Al cumplirse 115 años de la Sociedad Filarmónica de Lima, su director, Salomón Lerner Febres, resalta la presencia de la música en los momentos más importantes de nuestra existencia. En su caso, incluso cuando estuvo a cargo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Así lo recuerda en conversación con Infobae al mismo tiempo que plantea salidas para la crisis política, económica y social que afronta nuestro país.
¿Por qué resulta importante acercar la música a la ciudadanía?
Porque entiendo que la música constituye una dimensión muy importante de la espiritualidad del ser humano. En nuestra formación, querámoslo o no, existe un pasado del cual somos herederos. En esa historia que nos brinda identidad hay una serie de aportes riquísimos que conforman nuestra cultura actual. Ahí está la música y grandes compositores como Bach, Beethoven y Mozart. Esto responde a una vocación natural que debería ser escuchada y respondida por la sociedad y las instituciones facilitando su enseñanza y formación en estos valores que son arte, creación y formación de la personalidad.
Aunque no lo notemos, la música influye mucho en los caminos que toma la sociedad.
Sin música no creo que podamos existir y no habla necesariamente de la clásica. Nietzsche planteaba la tesis de la voluntad del poder y decía que dentro de las artes la música es aquella que mejor expresa este deseo de conservar lo bueno e ir más lejos. Todos los días andamos rodeados de música y la reconocemos en circunstancias personales. Muchas veces es la música la que marca los momentos más importantes de nuestras vidas.
¿Es partidario de la idea que señala que los géneros musicales que surgen representan a un generación en un momento determinado de nuestra historia?
Dentro de nuestra epidermis está la música anterior ayudando a que compongamos la música que corresponde a nuestros días y tratando de establecer comunión con ella. Pienso en la escena final de “El gatopardo” (1963) donde Burt Lancaster y Claudia Cardinale bailan un vals de Dimitri Shostakovich (1906-1975). Su música no solo se vincula con el tiempo, sino que la trasciende y lo expresa.
El cine ha logrado vincular a las personas con la música, pero ¿por qué a sus 115 años la Sociedad Filarmónica de Lima todavía se siente tan lejana de las masas?
Quizás porque no se ha trabajado lo suficiente desde el punto de vista educativo. Aquí desgraciadamente la música ha estado asociada con la pobreza y los románticos y eso no está bien. La música no es solo una especie de lujo que se dan los ricos o una necesidad que tienen que asumir los pobres. Es pan para todos. Hay modos de enseñar los distintos momentos de la historia a través de la música. La religión, por ejemplo, sería más aceptada y comprendida, quizás no racionalmente, pero sí emocionalmente. Los estudiantes deberían escuchar la “Misa en Si menor” de Bach o “El mesías” de Handel. El espíritu de revuelta y romántico está ilustrado en Beethoven. Escucharlo es colocarse en la época de la posrevolución francesa.
En el caso del Perú, ¿qué piezas utilizaría para enseñar nuestra historia reciente?
Es una pregunta complicada, pero hay composiciones de Andrés Sas que nos hablan en ópera y en un cierto lenguaje del pasado más autóctono. Han surgido compositores como Celso Garrido Lecca que tiene sinfonías con algo de peruano, pero también universal. Tenemos grandes músicos a quienes hay que darle cuidado y oportunidad de perfeccionamiento en el extranjero.
Al mencionar historia reciente pensaba en las últimas dos décadas del siglo XX ¿Durante su labor en la CVR qué temas descubrió que le ayudaron en su trabajo?
Descubrí una serie de rituales que tienen que ver con la música y escenas de la vida cotidiana vinculadas a usos y hábitos andinos. A través de estos se expresaba el dolor y sentir de las personas, era una manera de llorar y entender lo que habían sufrido. Pienso en Yuyachkani y creo que toda esa experiencia terrible algún día será recogida por quien quiera describir y al mismo tiempo criticar ese periodo negro de nuestra historia.
¿La música puede ser un elemento que ayuda a tener una discusión alturada sobre lo que sucedió en aquella época?
Espero que sí. Ello supone mentalidades que maduren y que no establezcan estereotipos. Es lo que ha sucedido con “Flor de retama” que fue compuesta antes de que surgiera Sendero Luminoso. La cantaron los senderistas, pero no la hace una composición maldita. Hay que entender las cosas, no confundirlas y tener discusiones de buena fe.
Entonces, ¿cómo combatir la desinformación que circula sobre aquella época?
Nuevamente volvemos a la educación. Recuerdo que fui citado al congreso en el 2008. En la Comisión de Defensa, Mercedes Cabanillas, el almirante Luis Giampietri y otros parlamentarios fueron muy agresivos. Criticaron sin haber leído el informe porque a los políticos no les convenía recordar su inacción frente a Sendero. Tampoco convenía a las FF.AA. y la Policía porque si bien nos defendieron, cometieron crímenes de lesa humanidad. Lo sucedido en aquellos años debemos enseñarlo de modo razonable, objetivo e inteligente en las escuelas.
Teniendo en cuenta que la historia suele ser repetitiva, ¿qué le espera al Perú tras la crisis que hoy vive?
El único modo de sobrevivir a la crisis es a través de una toma colectiva de conciencia que exprese una fuerza que aconseje u obligue a tomar mejores medidas.
¿Una respuesta ciudadana?
Exacto. No veo otro camino puesto que los partidos políticos han perdido credibilidad. Hoy son tantos que no son ninguno. Se requiere personas honestas e idóneas, pero también un pueblo perceptivo que no esté esperando el sufrimiento material para decir que queremos cambiar.
¿No cree que existe el peligro que esta reacción ciudadana termine, una vez más, encumbrando a un caudillo?
Es verdad. Dependerá si es que no es aprovechado por una o dos personas que se hagan los abanderados. Se trata de un consenso mayor. Hay múltiples figuras del ámbito académico, político, profesional y económico que pueden formar un equipo muy homogéneo sin esta especie de egoísmos personales.
En la ciudadanía se han ido formando colectivos desde los más progresistas hasta los más conservadores. ¿En quién tiene mayor confianza usted?
En ninguno. Aquellos que tomen distancia de los radicalismos son los que nos van a librar de ellos.
¿Un centro político entonces?
Sí
Pero en las últimas elecciones el centro fue liquidado.
¿Cuándo ha existido un centro político?
No fueron pocos los que se proclamaron parte de un centro en las elecciones del 2021 y los ganadores fueron los extremos.
Quizás ese centro no estuvo bien representado, no expresó bien cuáles eran sus metas. Ya no conozco mucho de política interna, pero una agrupación como el Partido Morado con otro líder hubiera tenido otra dimensión hoy. Se corre el riesgo de que el que conduce se convierta en dueño y señor. Se necesitan políticos que entiendan que poder es deber y servicio. No servirse. Eso no se ha entendido en nuestra política.
La tarea será ir en busca de esa agrupación.
Es una búsqueda permanente.
Si pudiera recomendar piezas musicales para que nuestra clase política reaccione, ¿cuáles serían?
El “Réquiem” de Mozart para que piensen en la muerte y sepan que son mortales. Para que comprendan que hay una luz superior y divina que puede llenar de luminosidad el hecho de morir. También a Beethoven y su cuarto movimiento de la novena sinfonía que es “El himno a la alegría” cuyo mensaje es que todos somos hermanos y debemos buscar la paz y el desarrollo. Pero también “Carmina Burana” para que se sientan removidos, así como algunas óperas donde la soberbia y la superioridad se ven castigadas.
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La Sociedad Filarmónica de Lima inició su Temporada de abono hasta octubre de este año.
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