La verdad es tan difícil de decir, que a veces se necesita algo ficticio para que sea creíble. Era 2012 y una joven cargada de ilusiones, ambiciones y deseos de salir adelante se presentó en un conocido programa en donde, por primera vez, ella sería la estrella. Ruth Thalía Sayas tenía tan solo 19 años cuando contó una verdad que posteriormente se convertiría en su verdugo.
Un sillón rojo, un polígrafo, un interrogatorio y un dinero de por medio fueron los ingredientes perfectos para seducir a la joven para contar pasajes muy personales de su vida y exponerlos en televisión nacional. Un formato para “entretener” al público los sábados por la noche fue el escenario de esta historia que terminó por sepultarla 6 metros bajo tierra.
Para el estreno del fenecido programa “El valor de la verdad” se presentó Ruth Thalía, sus padres y su novio, Bryan Romero Leiva. La dinámica de este espacio de Latina era responder un cuestionario de preguntas, las cuales habían sido previamente consultadas a la joven y corroboradas, a través de un polígrafo para la “veracidad” de las mismas. Ella solo tenía que contestar: verdadero o falso. Por cada nivel, este tendría un precio y el gran premio podría ser los 50 mil soles. De las 50 preguntas, 21 fueron las escogidas para que pronto todo el Perú se entere de su vida, algo que se podría decir se acerca más al morbo.
“¿Lo hiciste por contar una verdad o por el dinero?”, fue lo primero que el presentador Beto Ortiz le preguntó al entrar al famoso set de televisión y ella con una sonrisa inocente, temerosa, pero decidida, contestó que lo hizo porque aquella noche quería contar su verdad, una revelación que le cambiaría el rumbo de su vida por completo.
Todo marchaba bien, pero de un momento a otro las preguntas se volvieron cada vez más llamativas y crueles. Una de estas fue si se avergonzaba por el comportamiento de su familia, Ruth Thalía contestó afirmativamente; otra fue si estaba con Bryan hasta que llegara alguien mejor, la joven replicó que sí. Tal vez la más fuerte fue cuando admitió que había tenido sexo a cambio de dinero.
Cuando se acabó el programa, ella había conseguido la suma de 15 mil soles (cerca de 4 mil dólares), sin embargo, se acercaba la muerte.
Luego de “El valor de la verdad”, aparentemente todo estaba bien, Ruth Thalía continuó con su vida y volvió a la realidad: trabajar, estudiar y vivir con sus padres en el distrito de Huachipa, pero en la mente de Bryan se maquinaba una despiadada venganza, pues nunca le perdonó que haya quedado como un “tonto” a nivel nacional.
Tras las revelaciones de Ruth Thalía, la joven desapareció. Nadie sabía su paradero. Su madre, Vilma Sánchez, culpó a Bryan como el sospechoso de este desvanecimiento.
“Me sorprendió todo y me dejó en ridículo, como un cachudo”, había indicado el joven.
También aseguró que, después del “El valor de la verdad” no la había visto ni había tenido comunicación alguna con ella. Pero era mentira porque, según los testigos, Ruth Thalía conversó por el celular con él.
Se empezó una búsqueda incansable de la muchacha de 19 años. Sus padres, desesperados, iban a todos los canales de televisión, aunque ya no como invitados, sino como dos progenitores preocupados y desesperados.
Llamadas, denuncias policiales, vigilias en las noches, fueron algunas de las acciones que tomó la familia de Ruth Thalía para poder encontrarla. Sin embargo, no había rastro.
Un 24 de septiembre todo cambió. Una llamada alertó al padre y a la hermana de Ruth Thalía.
Después de once días de desaparecida, el cuerpo sin vida de la joven fue hallado en un hoyo de 6 metros de profundidad, en una casa ubicada en la comunidad campesina Viña de Media Luna, en Jicamarca.
La policía capturó a Bryan: odio, rencor y su deseo de obtener algo de ese dinero que había ganado su novia lo llevó a convertirse en un asesino. Las interrogantes, cada vez más intensas, hizo que no pueda más con la conciencia, liberara ese monstruo que llevaba por dentro y que lo hizo cometer el peor de los actos: matar a una persona.
El 22 de septiembre de 2012, 11 días después de la desaparición de Ruth Thalía, la policía lo citó para declarar a la División de Personas Desaparecidas de la PNP. Según los investigadores, luego de diversas contradicciones, lograron “quebrar” a Brian y que contó paso a paso su crimen.
Posteriormente, los oficiales se dirigieron con él hasta un descampado en la zona de Jicamarca. En ese terreno, a más de 6 metros de profundidad y debajo de una capa de cemento y piedras, se halló un cuerpo. El padre, que se encontraba en la zona alertado por la PNP, con el alma quebrada y los ánimos desvanecidos confirmó que era su hija.
La necropsia arrojó que la muerte de Ruth Thalía se debió a una asfixia mecánica por estrangulamiento y presentaba lesiones en todo el cuerpo por golpes. Tenía todo el rostro desfigurado. Además de ello, tenía una fractura en la clavícula y en la columna vertebral. No cabe duda que la habían agredido hasta quitarle la vida, hasta quitarle su último suspiro.
También se pudo conocer que el hígado de la joven estaba completamente inflamado debido a las sustancias tóxicas que había ingerido momentos antes de su muerte. En el cuarto del asesino y su expareja se encontró sangre. Hubo rastros de sangre en su mototaxi con el que ofrecía servicios en Huachipa.
Bryan cambió varias veces las versiones. En una primera confesión dijo que una persona, apodada ‘El Gordo’ le había ayudado a matar a su novia, que había sido esta persona quien le había quitado la vida a la joven y que él solo había sido un testigo encargado de llevar el cuerpo a este desolado lugar.
Después, aseguró que todo lo que había dicho era mentira y que este personaje nunca existió. Incluso, mencionó que él era el único responsable de la muerte de su expareja. Sin embargo, la policía no creyó en ninguna de estas versiones porque todas eran inexactas.
Tras largos juicios y procesos que se sometió el asesino confeso de Ruth Thalía, la justicia lo sentenció a 33 años de cárcel. Aunque los números nunca serán lo suficiente para castigar al feminicida de la joven. Desde ese entonces, la familia vive con el sabor amargo de la impunidad, luego de batallar por nueve años con el sistema de justicia del Perú.
“Esta decisión nos destroza, nos mata en vida, ¿qué podemos esperar de la justicia, de estos jueces y fiscales? Ahora nos vamos a organizar para realizar una marcha frente al Congreso para que dicten leyes más severas. Es indignante, todos los días matan, cometen feminicidios, pero la justicia no dice nada, la ley está hecha para los asesinos. La corrupción es terrible. Haremos llegar nuestra voz de protesta, no es dable”, expresó la madre de la víctima.
Estas fueron algunas de las declaraciones de Ruth Thalía que realizó en “El valor de la verdad”:
“Estoy aquí para decir la verdad a las personas que más quiero. Ese es mi mayor objetivo. Estoy lista para decir la verdad”.
”Mi hombre ideal tendría buena posición económica. No quiero lastimar a Bryan, lo quiero, pero no noto sus aspiraciones”.
”Guardo pan para mayo. He ahorrado una cantidad interesante, un poco más de lo que voy ganando (en el concurso)“.
Dato:
En este crimen de odio también estuvo involucrado el tío de Bryan Romero, Redy Leiva, quien fue condenado a 30 años de cárcel por ser cómplice y el que ayudó a maniobrar el crimen de Ruth Thalía.
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