Gianluca Lapadula presentó oficialmente su libro a fines de junio y este 9 de julio se reveló lo que contiene el rpimer capítulo de su autobiografía. En esta parte del escrito, el delantero del Benevento de la Serie B de Italia cuenta cómo se fue enamorando del Perú y los personajes cruciales que le invitaron a querer más a este país. Además, definió al peruano con la camiseta ‘blanquirroja’.
“Al decidir, finalmente, representar a la blanquirroja, sabía que para que mi decisión fuera real y tangible debía inocularme el Perú en las venas. Empaparme de él. ¿Pero cómo hacerlo? ¿Cómo convertirme en un patriota de una nación que, físicamente, no había pisado? ¿Cómo arraigarme, echar raíces, plantarme en el suelo? Comerte un platillo de la ya conocida gastronomía peruana, ponerte un chullo para una fotografía, cantar una canción o mirar paisajes no te convierten en peruano. Un ciudadano es mucho más que eso, creo yo. Este es mi criterio, y es estrictamente personal”.
El delantero revela que, cuando Ricardo Gareca lo visitó por primera vez, empezó a tomar clases de castellano, pero lo dejó en su momento. Fue recién, cuando tomó la decisión de ser un peruano, que retomó las clases junto con su esposa Alessia. Además, también solicitó un curso de la historia del Perú y allí encontró algunos aportes de italianos en nuestro país.
“Supe de la vida y traición al inca Atahualpa y su encuentro con el castellano Francisco Pizarro y, ahora mismo, me encuentro leyendo una versión de la biografía de Túpac Amaru II. Sigo admirando su enorme sacrificio por la libertad y el imposible sufrimiento de su ejecución y la de sus parientes”, se puede leer en su libro.
“Leí con sincero aprecio sobre el aporte de los italianos al Perú. Por ejemplo, sobre Claudio Rebagliati, un director de orquesta nacido en la región de Liguria, a quien se le debe la versión final del Himno Nacional —lo que creo que es bastante importante—, pues la composición original fue arreglada por él en 1869, por pedido del propio autor, el maestro José Bernardo Alcedo”.
También menciona a Giuseppe Garibaldi, un individuo esencial en la historia de Italia, llamado también el ‘Padre de la Patria’. Este personaje, quien fue uno de los principales impulsores del proceso de unificación del país conseguido en 1870, vivió algunos años en el Perú al punto de nacionalizarse para obtener la licencia de capitán de barco. El ítalo-peruano vivió exactamente en la esquina del Jirón de la Unión y la alameda Chabuca Granda, según se cuenta en el libro.
Además, señala su admiración por uno de los héroes del Perú, Francisco Bolognesi, quien también tuvo padre italiano. “Fue en esas lecciones que descubrí el sacrificio del coronel Francisco Bolognesi y me convertí en un gran admirador suyo. Al igual que yo, Bolognesi fue un hijo de italiano con una dama peruana. Repasé su vida, me impresionó mucho el testimonio de su valor sin límites. Leí varias veces sus comunicaciones telegráficas, donde expresaba sus decisiones resueltas. Iba a dar la vida si fuera necesario. Era exactamente el ejemplo que necesitaba seguir para continuar. Cualquiera, en su lugar, hubiera abandonado la empresa de defender el morro de Arica y, a pesar de la enorme desventaja que se presentaba frente a él y sus hombres, decidió resistir. Pensé en su actitud y en la frase emblemática que lo hace inconfundible y he hecho mía: ¡Nos quedamos aquí hasta morir para defender nuestra tierra! ¡Hasta quemar el último cartucho!”
A partir de estos personales italianos relacionados con el Perú y de haberse enamorado de las historias peruanas, las comidas, la cultura, la gastronomía y otras cosas más, Gianluca Lapadula define a un peruano desde la camiseta ‘blanquirroja’.
“Por eso, cuando por fin pisé nuestro país, una parte de ese espíritu había comenzado a flamear, como una llama que poco a poco se va encendiendo. Solo así, lo entiendo, se adquiere un compromiso. A través del conocimiento nace el mejor amor. Mi madre me dijo que me enamoraría. Vaya que era verdad. Pero fue más que eso. Me he apasionado. Cada vez que tengo un amigo que vale la pena le envío una camiseta con una firma. No es cualquier prenda. Detrás de la franja hay decenas de miles de gritos de esperanza. Hay relatos que contar, lágrimas que secar, glorias y derrotas. La blanquirroja resume lo que es ser un peruano: la pasión, el valor, la resistencia, la perseverancia, la calidez. ¿Cómo no enamorarse de todo ello?”, se puede leer en el primer capítulo.
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