chile y Bolivia, Perú tuvo la suerte que el sorteo determinara que sus dos primeros partidos los juegue de visita y cierre de local.

La primera parada se dio en Santiago. Esta vez ‘La Roja’ estaba segura de volver a vencer en casa como lo hizo en las Eliminatorias pasadas. Pero este Perú se presentaba mucho más cuajado que la última vez y arrancó un empate a uno. A pocos del final el Nene tuvo el triunfo en sus pies pero su remate, que dejó sin chances al golero Vallejos, pegó caprichosamente en el travesaño. Comienzo prometedor pero todavía faltaba mucha tela que cortar.

La siguiente fecha era contra Bolivia, pero no en La Paz, Los del altiplano creyeron conveniente, para sacar todas las ventajas posibles de su geografía, llevarnos a Oruro, ubicado a 3735 metros de altura sobre el nivel del mar. Pero el plan no les resultó. El gol de ‘Cachito’ Ramírez les malogró los planes y la victoria fue blanquirroja.

Como recordábamos líneas arriba, los dos últimos partidos fueron de local en estadio de Matute. Aquí cabe recordar que la casa de la selección siempre fue el Estadio Nacional pero para esos partidos no se pudo usar, porque era sede del Sudamericano Juvenil. Por esa razón se tuvieron que mudar a La Victoria.

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Al parecer el estadio aliancista les trajo suerte, ya que Perú consiguió dos victorias bien merecidas por 3 a 1 ambas ante Bolivia y Chile. El pase a semifinales estaba asegurado. ¿Y el futuro del fútbol peruano?

Un mes antes del duelo de ida ante Brasil, el general Francisco Morales Bermúdez había encabezado un golpe de Estado (otro más en nuestra historia) y le puso fin a la primera etapa de aquella década de dictadura militar.

Tal vez esta situación serviría de aliciente para que nuestra selección brinde una de las mejores actuaciones de su historia y derrote por 3-1 a Brasil en Belo Horizonte. Lástima que en casa la situación no se repitiera y cayó por 0-2. En esa época no había goles de visitante o definiciones por penales, por lo que hubo que recurrir a un sorteo para determinar al finalista que enfrentaría a Colombia en la final de la Copa América.

La suerte quiso que saliera el nombre de Perú. Fue la hija del entonces presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, Teófilo Salinas, de nombre Verónica, quien nos dio el pase a la final.

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LA ÚLTIMA BATALLA

Para ser campeones de América y evitar que el fútbol peruano caiga en manos inexpertas solo bastaba un paso más, pero no iba a ser fácil. Al frente estaba una Colombia que si bien en ese contexto sudamericano era considerada una selección de segundo orden, de a pocos comenzaba a dar muestras de su talento y valía, que recién explotaría con todo en la segunda mitad de los ochentas.

La cosa es que fue un triunfo para cada uno en casa. A pesar que la diferencia de goles se inclinó a favor de Perú, eso no era un factor a tomar en cuenta para determinar val nuevo monarca del continente. Por lo que había que jugar, ahora sí, un partido extra.

El estadio Olímpico de la Universidad Central de Caracas (Venezuela) fue la sede elegida para el partido definitorio el 28 de octubre de 1975.

Para ese partido, el equipo nacional pasó una y mil vicisitudes. Cubillas llegó sin permiso del Porto, Sotil sí lo tenía del Barcelona pero debía volver de inmediato. Para colmo, la lluvia torrencial que caía esa noche le dificultó la tarea más a los nuestros que a los ‘cafeteros, más acostumbrados a esas circunstancias. También parecíamos visitantes, esto debido a la gran cantidad de colombianos que vivían en la capital venezolana.

Del partido, la selección colombiana se sentía favorita y así lo intentó hacer saber a su rival desde el pitazo inicial, pero la línea defensiva y el mismo Sartor fue una barrera inquebrantable que no supieron superar nunca.

En el ataque hacía trabajar más de la cuenta a Zape hasta que llegó el momento más glorioso del fútbol peruano.

Corrían los 24 minutos y Eleazar Soria ejecutó un saque lateral, Rojas remató al arco, pero fue bloqueado por Escobar. La pelota la encontró Cubillas pero esta vez fue Segovia el que rechazó a medias. Hasta que la redonda llegó a los pies de Sotil quien no fallaría más e hizo que la estirada de Zape fuera en vano.

(Foto: Andina)
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Tras el tanto, Colombia intentó, pero no le salía una idea. La más clara recién la tendría a los 82 minutos, pero Julio Meléndez salvó un remate de Ortiz cuanto Sartor yacía vencido.

Y sonó el último pitazo de la noche. Treinta y cinco largos años después de la primera conquista en 1939, Perú se coronaba como el mejor equipo de Sudamérica. Obviamente la fiesta no solo se instaló en Caracas, sino en todo el Perú. Innumerables caravanas se formaron en las principales calles del país y recibimiento en el Jorge Chávez fue apoteósico.

Todos le dedicaron el título a alguien, pero hubo una dedicatoria más que especial por parte de ‘Cachito’ Ramírez que quedó para la posteridad:

“Conquistamos el título a pesar de los inconvenientes y obstáculos encontrados por los dirigentes de la Asociación Nacional de Fútbol y por el fútbol profesional en general. Creo que esa es la mejor respuesta, a todos aquellos que quisieron destruir nuestro deporte rentado, sin considerar que estaban de por medio muchas familias que podían perder el pan de cada día”. Más claro, ni el agua.

Y así fue como la selección peruana salvó al fútbol del atraso, pues a nadie en el Gobierno Militar se le ocurrió pensar en alterar el sistema predominante. Todas las descabelladas ideas de intervenirlo y limitarlo fueron desapareciendo.

(Video: YouTube / LiberoTv)

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