“Que Dios nos ayude”: negocios cerrados, largas colas en los centros de abastos y aprender a endulzar alimentos con toffee, así fue el año del ‘fujishock’

Hace 32 años, en 1990, el entonces ministro de Economía y Finanzas durante el primer gobierno de Alberto Fujimori, Juan Carlos Hurtado Miller, anunció esta dura medida que marcó un antes y un después en la historia peruana. “No había otra solución”, dijo casi dos décadas después.

Guardar
Se formaron largas colas tras
Se formaron largas colas tras el anuncio del 'fujishock'. Foto: Archivo Histórico El Comercio

“¡Que Dios nos ayude!”. Esta frase que se quedó en el recuerdo, mente y corazón de los peruanos tras el recordado anuncio del “fujishock” en 1990. Cuatro palabras que a pesar que han transcurrido 32 años, se pide que no vuelva a repetir en la historia nacional económica.

Era el 8 de agosto de aquel año y las familias no podían más con la gran inflación que se vivía en Perú, una sobrevaloración de la canasta básica familiar que se elevó hasta en un 400% y una promesa que se rompió en tan solo 11 días de poder.

Durante su campaña electoral, Alberto Fujimori prometió al pueblo peruano que su mandato no se sometería a un “shock” en los precios. Sin embargo, al llegar a Palacio de Gobierno lo prometido fue olvidado y lo primero que hizo fue anunciar un cambio radical en la economía peruana.

“No podemos dejar de insistir en rechazar medidas como el shock que pretende aplicar el Fredemo (partido de Mario Vargas Llosa) en que se acentuaría dramáticamente esta situación. El país debe recordar nuevamente que Fredemos es el shock; Cambio 90 es el no shock”, expresó aquel ingeniero agrónomo que buscaba el sillón presidencial, días antes de las elecciones generales de 1990.

El encargado de anunciar esta fuerte “medida de contención” fue el exministro de Economía y Finanza, Juan Carlos Hurtado Miller.

Los precios de los alimentos
Los precios de los alimentos se triplicaron.

PRECIOS POR LAS NUBES

Tras el anuncio de Hurtado Miller, al día siguiente Perú era un caos total: largas colas se registraban en los diferentes centros de abastos y, como era de esperarse, los precios subieron exorbitantemente.

“Es así que la lata de leche pasó de 120 mil a 330 mil intis, el precio de la azúcar blanca de 150 mil intis a 300 mil y el kilo de fideos de 200 mil a 750 mil intis. El pan francés que costaba 9 mil intis, ahora costará 25 mil. Que Dios nos ayude”, expresó el político durante su crudo mensaje a la Nación.

Los bolsillos de los peruanos sufrieron. Muchos negocios tuvieron que cerrar y muchas familias experimentaron el golpe del hambre y la pobreza.

“Fueron años muy duros, el no tener qué comer y cómo alimentar a nuestras familias fue realmente preocupante. Había, por ejemplo azúcar en cantidad, pero muchos no tenían cómo comprarla. Recuerdo que aprendimos a endulzar con caramelos de toffee”, dice a Infobae Esteban Alarcón, un hombre de 84 años que vivió esta dura época en nuestro país.

“Yo era madre soltera, mi esposo murió muy joven y tenía 3 hijos que alimentar. No sabe cómo me las ingenié para que no faltara. Realmente lo de Fujimori fue deshonesto, primero nos hizo creer una cosa y luego otra. En ese tiempo tomar leche, endulzar tus refrescos, era un lujo”, cuenta Amelia Cifuentes.

Fredemo, partido del escritor Mario
Fredemo, partido del escritor Mario Vargas Llosa fue contrincante del ingeniero Alberto Fujimori, de Cambio 90, en las elecciones generales de 1990.

NO HABÍA OTRA SALIDA

Ya después de más de dos décadas de este “fujishock”, durante una entrevista en el 2015, Hurtado Miller se refirió a este momento emocional y económico que vivió el Perú.

“Para la sociedades y para todo proceso económico la inflación es un cáncer. No hay ninguna forma de poder desarrollar un país si persiste la inflación (...) el abismo hay que saltarlo de un solo salto, no se puede hacer etapas porque uno se cae y esa es la única manera, cortar de raíz”, señaló.

“Desgraciadamente es muy doloroso, como lo fue; la inflación de agosto (1990), fue casi 400 % y de setiembre 400 % y de ahí comenzó a declinar; pero la inflación que encontramos era 40 % mensual (...) por lo tanto no había otra solución más que esa”, recordó.

En esa misma conversación, el también ingeniero peruano contó que previo al anuncio del 8 de agosto de 1990, se había trabajado y elaborado proyectos sociales para apoyar a las familias más vulnerables. Además, manifestó que la iglesia católica jugó un papel muy importante porque apoyó al Estado alimentando a unas 7 millones de personas por día de diversas regiones del país.

"Que Dios nos ayude", la famosa frase de Hurtado Miller.

Se llegó a conocer que Alberto Fujimori viajó para reunirse con altos ejecutivos del Fondo Monetario Internacional (FMI), quienes le aconsejaron que el shock era una muy buena opción, pero, sobre todo, que era su decisión. El año del ‘fujishock’, Japón donó un millón de dólares para ayudar con la hiperinflación.

Un dato importante en esta historia es que cuando se anunció el también llamado “paquetazo”, los precios eran controlados por las entidades gubernamentales, con el fin de que los peruanos pudieran comprar comida para sus familias. Esto generó que, a largo plazo, el gobierno se sumergiera en un Déficit fiscal agudo. Como el Estado era el que regulaba los precios, las compañías peruanas no se sentían motivadas a seguir produciendo sus productos por lo que no había demanda para abastecer a los millones de peruanos en las diversas regiones del país.

Así fueron las largas filas
Así fueron las largas filas que se formaron tras el anuncio del 'fujishock'. Foto: Archivo Histórico El Comercio

LO QUE DEBES SABER

En una entrevista, Hurtado Miller contó que la frase “Que Dios nos ayude” fue planeada por Augusto Bedoya, Felipe Ortiz de Zevallos y una reunión previa con el monseñor y presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Ricardo Durand.

El 28 de julio de 1990 cuando Alan García entregaba la banda presidencial a Alberto Fujimori, las diversas bancadas en el Congreso de la República no le dejaron dar su discurso de despedida al líder aprista. En señal de protesta comenzaron a golpear sus mesas y a pifiarlo: consideraban que él era el principal culpable de llevar al país a esta dura situación.

SEGUIR LEYENDO

Guardar