El periodista César Hildebrandt, en su columna semanal del semanario Hildebrandt en sus Trece, se refirió al presidente de la República, Pedro Castillo, a quien llamó “impostor” y culpó a la derecha y al fujimorismo de tener que haber elegido al representante de Perú Libre para que dirija el país.
El autor de Confesiones de un inquisidor criticó los discursos del jefe de Estado y recordó que el mandatario no habla quechua. “Castillo, en el mejor de los casos, farfulla, barbotea una lengua inventada y nacida en el desprecio por la cultura”, escribió.
El exconductor de televisión argumentó que tanto la derecha como la izquierda ha tenido “personalidades del saber y a escritores y oradores de nivel internacional”.
“Este es el país de Mariátegui y Haya de la Torre. El de Riva Agüero y Osma y Jorge Basadre. El de Túpac Amaru II, cuya proclama insurreccional es toda una pieza literaria, y Vallejo. No merecemos a un presidente que desperdició su vida y se dedicó a enseñar lo que no había aprendido. El indio y quechuahablante Julio César Tello nació en la miseria de Huarochirí en 1880 y fue el padre de la arqueología peruana”, manifestó.
Hildebrandt evocó que el presidente peruano había sido profesor y, si bien, “sería una desgracia”, el daño “tendría dimensiones comarcales y quizá hasta solución rápida: un cese fulminante”.
“Pero Castillo es el presidente que el Perú hubo de elegir para no caer en manos, otra vez, de la mafia fujimorista. Fue el candidato que la derecha coqueada impuso a los peruanos que no aceptaban la indignidad de votar por la hija de un dictador ladrón y asesino”, agregó.
El director de Hildebrandt en sus Trece expuso que el mandatario peruano “nos avergüenza de modo multitudinario cada vez que decide viajar” y propuso que el Congreso de la República que lo “dirigen los Acuña y las Chirinos no otorgue el permiso protocolar que se requiere para que el presidente pueda ausentarse del país. ¿Lo hará? Lo dudo. Los tours congresales son parte del canje de favores”.
César Hildebrandt no solo criticó que Castillo apenas pueda expresarse, sino que si está gobernando un país que se encuentra sumido en la crisis política, social y económica. “¿Puede llamarse gobierno al desorden, la desatención y la estupidez normada?”, expresó.
“Quienes pagan el pato, como siempre, son los pobres y los que habían dejado de serlo provisoriamente. La inflación puede llegar al 10 % a fin de año y la crisis de abastecimiento de productos alimentarios es una realidad inminente. La Contraloría, más idiota que nunca, acaba de anular la última compra de fertilizantes y el gobierno, más infeliz que casi siempre, acaba de aceptar esta nueva y suicida prórroga”, planteó.
Rememoró todos los escándalos que rodean al presidente en estos 11 meses de gobierno, sin haber llegado al año aún: “A esta colosal ineptitud hay que sumar las sombras de Sarratea, las fugas con tondero, los puentes adjudicados de antemano, las mentiras presidenciales dichas con cara de mosca muerta. La Chira parece la Costa del Sol si la comparamos con este paisaje de forajidos y abigeos convencidos de que el Estado es botín y que la tortilla volteada es plata fácil al bolsillo”.
Finalmente, Hildebrandt no le auguró un buen destino a este gobierno: “En otras palabras: la roña tiende a extender sus dominios. En resumen, la segunda ley de la termodinámica. O sea, Castillo y los suyos (y los otros)”.
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