¿Es racismo, humor o discriminación?

Rasgos exagerados, acentos ridiculizados, costumbres mal vistas. ¿Qué hay de gracioso en las expresiones culturales de las personas andinas para que estas sean utilizadas en el humor peruano? Especialistas consultados por Infobae se refirieron a esta problemática.

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La comedia peruana ha sido arduamente criticada durante muchos años por proyectar figuras de mujeres de la sierra de una forma denigrante. En el año 2020, la Corte Superior de Justicia de Cusco ratificó la salida programa La paisana Jacinta de la televisión peruana por difundir una imagen ofensiva que atenta en contra de los derechos de la dignidad humana, igualdad y no discriminación, al honor y la buena reputación y a la identidad étnica y cultural de las mujeres andinas, según informó la Defensoría del Pueblo. Estas últimas semanas —nuevamente— se ha registrado en la pantalla chica y medios radiales la imitación de mujeres andinas. En este caso, la creación del personaje de la primera dama, Lilia Paredes. Esta imagen creada por los comediantes está compuesta por la exageración de los rasgos andinos y la ridiculización de la componentes culturales.

“Doña Lila Paredes” visitó un set de televisión para hablar acerca de la investigación que enfrenta su hermana Yenifer. “Doña Lila”, interpretada por el comediante peruano Carlos Álvarez, es un personaje de cejas marrones pronunciadas, nariz diseñada para la exageración de su tamaño, ojeras oscuras, líneas de expresión muy marcadas y pómulos color rosa intenso. También tiene lleva los orificios de la nariz color negro y unos largos aretes color plateados.

"Doña Lila Paredes", personaje creado
"Doña Lila Paredes", personaje creado por Carlos Álvarez.

La “entrevista” inicia con la sorpresa de la aparente primera dama al encontrarse en un set de televisión. “Primera vez que yo doy una entrevista así en un estudio de televisión —mira detenidamente todo el set—. Qué emoción las luces, la escenografía. Qué lindo su canal. ¡Hay tanto que expropiar!”, señaló.

La imitación despertó la indignación de cientos de usuarios en rede sociales, quienes no tardaron en cuestionar la participación de tal personaje en el programa periodístico. Pero este rechazo no solo se dio a nivel de la ciudadanía. Tras la difusión de tal edición, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables emitió un pronunciamiento a través de su cuenta de Twitter: “En relación a la parodia de la primera dama Lilia Paredes, desde el MIMP manifestamos que estamos contra todo tipo de discriminación y por la defensa de la dignidad de las mujeres”.

Al día siguiente, el programa radial Los chistosos también utilizaron la imagen de la primera dama para realizar una comedia sobre su participación en la Comisión de Fiscalización del Congreso.

— Ya está haciendo su ingreso la señora Lilia Paredes. Atención, por favor. Los 20 guardaespaldas se quedan afuera, por favor. No hay espacios para ellos. Los ayayeros también, por favor. Pueden retirarse, despejar el hall de los pasos perdidos.

— Ay, me siento como Karol G —dice la imitadora de Lilia Paredes con acento de la sierra—.

— Señora, como le he explicado....

— Un ratito, dije que me siento como Karol G. Un montón de gente me ha esperado —suena el mugido de una vaca—. ¡Karol G!

— Por favor, señora primera dama, no puede entrar esa vaca.

— Pero Carolina no puede estar sola, sin mí. Es mi asesora también.

Para la comunicadora e investigadora de diversidades y comunicaciones, Ana Lucía Mosquera Rosado, el uso de características culturales dentro de una obra no debería ser razón de burla en el humor. Sin embargo, acotó que ello revela el valor que las personas le otorgan a estos rasgos.

“Estos rasgos en la comedia tienen que ver con cómo asumimos que son las personas que no vienen de Lima, que vienen de regiones. Le damos más o menos valor a este tipo de interpretaciones. ¿Por qué nos burlamos de una persona que vendría en una vaca? En principio, porque reproduce un estereotipo. ¿Por qué no nos burlamos una persona que llega un carro? ¿Cuáles son esos valoraciones que tenemos? ¿Cómo le damos más o menos valor a ciertas cosas que forman parte de las costumbres y los modos de vida de las personas?”, explicó a Infobae.

De acuerdo a la especialista, estas características que forman parte del humor peruano corresponden a un fenómeno de la racialización. No obstante, no resulta una problemática fácil de identificar, pues es necesario investigar el origen de la creación de estos guiones para entender el porqué la ridiculización de los rasgos de una persona que pertenece a otra cultura resultan atractivos para la comedia.

“Asociamos a personas que hablen de una manera distinta de repente con las áreas rurales, con la zona de la sierra del Perú y todo eso sí tiene que ver con procesos de racialización. Esto no solamente está relacionado a cómo vemos y asumimos que las personas están en ciertas categorías, sino que también tienen que ver con todo un conjunto de atributos que vemos en función de lo que creemos que deben ser o de cómo deben comportarse o en qué espacios deben ubicarse, precisó.

La exageración de rasgos físicos, el uso inadecuado de acentos o la forma de vida que atribuyen los comediantes a las personas de la sierra promueven los estereotipos establecidos en contra de personas de origen andino u otras culturas. “Este tipo de representaciones sí, refuerzan estereotipos muy indigentes que tenemos en la sociedad y, desafortunadamente, por eso también tienen tanta popularidad, porque apelan algo conocido algo que asumimos como válido como verdadero cuando no necesariamente es, indicó.

¿COMEDIA SIN RACISMO O UN PÚBLICO NO RACISTA?

La televisión, la radio, los diarios, el teatro y otros tipos de medios permanecen en el tiempo gracias a los espectadores, quienes deciden qué ver, oír o leer. Esto significa que lo que expresan a través de su contenido debe ser recibido y aceptado por la sociedad. Según Carol Hernández, docente de la carrera de Artes Escénicas de UPC, para erradicar las expresiones racistas en la comedia es necesario también borrar esta problemática de la sociedad.

“Si uno quiere criticar la forma de pensar de alguien, si quiere criticar el pensamiento político de alguien, debe centrarse en cómo criticar esto sin centrarse en otros aspectos que puede caer el racismo, es una línea muy delgada [...] Quien hace comedia, crítica sobre todo, sabe perfectamente que es lo que está criticando o qué es lo que quiere criticar”, informó.

Carol, quien está próxima a estrenar la obra humorística “Las Insolentes”, señaló que es necesario cuestionar el porqué la ridiculización de las expresiones culturales de una persona resulta gracioso para un determinado grupo social. Según indicó, ello representa un problema más en este escenario.

“La pregunta es; ¿por qué esto daría risa? ¿Qué nos da risa de esto? ¿Por qué, quien hace comedia, decide reírse de esto? Porque hay un montón de gente que se ríe de eso. Eso significa que el problema no es solo de quien hace comedia, sino de la sociedad que decide que es gracioso es reírme de estos rasgos. Somos un país racista, Latinoamérica lo es. Todo aquello que no es dentro de lo hegemónico es para reírse”, enfatizó.

Según detalló la comediante, para identificar si una obra, película u otro material resulta racista es necesario hacer una comparación acerca de si esa historia resultaría igual de graciosa si no tuviese la participación del personaje alterado.

“Uno se da cuenta que una imitación es racista cuando hacemos la siguiente comparación: ¿Qué pasaría si esa persona no fuera andina? ¿de qué me burlaría? ¿Cómo sería su personificación?”, manifestó.

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