¿Qué podría llevarte a matar a la mujer con la que te vas a casar en poco tiempo? ¿A la que se supone que es el amor de tu vida? ¿A la que le ibas a prometer ante la ley de Dios y de los hombres que la ibas a cuidar de todo mal para siempre? Hay casos que escapan de toda lógica y el caso del argentino Ariel Valdivia Magallanes es una de esas.
El 26 de diciembre de 2012 todavía se ha quedado en la memoria de los vecinos de la urbanización Balconcillo, el distrito limeño de La Victoria, como unos los capítulos más horrendos de su historia.
Todo comenzó un año antes, en 2022. Cuando el ciudadano argentino decidió venir a al Perú para conocer personalmente a la abogada Kharime Benvenuto, pues ya lo habían hecho, vía Internet, y todo parecía que eran almas gemelas. Cosas del destino.
Con el correr del tiempo esa amistad se convirtió en algo más serio y en agosto de 2012, la hasta entonces feliz pareja decidió dar un paso más en su relación y acordaron contraer nupcias. La fecha elegida era el 16 de febrero de 2013. Así que comenzaron los preparativos porque la fecha se acercaba.
Sin embargo, con el transcurrir de los días y meses, la actitud de Valdivia Magallanes cambió radicalmente. De ser el atento, servicial y amoroso pasó a ser hosco, retraído y con malas reacciones.
Según varios testigos de la relación la joven abogada, que se laboraba en el Tribunal Constitucional, dudó de su pareja y decidió finalizar el amorío por el ”comportamiento obsesivo” que mostraba el argentino. Aunque no solo se encontró con la negativa del rioplatense, sino que Ariel comenzó a sospechar que lo engañaban con otro hombre.
Esta idea se iba instalando en su cabeza poco a poco. Eso, junto a su ya evidente adicción a las drogas, iban gestando el cóctel para el baño de sangre que ocurriría después.
HORRIBLE NAVIDAD
Hasta que llegó diciembre y las fiestas de fin de año parecieron menguar la tensa relación que ya vivía le pareja que decidió pasar Navidad como una familia. Aún los planes de boda no se habían cancelado y esta era una buena oportunidad para reconstruir todo y encaminarse a la felicidad. No obstante, ocurriría todo lo contrario.
La familia entera Kharime Benvenuto, su madre Gregoria Rojas y su hermano Jules Tuesta, acompañaron a la pareja esa Nochebuena. Primero la cena, y luego el brindis. Hubo una pequeña celebración que duró desde las 7 de la noche hasta las 10 de la mañana del día siguiente.
Según relata la investigación policial, Kharime encontró a su prometido drogándose, por lo que le criminó con dureza el hecho. Esa fue la chispa que encendió la pradera.
Ariel Valdivia Magallanes, influenciado por el consumo excesivo de alcohol y la ingesta de sustancias ilegales, reaccionó con violencia y la atacó con un cuchillo de 30 centímetros, provocándole con 14 puñaladas varias heridas mortales en el rosto, tórax y yugular.
Los gritos desesperados de ayuda de la joven alertaron, primero a la madre, Gregoria Rojas, que, al ver el baño de sangre, intentó defender a su hija mayor, pero corrió la misma suerte al recibir 20 heridas punzocortantes que le produjeron la muerte de manera instantánea.
Finalmente, el hermano menor, Jules Tuesta, también fue a socorrer a sus familiares pero el destino le aguardaba el mismo final que a ellas. En total, fueron 17 puñaladas las que acabaron con él; y un total de 51 puñaladas la que terminó con toda la familia.
Los primeros vecinos en llegar a la escena, y luego la misma policía, encontraron a Valdivia Magallanes semidesnudo en un rincón del apartamento y solo con ropa interior. Estaba manchado de sangre, al igual que el resto del departamento. Apenas vio a las autoridades les dijo: “Me enfrenté a él”, queriendo culpar a su cuñado de la masacre que acababa de ocurrir.
Así que al instante, el confeso asesino fue llevado al hospital Dos de Mayo para curarle sus heridas. En ese lugar, los doctores confirmaron que había consumido drogas y no hallaron ninguna huella del forcejeo que en un primer instante dijo sostener.
De vuelta en la escena del crimen, las autoridades no encontraron evidencia alguna de lo que les había señalado el argentino. Pues también apuntó que su cuñado lo había atado de pies y manos para atacar a su madre y a su hermana mayor. No había ni sogas ni huellas de atadura. La débil defensa se caía como un castillo de naipes.
SENTIMIENTOS POR LA MAMÁ
Una de las teorías que esbozó la policía para llegar a este fatal desenlace fue que Kharime Benvenuto le habría confesado sus sospechas que él tendría sentimientos por su madre. Al parecer, esta situación provocó su reacción violenta, cogió el arma homicida y comenzó el salvaje ataque.
De acuerdo con las pericias psicológicas de los especialistas de la División de homicidios de la Policía Nacional del Perú (PNP), Ariel Valdivia Magallanes es “una persona egocéntrica que no resiste las críticas de los demás y que se siente agraviada. Además, tiende a la violencia”.
Desde entonces purga una larga condena en el penal de Piedras Gordas en Ancón, acusado de feminicidio y homicidio calificado.
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