La muerte de dos jóvenes que trabajaban en inhumanas condiciones laborales en 2017 reveló una de las principales problemáticas del país: la informalidad. Pese al tiempo transcurrido desde esta tragedia, y en lugar de haber mejorado las condiciones para la formalización de las empresas peruanas, las cifras que revelan el estado de este fenómeno alcanzan niveles muy altos.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la informalidad se incrementó en 23,6% en comparación al año 2020. En Perú, esta problemática asciende a 76,8% y es considerada una de las cifras más elevadas en toda la región. Además, según cifras de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), en el 2017, por cada empresa formal se identificaban tres informales. Con la llegada de la pandemia, estas cifras aumentaron.
El Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo reveló este año que la informalidad afecta a más de 12 millones de peruanos a nivel nacional. Un dato importante mencionado por el viceministro del MTPE, Camilo León Castro, guarda relación con el avance de la lucha contra este problema. El escenario de la informalidad en el país es similar al de 10 años atrás. Es decir, en materia de formalización laboral, el Estado no ha representado avances considerables durante los últimos años.
¿CÓMO AFRONTAR LA INFORMALIDAD EN PERÚ?
De acuerdo al Banco Mundial, los altos niveles de informalidad en Latinoamérica están relacionados a las “fuertes cargas regulatorias y fiscales” que establecen los gobiernos. Además, la organización explicó que “la debilidad de las instituciones” han impulsado las altas tasas de un mercado informal en la región.
En comunicación con Infobae, la economista Mónica Muñoz-Nájar, de la Red de Estudios para el Desarrollo, precisó que la implementación de políticas públicas que fomenten la inversión contribuirá en el proceso de formalización de las empresas peruanas. La especialista resaltó la importancia de la inversión.
“Es necesario promover la formación de más empleos, más empresas. A veces se habla de legislación laboral, de los trabajos, del empleo y no habla tanto de las inversiones. Lo que nosotros necesitamos es promover que haya más empresas formales en el país y eso se logra solo con más inversión”, enfatizó.
La experta reveló que el panorama político que enfrenta el país representa un factor que perjudica el avance en materia económica, pues la crisis entre instituciones estatales genera un panorama de desconfianza en el país y eso impide a las empresas ingresar al mercado peruano.
“Todos debemos de tener en cuenta si realmente los peruanos quieren invertir. Nosotros mismos, ahora, probablemente ya no queremos invertir. Tenemos miedo de abrir un negocio porque la situación no nos transmite la confianza necesaria. Tenemos que trabajar más políticas públicas que promuevan más la inversión y la confianza en que vamos a poder invertir en un lugar estable con instituciones estables”, añadió.
Por su parte, Muñoz-Nájar también se refirió a los procesos de fiscalización de las empresas formales y dijo que es necesario emplear estrategias que permitan identificar hacia qué dirección se deben enfocar los esfuerzos de entidades como Sunafil para garantizar las correctas condiciones laborales para las personas.
“La fiscalización laboral tiene que ser más estratégica y lo que hemos visto ahora, incluso con unos cambios que hubo en las cabezas de Sunafil a principios de este año, es una tendencia a controlar más a las pocas empresas que son formales y, por ejemplo, los jóvenes en las Malvinas no trabajaban en empresas formales. Entonces justamente a ellos jamás les iba a llegar la fiscalización laboral”, sugirió.
LA INFORMALIDAD: UN PROBLEMA SOCIAL
Si bien la informalidad representa un factor negativo para la economía del país, esta problemática también afecta en gran medida la calidad de vida de los trabajadores, pues significa falta de reconocimiento de derechos laborales, beneficios sociales y condiciones dignas de labores.
El estudio Causas y consecuencias de la informalidad en el Perú, del Banco Central de Reserva del Perú, informó que la informalidad laboral es motivo de preocupación porque pone al trabajador en un estado de desprotección ante el Estado. “Pertenecer al sector informal supone estar al margen de las cargas tributarias y normas legales, pero también implica no contar con la protección y los servicios que el Estado puede ofrecer”, señaló.
Asimismo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) mencionó que esta problemática social y económica caracteriza a gran parte de la región latinoamericana. Esta institución afirmó que la informalidad perjudica principalmente a la seguridad social de los trabajadores, pues ofrece precarias condiciones laborales.
“Casi la mitad del total de la fuerza de trabajo de la región trabaja en condiciones caracterizadas por ese complejo, heterogéneo y persistente fenómeno de empleos de baja calidad, de muy baja productividad, y no cubiertos por la seguridad social ni los derechos laborales que se conoce como el empleo informal”, indicó.
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