La congresista por la bancada Bloque Magisterial de Concertación Nacional, Francis Paredes Castro, presentó un proyecto de ley en pro de los animales. Este busca que las mascotas tengan un microchip o un elemento tecnológico que permita que sean ubicados en caso de pérdidas, robos y/o ventas ilegales.
“La identificación de animales contribuirá a reducir el tono, tráfico de animales, venta clandestina de animales, los abandonos, evitar el sacrificio innecesario de animales, identificación plena de la propiedad animal y determinar la responsabilidad de su dueño o cuidador”, señala en la propuesta parlamentaria.
Este proyecto, en beneficio de los animales y cuidadores, señala que esta implementación tecnológica ofrecería la funcionabilidad y seguridad necesaria para permitir la ubicación y rastreo efectivo de las mascotas; además, esta también contempla la protección de animales silvestres.
“Todas las especies de animales vertebrados domésticos, los animales de compañía y los animales silvestres mantenidos en cautiverio. En caso de no contar con dueño los animales serán inscritos con los datos del albergue y/o zoológicos de la jurisdicción”, agregan.
Durante la exposición de motivos del proyecto, refieren que el uso de microchips para la identificación, se ha realizado en países como Francia, Suecia, España, México, entre otros. Además, se indicó que, al inicio, esta modalidad se utilizaba para la identificación de razas de los animales; sin embargo, ya tiene nuevos fines. “Inicialmente se utilizó el microchip con el propósito de formar un registro para reconocer la pureza racial de perros y gatos, actualmente sus propiedades de rastreo y la identificación de otros datos del animal de árbol genealógico”, refieren.
La iniciativa también resalta que gran parte del continente europeo viene empleando microchips en animales, así como implantes electrónicos, puesto que los gobiernos de dichos países establecen que es obligatorio el uso de un implemento identificador.
El fenómeno de la venta ilegal de animales viene siendo una problemática desde hace décadas. Pese a que autoridades buscan resolverlo, aún hay lugares que trafican animales domésticos y silvestres.
VENTA DE ANIMALES
El Jr. Ayacucho, ubicado en el Centro de Lima, es un lugar muy conocido y concurrido para quienes buscan comprar y vender animales a un costo “económico”. En esta calle suelen ofrecerse perros, gatos, conejos, loros, periquitos, entre otros animales, incluyendo domésticos y silvestres.
Con los años, este jirón se ha convertido en sede del tráfico de animales; claramente, cambiando sus modalidades de oferta. Antiguamente, vendedores inescrupulosos cargaban a los animales en bolsas o mochilas; sin embargo, ahora los ofrecen por medio de catálogos.
Pese a las diferentes iniciativas y luchas para que la venta ilegal de animales termine, especialmente por las condiciones insalubres y deplorables en las que los mantienen, esta problemática se sigue realizando a vista de usuarios y autoridades.
La Municipalidad de Lima busca promover la adopción de mascotas y evitar la compra, puesto que, mediante esta, se promueve el tráfico de fauna. Por tal motivo, la MML publicó carteles en el jirón mencionado indicando: “la comercialización de animales domésticos es ilegal por la ordenanza 1855″ y/o “Rescátame de las calles, no contribuyas al maltrato animal”.
Pese a la promoción de la adopción en lugar de la compra, no existiría un marco regulatorio que sancione el comercio de animales. El portal Pólemos realizó un estudio, donde se evaluó la problemática que ocurre en el Jr. Ayacucho y los comerciantes de mascotas, identificando que autoridades de la zona no intervendrían para evitar la venta ilegal.
“La norma implícita que existe entre los miembros de fiscalización, serenazgo y controladores es dejar que la comercialización se realice, en tanto no sea muy evidente. A partir de esto, como muestra de interlegalidad se puede observar cómo confluyen dos espacios jurídicos: la de las autoridades estatales que deben imponer las normas ordinarias, pero que es atenuada por las propias normas que se llegan a formar por las relaciones entre las mismas autoridades, y las normas de los vendedores ilegales”, indican en el artículo.
Pese a que este hecho es persistente en la ciudad, no solo es de responsabilidad de los vendedores o autoridades; sino, de los ciudadanos, quienes, al comprar una mascota, continúan promoviendo la el comercio ilegal de estos. Es importante mencionar que muchos de los animales ofrecidos habrían padecido matrato y presentarían enfermedades como parvovirus, anemia, entre otros.