Las parejas en el Perú están optando por la convivencia antes de dar el paso al matrimonio y según el reporte de la Sunarp solo el 30% de los casos llega a una boda. Por ello, entre enero y mayo del 2022, más de 1500 parejas registraron sus uniones de hecho ante la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos (Sunarp), superando en 14,33% a las del mismo periodo del 2021.
El ente registral añadió que la zona registral de Lima encabezó el listado de inscripciones de unión de hecho con 424, seguida de Trujillo (190), Arequipa (176), Tacna (120), Huancayo (113), Chiclayo (95), Piura (71), Cusco (71), Huaraz (62), Ica (52), Moyobamba (47), Pucallpa (44), Ayacucho (43) e Iquitos con (40).
Según se detalló, durante el 2021 y en medio de la emergencia sanitaria, 3,664 parejas decidieron inscribir su unión de hecho, siendo Lima la zona registral más activa con 985 convivencias registradas.
A continuación, se ubicaron las zonas registrales de Arequipa (427), Trujillo (410), Tacna (275), Chiclayo (253), Huancayo (233), Huaraz (174), Piura (165), Cusco (149), Pucallpa (149), Moyobamba (135), Iquitos (120), Ica (108) y Ayacucho (81).
De acuerdo a la legislación peruana, la unión de hecho es la convivencia libre y voluntaria entre un hombre y una mujer libres de impedimento matrimonial, que haya durado por lo menos dos años continuos, para alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a los del matrimonio.
A diferencia del matrimonio, donde existe la opción de elegir entre el régimen de sociedad de gananciales y régimen patrimonial de separación de bienes, en la unión de hecho se origina una sociedad de bienes, es decir, que todos los bienes y rentas obtenidas durante la vigencia de la convivencia pertenecen a los cónyuges en partes iguales.
Para hacer efectiva la unión de hecho, que en la práctica es una especie de matrimonio informal, debe inscribirse en el Registro Personal de la Superintendencia Nacional de los registros Públicos (Sunarp) para garantizar el reconocimiento de los derechos de ambos convivientes.
En esa línea, la Sunarp explicó que, al inscribir la convivencia, la pareja precisa la fecha de inicio de la relación, así como la de su finalización -en caso se produjera-, ello con el objetivo de diferenciar con exactitud los bienes muebles e inmuebles que les corresponden a cada uno y evitar una injusta redistribución de su patrimonio.
De acuerdo al psicólogo Manuel Saravia, el matrimonio no genera ninguna motivación para las parejas que están optando por la convivencia. “Las personas que conviven con la intención de casarse desconocen que en el 70% de los casos eso no sucede, porque en esta etapa empiezan a darse los problemas propios de una relación de dos personas que están compartiendo su vida”.
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