Su misteriosa desaparición causó extrañeza en sus padres, Don Carlos Rodríguez y Rosario Aybar, quienes no podían creer que su hija abandone a sus dos hijas para irse con otro hombre, como intentó hacer creer el padre de sus pequeñas, Bryan Villanueva. Fue un 23 de agosto de 2016 que no se supo más del rastro de Solsiret Rodríguez Aybar de solo 23 años. El caso fue denunciado ante la Policía Nacional, pero ninguna autoridad le tomó importancia, denigrando así el nombre de la activista por los derechos de la mujer.
La poca acción de las autoridades obligó a los padres de la joven a movilizarse por todos los medios de comunicación y hacer evidente la poca ayuda que estaban recibiendo por parte de la justicia. Así, participaron en marchas, organizaron vigilias e iban casa por casa, recorrieron calle a calle de todos los distritos de Lima poniendo carteles con la búsqueda de la estudiante de Sociología.
“Mamita, el martes voy a ir a almorzar. Prepárame pollo con maní que tanto me gusta”, fue la última vez que Rosario Aybar vio los ojos y el rostro de su hija. Pero el martes 23 de agosto de 2016, Bryan Villanueva, conviviente de Sol y padre de sus hijas, la llamó por teléfono y le dijo que su hija se había ido. “Desde ese día marqué tantas veces el celular de mi hija, pero nunca más me contestó”, recuerda.
La policía del Departamento de Investigación Criminal (Depincri) del Callao le dijo a don Carlos y doña Rosario que las personas adultas se van por voluntad propia y que ella debía estar con sus amigos y que esperen una semana para poner la denuncia. Regresaron a la dependencia policial siete días después y denunciaron. “Le voy diciendo que una desaparición no es necesariamente un delito”, le advirtió un oficial de la policía.
Durante un mes no hubo novedades, pero a su regreso a la comisaría de su distrito, el oficial que los atendió les informó que pedirá la geolocalización del celular de Solsiret. Tuvieron que esperar otros cuatro meses para ver los primeros resultados.
El pedido que se hizo fue la geolocalización del dispositivo móvil de Sol en tres días específicos: 23, 24 y 25 de agosto de 2016. La respuesta llegó en febrero de 2017 cuando el documento indicaba que el celular estuvo todo el tiempo en una vivienda ubicada en la Av. Colonial.
Fue una amarga sorpresa para los padres de la desaparecida mujer al notar que la dirección correspondía a la casa donde vivía Sol con su pareja, su cuñado Kevin y sus suegros. Las autoridades no quisieron intervenir y acusaron que ese informe “no era suficiente” para sospechar de alguna persona, mucho menos de la familia política de Solsiret.
Pasaron los meses y don Carlos y doña Rosario siguieron investigando por su cuenta, porque la policía no quería tomar el caso ni “complicarse”. Así pasaron tres años sin noticias ni rastros de la estudiante de sociología, mientras que sus verdaderos asesinos vívían tranquilos, pero no por mucho tiempo.
El caso fue trasladado a la división de homicidios de la Dirincri, cuyos especialistas realizaron pericias más detalladas y volvieron a pedir el registro de geolocalización a la empresa de telefonía, esta vez con especificaciones más concretas: los asesinos por fin tendrían nombre y apellido.
Luego de haber sido reportada como desaparecida, el chip de Solsiret había sido puesto en el equipo celular de Kevin Villanueva (hermano de Bryan) y en el de Andrea Aguirre (pareja de Kevin), quienes se convirtieron en los principales sospechosos.
El padre de Solsiret recordó que durante su ardua búsqueda preguntó al padre de sus nietos si sabía que algo malo le había pasado a su hija. “Le pregunté ‘tú sabes’, pero él insistió en que no, se negó”.
La clave para dar con los asesinos fue cuando en el nuevo informe de registro telefónico se pudo saber que el 21 de octubre del 2016 Andrea Aguirre hizo una llamada a una compañía telefónica y, haciéndose pasar por la desaparecida activista, pidió que eliminen su línea.
La policía tuvo pruebas suficientes para detener a Andrea y Kevin y en enero de 2020 se ordenó la detención preliminar de la pareja, lo cual se produjo un mes después.
A pesar de los interrogatorios, la ‘pareja del terror’ siguió el guión que habían ensayado: “Solsiret se había ido abandonando a sus hijos”. Hasta que los efectivos policiales a cargo del caso decidieron cambiar de estrategia y decidieron confrontar a Andrea con su propia voz que fue grabada durante su pedido de anulación de línea.
Tras verse acorralada, Andrea Aguirre empezó a confesar su cruel crimen. Manifestó que discutió con Solsiret en su departamento y en el forcejeo la joven madre cayó y se golpeó la cabeza, muriendo de inmediato.
Relató que llamó a Kevin Villanueva, quien llegó al domicilio ubicado en el distrito de Bellavista, y juntos empezaron a descuartizar el cadáver. Ella se quedó con la cabeza y parte de sus piernas, mientra que su pareja se llevó los restos a otro lado.
Con los restos de la activista en una mochila, Andrea se trasladó hasta su domicilio, ubicado en la cuadra 5 del Jirón Condesuyos (Cercado de Lima), donde puso la cabeza en un recipiente de plástico que dejó en la ducha, mientras que sus extremidades las escondió detrás de una cómoda, envueltas en un papel.
Cuando Kevin supo de esta acusación dijo: “ella es la criminal, va a tener que responder a todos por sus actos”.
Andrea siguió dando detalles escabrosos del crimen. Aseguró que cada cierto tiempo lavaba la cabeza y cambiaba de bolsa para nuevamente colocarla dentro del recipiente de plástico. Incluso llegó a sostener que se bañaba teniendo la cabeza de Solsiret a su lado.
Para los detectives de la División de Homicidios de la Dirincri, la pareja asesina ideó un plan para hacer creer a la familia que Solsiret abandonó su hogar y a sus hijos.
También levantó sospechas las remodelaciones hechas en el departamento, donde los agentes creyeron en su momento que el cuerpo de Solsiret fue cercenado. El piso fue cambiado y las paredes pintadas.
“Tenía la esperanza de encontrar a mi hija con vida. No encontrarla de esa manera, pero lo estoy asumiendo”, se lamentó Rosario Aybar en entrevista con Latina. “Tres años pasé como un muerto viviente buscando a mi hija por todos lados con la esperanza de hallarla. Estoy muerto, ya”, agregó don Carlos.
Carlos Morán, ministro del Interior en ese momento, se reunió con los padres de la víctima y pidió perdón en nombre del Estado por la ‘negligencia e insensibilidad’ que mostraron las autoridades del caso.
El exministro Carlos Basombrío, que estuvo a cargo de la cartera del Interior, cuando se supo de la desaparición de Solsiret, escribió en Twitter: “Veo que la Dirincri de la PNP elaboró ese informe y se lo envió a la congresista, quien a su vez, supongo, informó a la familia. No conocí más del tema. De acuerdo a lo que señalan fue un trabajo policial pésimo y hasta frívolo. Terrible frustración no haber sido útil”.
María Quicaño Bautista y Lucila Aliaga Gamarra, fiscales que estuvieron a cargo de la investigación del caso de Solsiret Rodríguez fueron investigadas en el 2020 por su pésimo desempeño en el crimen de la activista.
Los padres de la mujer asesinada denunciaron en varias ocasiones la inacción de las magistradas, por lo que luego fueron separadas y el caso cayó en manos del fiscal Jimmy Mansilla hasta el día de hoy.
Kevin Villanueva, al ser detenido por la Policía intentó negar cualquier relación con el asesinato de Solsiret, pero tras la confesión de Andrea Aguirre quiso cambiar el rumbo de la investigación y hacerse pasar como una víctima de las circunstancias.
En su declaración a los detectives de homicidios dijo que mantuvo una relación clandestina con su cuñada entre el 2014 y 2015 y que su pareja lo sabía y que ello habría motivado a que la esta planifique el asesinato.
Bryan Villanueva dijo a La República en el 2020 que no cree en nada de lo que confesó Andrea sobre que la muerte de su pareja haya sido un accidente. “Yo sé que esta cosa tan horrible que han hecho con Sol ha sido por odio”.
Los padres de Solsiret contaron a la justicia que su hija, antes de morir, les contó que Kevin Villanueva la acosaba sexualmente y que en una ocasión empujó la puerta y fue víctima de tocamientos indebidos, pero cuando delató al sujeto delante de su madre, esta le respondió: “tú te le has insinuado”.
Una vez con los asesinos confesos en prisión, la Policía Nacional siguió el rastro del celular de Solsiret y se descubrió las diferentes llamadas que Andrea Aguirre realizó, no solo a Kevin, sino también a Bryan Villanueva y a la madre de los implicados.
Otro sospechoso movimiento que llamó la atención de los detectives de homicidios fue el desplazamiento de Kevin por la Costa Verde durante la madrugada del 24 de agosto de 2016.
“Cuando se rastrea el dispositivo móvil este aparece por la zona de la Costanera, el acantilado. Se presume que el propósito de salir temprano habría sido con la finalidad de ocultar partes del cuerpo seccionado”, dijo un detective a cargo del caso.
Para la policía, Bryan Villanueva Castillo tiene mucho que ver en el caso de desaparición y asesinato de su pareja. Al igual que su madre, Yolanda Castillo García, es sospechosa de haber encubierto el crimen, pues tenían conocimiento del odio que la asesina sentía hacia la activista de ‘Ni una Menos’.
En el informe de la Policía ambos han sido incorporados en la investigación y el Ministerio Público también acogió la recomendación de las autoridades policiales.
Otra situación que sorprendió fue cuando Bryan Villanueva entregó a sus hijos a los padres de su pareja sin ningún problema y desde ese momento se ha desentendido de ellos.
Los examenes de necropsia hechos a los restos de la joven demostraron que fue golpeada con gran violencia con un objeto contundente, desbaratando la versión de la asesina, quien había dicho que Solsiret murió tras golpearse contra el lavatorio del baño.
A Solsiret le rompieron los huesos del rostro y la cabeza, presentaba lesiones en la región nasal y una fractura en el hueso parietal. En esta parte y en la región parietal se hallaron manchas de sangre.
Las investigaciones y el juicio de los asesinos se detuvieron debido a la pandemia COVID-19 y esta situación fue aprovechada por la defensa, quien dilató el caso hasta que se venza la prisión preventiva de sus defendidos.
Por ello, ayer martes, en sorpresiva decisión, el juez del Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria Permanente del Callao resolvió disponer la libertad de Andrea Aguirre y Kevin Villanueva, quienes habrían coludido para asesinar a Solsiret Rodríguez Aybar.
La defensa de ambos involucrados en el feminicidio de Solsiret, alegaron que se estaría incurriendo en un “exceso de carcelería” por lo que se tomó la decisión de dejarlos en libertad. No olvidemos que hace unos días el ministerio de la Mujer ya había alertado sobre la fecha de vencimiento de la prisión preventiva de estos dos jóvenes acusados de asesinato.
“La prisión preventiva de Kevin Villanueva y Andrea Aguirre, acusados por el crimen de Solsiret Rodríguez, se vence este 12 de mayo. La próxima audiencia es el 9 de mayo. Manifestamos nuestra preocupación por el riesgo de liberación de los acusados”, expresó la entidad.
Un punto que se lee en el documento registrado esta mañana, es que los acusados deberán pagar cada uno la suma de 60 mil soles, previo a la orden de excarcelación. Esto como parte de la medida de comparecencia con restricciones que les ha decretado.
“Lo prestación de una caución por el monto de sesenta mil soles para cada proceso, pago que deberá efectuarse como requisito previo a la orden de excarcelación que se debe dictaminar”, se lee en el documento.
La liberación de los asesinos hizo que el Ministerio de la Mujer y otras organizaciones afines a la defensa de los derechos y que luchan en contra de la violencia hacia la Mujer, alzaran su voz de protesta a través de las redes sociales y viralizaran el hashtag #JusticiaParaSolsiret.
“Existe una disposición de liberación, con pago de 60 mil soles de caución, a los dos implicados en el asesinato de la joven activista Solsiret Rodríguez. El posterior ocultamiento de sus restos, obstruyó el accionar de la justicia y generó zozobra en los familiares y amigas/os de la víctima”, sostuvo el Ministerio de la Mujer en un enérgico comunicado a través de las redes sociales.
“A partir de este caso emblemático, que despertó la indignación y solidaridad de la sociedad civil, se incorporó la desaparición de mujeres en las Alertas de Emergencia de la Policía Nacional del Perú y su reconocimiento como una manifestación de violencia de género en el reglamento de la Ley N° 30364″, recalca
“Exhortamos a las entidades del Sistema de Justicia que actúen de manera célere y con la debida diligencia frente a los casos de desapariciones y Feminicidio, a fin de garantizar el acceso a la justicia y evitar la impunidad”.
“Es un golpe a la familia de Solsiret, a sus amistades y al movimiento que luchó (por) encontrarla y por Justicia #JusticiaParaSolsiret”, expresó la ministra de la Mujer, Diana Miloslavic Tupac
Flora Tristán rechazó la excarcelación de Kevin Villanueva y Andrea Aguirre, y el incumplimiento de su pena privativa de libertad. “Exigimos justicia y reparación para familia de Solsiret”, expresaron.
“El Juzgado Penal ha impuesto reglas de conducta, para evitar el peligro de fuga de los acusados, esperamos estas sean supervisadas y que tanto Kevin Villanueva como Andrea Aguirre pronto sean sentenciados por el delito de feminicidio y encubrimiento real contra todos los responsables. Así mismo, reparación integral para la familia de Solsiret. Justicia que tarda no es justicia”, se lee en el comunicado, donde también expresan su solidaridad con la familia de la víctima.
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