La palabra hambruna ha cobrado relevancia durante los últimos días tras la alarmante portada de la revista The Economist. Además, un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) dio cuenta de alarmantes cifras en torno a la inseguridad alimentaria que viven millones de personas. Sin embargo, la información recopilada no tuvo en cuenta el impacto de la invasión rusa a Ucrania.
El jefe de la FAO, Máximo Torero, explicó al diario limeño El Comercio que la seguridad alimentaria tiene en cuenta dos mediciones. Por un lado está la inseguridad alimentaria aguda que es de corto plazo y la desnutrición crónica que resulta una consecuencia de largo plazo. “Hay 193 millones de personas con inseguridad alimentaria aguda, y más de 800 millones con desnutrición crónica. Aquí el incremento por el COVID-19 fue más o menos de 161 millones de personas el año pasado”, recalcó.
Lo que habría ocasionado estos cambios serían la variabilidad del clima, países en conflicto y el COVID-19. Este informe, por las fechas en la que fue elaborado, no tuvo en cuenta el impacto del conflicto entre Rusia y Ucrania; sin embargo, Torero señaló cuáles serían los peligros a enfrentar en un futuro cercano. “¿Qué es lo que el Perú importa más de Rusia? Nitrógeno. El nitrógeno es lo que más se necesita en la primera etapa, en la plantación”, señaló el jefe de la FAO.
De no solucionarse el problema con los fertilizantes, la caída de cereales no sucederá solo en los países en conflicto, sino que la producción en el mundo descenderá. “Entonces, ahí sí puedes tener una situación en la que tienes un problema de acceso –porque los precios van a subir–, pero también hay un problema de disponibilidad”,agregó el funcionario.
EL CASO PERUANO
Para Torero, el 2023 resulta un año preocupante si es que el Perú no logra conseguir los fertilizantes que requiere. El jefe de la FAO señaló que “toda la productividad de los productos de alto valor del Perú va a caer. Hablo de los espárragos, la fruta, las estrellas de nuestra agroexportación”. Por el momento, se estaría usando urea de pollo, pero Torero recalcó que este no resulta ser un equivalente a lo que realmente se necesita.
Desde el lado agrícola una solución sería brindar facilidades de importación de alimentos mientras que del lado comercial se debe enfocar en la reducción de pérdidas y desperdicios. “Tenemos una escala de seguridad alimentaria, con una batería de preguntas y una metodología que, al aplicarla a escala subnacional, nos permite identificar cuáles son los puntos de inseguridad alimentaria. Y eso puede ayudar mucho a gobiernos como el Perú a focalizar mejor el apoyo social”, resaltó Torero.
El representante de la FAO también recalcó que durante la última medición en el Perú encontraron “en zonas periurbanas unos niveles de hambruna que nunca habíamos visto antes en el Perú. La falta de ingresos en los hogares ha provocado que la calidad de la dieta descienda provocando problemas de nutrición. “Lo que vemos en Lima y Miraflores no es lo que está pasando en el Perú”, recalcó Máximo Torero.
El cambio climático, las sequías y enfermedades fueron señaladas por el jefe de la FAO como problemas que estarán siempre presentes, por ello recomendó “empezar a buscar mayor capacidad de resiliencia en los países” a fin de estar preparados para las crisis que se avecinan.
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