Ante la incertidumbre generada por la pandemia de la COVID-19, el desarrollo de vacunas brindó cierta dosis de esperanza a la humanidad. Fueron varios laboratorios y muchos científicos los que trabajaron en este proyecto, entre ellos Rolando Pajón, quien antes de sumarse al equipo de Moderna y compartir los avances logrados con la vacuna, escapó de Cuba, la isla que fue su hogar, pero donde también vivió opresión por parte del gobierno.
La salida de Pajón sucedió en 2007 y en conversación con Infobae señaló que respondió a dos motivos específicos. “El primero fue personal y era que quería un futuro diferente al mío para mis hijas. También estaban las aspiraciones profesionales y sabía que en la isla no las alcanzaría. Ahí sufrí la misma carencia de libertad y la opresión que sufren muchos científicos cubanos”, señaló.
Su paso por Estados Unidos y Canadá le permitió adquirir los conocimientos que buscaban sobre desarrollo y evolución clínica. No sería hasta el 2018 que se sumaría a las filas de Moderna desde donde trabajó con la tecnología de ARN mensajero, la misma que emplearía para el desarrollo de la vacuna contra la COVID-19. “No puedo decir que una parte de mi carrera fue más importante que la otra. Ha sido un contínuo desarrollo que me trajo hasta el momento en que hacía falta”, resaltó Pajón a este medio.
El científico asegura que le genera sentimientos encontrados saber que para el mundo es como un héroe, pero para su hogar, Cuba, es solo un traidor. “No me es fácil conversar sobre este tema”, señala Pajón con voz entrecortada, pero se repone para dar detalles de los avances logrados desde su equipo de trabajo para facilitar vacunas a quienes todavía no han tenido acceso a ellas.
MOMENTO DE LOS PEQUEÑOS
Tras la vacunación de adultos mayores, adultos, adolescentes y niños, queda pendiente atender aquellos entre 6 meses y 6 años. Los resultados de los estudios clínicos de esta vacuna ya han sido compartidos con la FDA, agencia que se reunirá el 15 de junio para culminar el proceso de revisión del producto desarrollado por Moderna. Ante ello, cabe preguntarse en qué se diferencia esta vacuna con las ya administradas.
“Absolutamente en nada”, señaló Pajón a Infobae. “La diferencia es la dosis, mientras que para adultos es 100 µg (microgramos) en cada inyección, para el grupo entre 6 meses y 6 años son dos dosis de 25 µg cada una en un intervalo de 28 días”, agregó. El motivo de la demora para atender a este grupo etario se debe al desarrollo de estudios clínicos que se han realizado durante los últimos meses.
Pajón señaló que la vacuna desarrollada por Moderna no necesita ser combinada con otra sustancia para su administración y que solo hará falta dos dosis para el grupo mencionado. “La respuesta inmune puede que caiga con el tiempo. La decisión de adicionar más dosis dependerá de las variantes de la COVID-19 que circulen en un futuro”, recalcó.
Las negociaciones con el Estado peruano para acceder a esta vacuna no han llegado a un acuerdo hasta el momento. Se espera que las autoridades sanitarias revisen las características de la vacuna pediátrica para llegar a un acuerdo. “Para que una vacuna salve vidas no basta con la ciencia”, aseguró Pajón. “Los científicos traemos las soluciones a la mesa, pero, en última instancia, somos cada uno de nosotros los que acabamos con la pandemia al ponernos la vacuna”, resaltó.
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