Las expectativas de los peruanos por la situación política, económica y social del país está empeorando a raíz de los cuestionamientos al presidente Pedro Castillo y la crisis de los fertilizantes en el país. Ello fue documentado por la reciente encuesta de Activa, que señaló que el 90% de los peruanos considera que el país está estancado o retrocediendo.
Esto quiere decir que 9 de cada 10 peruanos considera que el país no está avanzando, en todos los aspectos: políticos, económicos, sociales, entre otros. Dentro de este grupo, hay un 50% que considera que el país está estancado, mientras que un 40% cree que el país está en retroceso.
Las cifras de la encuesta de Activa plantearon que el mayor descontento vino del sector A (53% estancado, 40% en retroceso), seguido el sector B (51% estancado, 43 en retroceso), C (47% estancado, 43% en retroceso) y el sector E (54% estancado, 33% en retroceso).
Además, un 65% de la población considera que el país va en dirección incorrecta, con respecto a temas políticos, económicos, sociales, entre otros.
Esta idea es mayor las personas del sector socioeconómico A (80%), seguido del sector B(75%), luego el sector C (67%). Además, el porcentaje en Lima es del 70% y en provincias, del 62%.
Por su parte, Máximo Torero Cullen, economista jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), también considera que el país se está volviendo débil. Esto especialmente por la coyuntura de crisis alimentaria internacional.
“En un país ideal, no importa quién sea el presidente si se tiene una institucionalidad que permita avanzar. Pero en eso el Perú está cada vez más débil. Hay que trabajar fuerte para recuperar eso, porque este no es un momento de juegos”, declaró a El Comercio.
“Después del COVID-19, quien fuera el ministro de Economía no tenía que hacer nada, la economía iba a recuperarse y crecer, no había dudas al respecto, porque el país estaba bien financieramente (...). El ministro tenía que sentarse y mirar cómo la curva subía. Pero, bueno, hicimos lo opuesto”, expresó.
AUMENTA PERCEPCIÓN NEGATIVA SOBRE LA ECONOMÍA
Por otro lado, la encuesta también arrojó que la percepción negativa con respecto a la economía ha aumentado. Antes, 39% pensaban que la situación económica dentro de un año sería peor, pero la cifra ahora subió a 47%.
A esta cifra se le puede sumar el 26% de personas que considera que en los próximos 12 meses la economía seguirá igual y el 73% que cree que la situación económica no va a mejorar en un período similar a este en el 2023.
El sector A es el que encabeza esta forma de pensar con un 51%. Le sigue el sector C, con un 49%; y el sector B, con un 47%. Luego se ubican el sector D y E, ambos con un 44% cada uno.
El economista Torero Cullen señala que le preocupa el tema de los fertilizantes, ya que podría agravar la situación prevista para el 2023.
“Es una desgracia lo que está pasando en el Perú. ¿Qué es lo que el Perú importa más de Rusia? Nitrógeno. Si no solucionamos el problema de fertilizantes de Rusia, que ha puesto una barrera a la exportación, (...) el mundo va a producir menos”, dijo.
“(...) ¿Qué va a pasar en el Perú si no logran traer todos los fertilizantes que se necesitan? Toda la productividad de los productos de alto valor del Perú va a caer. (...) México ha empezado a producir nitrógeno ahora, porque también tiene petróleo. El Perú podría haberlo hecho con el gas”, acotó.
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OPTIMISMO EN ECONOMÍA FAMILIAR
Sin embargo, los peruanos sí mostraron más optimismo cuando fueron consultados sobre su economía familiar. En este sentido, un 40.1% de personas considera que su situación estará mejor o mucho mejor dentro de un año. El sector más optimista fue el D, con un 41%. Además, el mayor porcentaje de optimismo, con respecto a regiones, se encontró en Lima (68%) y en otras regiones la tasa era del 42%.
Esto se podría deber a la cantidad de personas que laboran o consiguieron trabajo este año. De los encuestados, el 48% afirmó que actualmente labora de manera presencial y solo el 12% hace trabajo remoto.
Pero aun así, existe un gran sector de la población que no ha podido recuperarse, Torero Cullen sostiene que uno de los impactos más fuerte en la economía y bienestar de las personas es el trabajo y alimentación.
“En el imaginario colectivo local, el hambre se concentra en las zonas rurales pobres de las alturas andinas o en las comunidades amazónicas. (...) Hay un grupo muy grande de la población que ganaba plata y que dejó de ganarla, y además quemó su capital de trabajo”, expresó.
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