Hace 32 años, el 9 de julio de 1990, ocurrió un hecho sorprendente en el país. 47 terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) y su cabecilla, Víctor Polay Campos ‘Camarada Rolando’, se fugaron del penal de alta seguridad de Castro Castro. ¿Por qué medio? Un túnel con sistema de electricidad instalado.
Entre los prófugos estaban Alberto Gálvez Olaechea, a quien se le acusaba de ser el financista del grupo, y Lucero Cumpa Miranda, encargada de la jefatura de las milicias y de los comandos subversivos.
Este fue un golpe duro no solo para la lucha antisubversiva, sino también para la institucionalidad del país y el gobierno de Alan García - a 12 días de entregar el mando a Alberto Fujimori.
EL MRTA
Héctor Huerto Vizcarra, especialista en Historia y editor de la Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú (Editorial UPC), conversó con Infobae Perú y contó que el MRTA empezó a organizarse a partir de 1983. Desde 1984 se rebelan contra el Estado Peruano. Su primer atentado se produjo el 22 de enero de 1984, donde atacaron una comisaría en Villa El Salvador.
“A partir de ahí, todo lo que intentan es abrir su propio camino en la lucha armada, diferente al que se había planteado Sendero Luminoso años antes. El MRTA es un grupo subversivo, tiene lineamientos ideológicos distintos a los de Sendero”, contó el historiador.
El MRTA seguía el modelo clásico de lucha de guerrilla, inspirada en la Revolución Cubana. “En teoría, (seguía) todos los patrones de lucha planteados por las leyes internacionales de Ginebra”, expresó Huerto Vizcarra.
El grupo terrorista cometió atrocidades y violaciones a los derechos humanos. Una de ellas fue la matanza del 31 de mayo de 1989 en Tarapoto, donde asesinaron a 8 personas gays y travestis en una discoteca. También realizaron secuestros a varios empresarios y políticos de la época.
Víctor Polay Campos había sido detenido en febrero de 1989, en el hotel de Turistas de Huancayo, al lado de su entonces conviviente Rosa Luz Padilla, quien también huyó con él por el túnel de Castro Castro. Ambos estaban siendo sometidos a juicio cuando huyeron. Se solicitaba 20 años de prisión para el cabecilla, por los delitos de terrorismo, homicidio y secuestro.
LA FUGA
El 9 de julio de 1990 se descubrió el túnel y la fuga de los terroristas, pero este había sido construido y planeado desde hace meses. Era un túnel de concreto armado de unos 250 metros de largo, un metro y medio de diámetro y ocho metros de profundidad. Este conectaba el penal con una vivienda aledaña, la cual habían comprado. Desde ahí realizaron los trabajos de excavación con apoyo técnico y profesional durante casi un año.
Para llegar hasta el pabellón ‘emerretista’ y así reunirse con los prófugos, Polay Campos tuvo que haber pasado por al menos tres controles policiales.
Un día después de la fuga, medios de comunicación divulgaron más detalles del túnel. Se reveló que tenía un novísimo sistema eléctrico, extractores de aire, escaleras y una serie de equipos diversos. Cuando fue descubierto, las luces estaban encendidas y era posible ver todo el interior, según dijeron voceros policiales.
GOLPE DURO A LA INSTITUCIONALIDAD
El acontecimiento despertó el rechazó de la opinión pública y los medios de prensa señalaron como responsables al entonces jefe del INPE, Víctor Miranda, y al ministro del Interior, Agustín Mantilla Campos.
El entonces presidente Alan García Pérez declaró, en una conferencia de prensa en Palacio de Gobierno, el mismo día y dijo que le resultaba penoso que “cientos de policías nacionales hayan rendido su vida y miles se hayan arriesgado diariamente para capturar a los subversivos, mientras que quienes tienen a su cargo resguardar a los capturados, no tengan la suficiente calidad y eficiencia para hacer un seguimiento claro del resguardo”.
“En cuanto a la lucha contra el terrorismo, fue un revés clarísimo de debilidad del Estado frente a estos grupos subversivos. Pero, en términos políticos, supuso un golpe muy fuerte a la institucionalidad estatal y de las instituciones partidarias”, explicó Héctor Huerto Vizcarra.
Según el historiador, este hecho sería utilizado por Alberto Fujimori para aumentar la desconfianza por los partidos “tradicionales” y luego justificar el autogolpe de 1992 en la falta de institucionalidad.
“Para inicios de los noventa existía la posibilidad de que (Sendero Luminoso y el MRTA tomen el poder), era una posibilidad real y eso nos olvidamos ahora. Esta fuga dinamitó lo que quedaba de la institucionalidad política peruana, que ya venía afectada por una década muy dura, por la violencia armada y la crisis económica”, dijo el editor de la Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú.
“Esto permitió la llegada de un personaje como Alberto Fujimori y sus fundamentos. Entonces, es importante que lo tengamos en cuenta, porque si no somos capaces de fortalecer nuestra propia intencionalidad en la actualidad, en un futuro no tendremos”, agregó.
LA VIVIENDA
El túnel llegaba a una vivienda aledaña al penal, la cual pertenecía a una joven pareja de esposos con una sobrina que el MRTA desapareció el día anterior. El lugar estaba lleno de varios walkie talkies, linternas y la ropa que usaban los reos dentro del penal. Personal policial especializado en la desactivación de explosivos inspeccionó el lugar y encontraron varias “trampas caza-bobos”.
Las investigaciones determinaron que miembros policiales, encargados del resguardo en la prisión, fueron cómplices de la huida.
Dos años después, Víctor Polay Campos fue recapturado, el 9 de junio de 1992, en una residencia en San Borja. Meses después, fue condenado por un tribunal ‘sin rostro’ a cadena perpetua. Pero, a fines del 2001, al caer el gobierno fujimorista, el Tribunal Constitucional anuló su condena.
En 2006, el proceso judicial determinó una pena de 32 años para Polay Campos y fue incrementada a 35 años, en el 2008. Actualmente, se encuentra recluido en el penal de máxima seguridad de la Base Naval del Callao.
SUPUESTA RELACIÓN CON EL APRA
Polay Campos había sido dirigente de la juventud aprista años anteriores a 1980, por lo que, al conocerse de la fuga, se consideró que el partido político podría haber estado involucrado.
“Polay Campos fue un dirigente de la juventud aprista, tuvo mucha cercanía con el propio Alan García, ambos hicieron su posgrado en Francia y me imagino que tenían también cierto grado de amistad. No olvidemos tampoco que, cuando Alan García es elegido presidente en 1985, el MRTA se pronuncia y declara que van a parar toda actividad de lucha guerrillera (...) porque le dieron la oportunidad al nuevo gobierno de implementar los cambios que ellos consideraban que el Perú necesitaba”, argumentó Huerto Vizcarra.
Sin embargo, el historiador considera que las conexiones con la fuga no son correctas, pues no existen pruebas.
“Cabe mencionar que la fuga, aparentemente, estaba planificada para realizarse luego del cambio de mando, y esto lo revela una de las dirigentes que tuvo una entrevista con Canal N. El hoyo fue descubierto por un recluso del penal y se vieron obligados a adelantar la fuga”, concluyó.
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