Joaquín Rosas, presidente de la Federación Nacional de Taxis y Colectivos (Fentac), afirmó que el precio de la gasolina se ha incrementado en más del doble de su valor inicial. Además, recalcó que esta alza ha afectado, en general, a todo el gremio; pero, con mayor incidencia, en zonas rurales.
“El Gobierno dice que va a masificar el gas natural, el GLP, pero eso es en Lima. ¿Qué pasa en las zonas rurales, en la sierra, en la selva donde no existe el GLP ni el GNV? Ellos son los más afectados […] porque sí o sí deben dar el servicio, y […] trabajan a gasolina […] Si antes estaba 10 soles con 70 céntimos, 11 soles, ahora está 27 soles, ha subido más del 100%”, señaló en diálogo con RPP.
Además, el funcionario indicó que el sector rural aún presenta fuerte resistencia para cambiar la gasolina por el gas natural, puesto que carecen de correcta información y desconocen sus beneficios.
“Hay una resistencia fuerte de las personas […] Lo que se necesita es una capacitación en diferentes lugares para que ellos puedan entender que el gas natural no malogra el vehículo, sino que hay que dar el buen uso al vehículo”, añadió.
Rosas también comentó sobre otra problemática, señalando que otro de los inconvenientes del uso del GLP en zonas rurales es la carencia de facilidades por parte del Gobierno para el proceso de conversión a Gas Natural.
“Entonces si no hay grifos, talleres donde se haga la conversión a gas, ¿Cómo se masifica? Y si las empresas quieren invertir les ponen tantas trabas y tanto tiempo que demora sacar las autorizaciones, entonces no estamos haciendo nada”, agregó.
Este espectro es contrario a lo que sucede en la capital, donde conductores optan por cambiar sus vehículos a GNV para reducir costos. Esta medida fue tomada porque desde el año pasado, el combustible viene presentando un alza de precios.
Pese a optar por el GNV, Rosas señaló que, en Lima, los taxistas que lo utilizan, también usan gasolina para “no malograr el vehículo”, por lo que el incremento del combustible también afectaría a vehículos a Gas Natural.
“El problema es que los vehículos, porque son convertidos a gas natural, siempre tienen que trabajar, en las mañanas, unos 10 minutos con gasolina. Y antes de guardar el vehículo, unos minutos más a gasolina. Si antiguamente, con el combustible a 10 soles, 11 soles echábamos 30 soles de gasolina a la semana, hoy estamos echando 100 hasta 120 soles semanales”, mencionó.
OTRO PROBLEMA: LA INFORMALIDAD
Rosas también señaló que, otra problemática con la que se enfrenta el gremio transportista, es la infomalidad. Pese a que hay cerca de 130 mil taxis registrados en la ATU, la realidad es que hay 300 mil taxistas informales en Lima y Callao. El experto señala que este espectro se da porque los conductores consideran que hay mucha más supervisión y fiscalización en el transporte formal.
Además, se refirió a las cousters y colectivos, quienes “no tienen ruta y van por donde quieren”. Señaló que los usuarios prefieren, en gran parte, el transporte informal porque no existe un transporte público eficaz.
“Por ejemplo, un taxi de San Juan de Lurigancho a Lima me va a cobrar 20, 25 soles. Un colectivo me cobra 5 soles. La gente en vez de irse en taxi prefiere irse en colectivo. Hay una necesidad de las personas porque tampoco hay un transporte público adecuado. Entonces la gente ve que hay pasajeros y hace colectivo, y lamentablemente nosotros somos sancionados”, explicó.
Añadido a esto, la inseguridad también afecta al gremio, quienes día a día se enfrentan a posibles cupos, asaltantes, y demás escenarios que interfieren en su labor y perjudican su economía.