Ricardo Gareca no es más director técnico de la selección nacional. La próxima semana arribará al Perú para recoger sus cosas y despedirse en conferencia de prensa de la afición. Así, le pondrá punto final a un ciclo de 7 años con la ‘Blanquirroja’, en los cuales consiguió devolverle la alegría a todo un país urgido de triunfos y acostumbrado a salir de una crisis, para entrar a otra.
Ese es el motivo de que su partida haya calado con fuerza en el peruano de a pie, que ya estaba (mal)acostumbrado a vivir grandes hazañas deportivas con el equipo de todos, pero que ahora deberá esperar, en la incertidumbre, que le deparará a la selección, la cual los ayudaba a sobrellevar el día a día.
“Hay peruanos que sienten que se ha perdido un personaje importante. Había mucha expectativa con que se quedara en la selección por los resultados obtenidos. Lo que se viene es nuevamente el no saber qué va a pasar, y, con esto, el miedo a regresar a lo anterior”, declaró Bruno Rivas, editor general de la Revista Sudor y docente de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
Para el también autor de Guía política del Mundial de Fútbol Rusia 2018, el ‘Tigre’ fue una excepción a la regla, tanto en el balompié nacional como en la vida misma.
“En el Perú hay una gran desconfianza en las autoridades. Uno ve a la autoridad como un personaje que va a abusar de ti o qué es ineficiente. Lo mismo en fútbol, en donde los directores técnicos de las selecciones eran vistos como personajes que finalmente no cumplían con sus objetivos y eran ineficientes”, continuó para Infobae.
Pese a que esta descripción no incluye a todos los entrenadores que han pasado por la bicolor, había quienes sí eran vistos por los aficionados como argolleros, apañadores, vagos, maltratadores.
“Con Gareca esa imagen cambió, era percibido como una autoridad eficiente. Era capaz de poner orden, sacó de la selección a jugadores que no cumplían, que no lo daban todo, sacó al indisciplinado. Era visto como un personaje que sabía imponer su autoridad”, añadió.
Pero su rol no solo quedó allí, el técnico argentino logró sacar lo mejor de cada jugador, a tal punto que, dentro y fuera del campo, representó una figura paternal. “Si bien había algunos jugadores indisciplinados o vistos como indisciplinados, Gareca los sabía conducir o llevar a su máximo nivel. Asimismo, rescató o sacó adelante a jugadores muy jóvenes”, manifestó.
“Los transformó en estos emprendedores capaces de lograr hazañas no antes vistas. Queda esa imagen de Gareca, como una figura paternal en el sentido de que si era capaz de imponer autoridad y, a la vez, proteger a sus dirigidos. Esa esa mirada del padre que cumple o en todo caso del maestro capaz de conducir a sus alumnos a la victoria. Esa es la imagen que se nos va a quedar, incluso no habiendo logrado el objetivo de Qatar”, graficó.
MIEDO AL CAMBIO
Gareca se va y la mejor hinchada del mundo lo sufre, debido a que le teme al cambio. Según la lectura de Rivas, el peruano es conservador, “en el sentido en que, si le va bien en algo, es bien difícil que quiera cambiarlo”.
“Lo podemos ver en el sistema económico, que, pese a no generar la distribución de riqueza esperada, sí hay una gran mayoría de gente que está contenta por el crecimiento financiero que se ha dado y que por eso están en contra de cambiarlo, la idea les genera miedo preocupación”, acotó el editor del libro Juegos Políticos (Editorial UPC).
“Algo similar se ve con la salida de Gareca. Con él nos estaba yendo bien, clasificamos a un mundial, estuvimos cerca de ir a otro. Por eso, que no se hayan agotado los caminos para que se pueda quedar, genera incertidumbre, negatividad, vuelve el miedo a caer al vacío. Esa es la situación del peruano de a pie en estos momentos. Gareca nos daba tranquilidad”, concluyó.
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