Mientras Perú vencía a Paraguay 2-0 en el estadio Nacional y casi se aseguraba su puesto para el repechaje a Qatar 2022; en Tarma, Junín, Brayan Bartolo (23 años) celebraba junto a su familia la victoria parcial y, al mismo tiempo, recibía una llamada. La tercera, la ganadora. El código no era de Perú, sino el +55 de Brasil. Contestó y escuchó la propuesta. En el papel era pertenecer por un tiempo a un club profesional brasileño de fútbol para ciegos, pero para todos los peruanos esto es historia pura.
EL COVID QUE NOS FRUSTRÓ A TODOS
En 2020, el celular de Brayan había vibrado y sonado. La voz robótica le explicaba que era un número extranjero. El acto fue el mismo: contestar, escuchar la propuesta, emocionarse y contarle la increíble noticia a su familia. Sin embargo, el COVID-19 paralizó todo. Como nos sucedió a muchos, en el trabajo, con la familia, en el barrio, en la escuela, a todos la pandemia nos detuvo en algún momento. Una llamada más llegó en el 2021, pero este virus desconcertante frustró su sueño otra vez.
“Ya había recibido dos llamadas y siempre tenía la misma emoción, pero al final no se realizaba”, me contó con los ánimos caídos Brayan, que recordaba con dolor ese momento. “Todos los días preguntaba cómo va, no porque yo quiera presionar, sino por la emoción de que se concrete. También tenía miedo de que no se pueda dar por el COVID, como en el 2020 o 2021, o porque no pueden ingresar extranjeros”.
LAS LUCES NUNCA SE APAGARON
Cuando tenía 3 años jugando afuera de su hogar con su hermano gemelo, Johan, terminaron tropezándose y cayeron al suelo. Sin embargo, la peor parte se la llevó Brayan, quien se golpeó la sien y tuvo desprendimiento de retina de ambos ojos.
Poco a poco fue perdiendo la visión, hasta que a los 8 años no volvió a ver. Sus progenitores hicieron grandes esfuerzos, incluso tuvo una operación, pero nada de esto llegó a funcionar y había que adaptarse a su nueva vida.
Bartolo, como le dicen sus compañeros, pudo ver jugar a Nolberto Solano en la Premier League, y a Paolo Guerrero y Jefferson Farfán en sus inicios. Añoraba imitarlos en el terreno de juego. Lamentablemente, en cierto momento sus anhelos quedaron en el olvido: “De pequeño tenía la ilusión de llegar a la selección, pero cuando llegué a perder totalmente la visión fue cuando perdí las esperanzas de jugar al fútbol a nivel competitivo. Yo quería jugar fútbol once y mi sueño era llegar a la selección de mayores. Cuando perdí la visión vi ese sueño frustrado”.
Pero Brayan conocía las calles. Me confesó haber sido un niño inquieto que no le importaba mucho haber perdido la visión. “Además, la regla en la calle es el gol rodado”, expresó mientras recordaba su infancia. Y es que en muchas pistas del Perú, se juega al fulbito con un arco hecho por dos piedras, donde el travesaño superior no existe y los goles solo son válidos si entraron rodados. El roce con la pista emite un sonido particular y él podía adaptarse al juego de esa manera. Muchas veces era el arquero, pero nunca quedaba afuera.
Al poco tiempo en Tarma, Junín, provincia donde nació y vivió hasta los 15 años, sus papás encontraron a una profesora que le enseñó el sistema de lectura Braille y de esta forma continuó con los estudios. Además, estuvo en academias y practicaba cada vez que podía el fútbol. “Mis padres nunca me dijeron ‘no puedes hacer esto’, todo lo contrario. Como tengo a mis hermanos, nos ordenaban a todos por igual”, dijo Brayan, que tiene dos hermanas más: la mayor Cesi y la menor Diana.
Su familia y en especial sus padres, Edwin Sergio Bartolo Ancieta y Gloria María Clímaco Baldión, fueron claves en su inclusión. Edwin se dedicaba a la música y trataba de enseñarle todo lo que podía. Gloria se preocupaba y estaba atenta en cada circunstancia del hogar. Por otro lado, los hermanos se encargaban de que sea parte de cada aventura diaria, donde la pelota siempre estaba presente.
UNA LIMA LLENA DE SORPRESAS
Llegó a la capital peruana en el 2015 y se quedó, hasta hace poco, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, que para los que hemos vivido todo el tiempo acá está lleno de desprolijidades, calles desordenadas y poco inclusivas, para Brayan era varias veces mejor que Tarma o las distintas provincias del Perú. Así de lejos estamos de descentralizar nuestro egoísta y lento crecimiento limeño.
De inmediato, se matriculó en el colegio Luis Braille, ubicado en la calle Maestro Peruano 340, en Comas. Allí un nuevo sueño se incrustó en su mente y no iba a salirse hasta concretarlo. El fútbol cinco para ciegos era una realidad en esa institución, aunque de forma muy amateur. Raúl Yaiten es el nombre del profesor de educación física que le enseñó el paradeporte y junto a sus nuevos compañeros se adaptó rápido.
Los recursos eran escasos y acceder a una pelota para ciegos era muy complicado en esos años para el Perú. No importaba, se las ingeniaban y ponían el balón dentro de una bolsa de plástico para poder escuchar dónde estaba ubicada. Con el tiempo llegaron a comprar este particular esférico que es muy similar a uno convencional, pero que lleva cerca de seis cascabeles que emiten un sonido al rodar.
“Ya en el 2016 me doy cuenta de que el fútbol para ciegos es todo para mí. Quedé impresionado con el juego. Ya tenía ideas del fútbol y traté de adaptarme lo más rápido. Luego, llegué a jugar por la selección del colegio. Nos llevaban a eventos para participar”. comentó el que admiraba los relatos de Daniel Peredo. “Él te metía en el partido por la emoción que le daba a sus narraciones”.
Lo siguiente se empezó a dar por su propio peso, pero sin dejar el esfuerzo de lado. Jugó tres años para su colegio y pasó en el 2019 al Fortaleza, un equipo de Chorrillos que se creó especialmente para ciegos y que durante varios años viene realizando campeonatos inclusivos. Estos torneos, transmitidos por redes sociales (Facebook de Club Fortaleza Lima), han permitido que jugadores como Brayan Bartolo tengan mayor exposición y puedan ser vistos a nivel internacional.
Además, representó en tres torneos a la selección peruana de fútbol para ciegos: Copa Libertadores de México 2018, donde Perú participó como selección y quedó en el cuarto lugar; Copa América 2019 y en los Juegos Parapanamericanos Lima 2019, donde fue autor del gol ante Costa Rica en la única victoria nacional.
PREPARADO PARA EL RETO
Nada, absolutamente nada, se compara con lo logrado por Brayan Bartolo este 2022. Esa tercera llamada ganadora llegó y esta vez nada iba a detener su pase al extranjero. El viaje estaba pactado para el 5 de mayo por la noche y nosotros conversábamos por la tarde. Mientras me hacía vivir su historia desde el otro lado del teléfono, realizaba los últimos documentos y las maletas para partir a Brasil, país donde se juega la mejor liga profesional de fútbol para ciegos en todo el mundo y donde los mejores jugadores llegan. ASERGS es el equipo al que representa y defenderá desde el 22 de mayo para luchar por clasificar a la Serie A, torneo que es televisado por señal abierta en este país sudamericano. De su desempeño dependerá si se alarga su contrato.
Brayan practicó en sus últimos días en Lima con Wilson Paredes y Guiseppe Herrera, técnicos de la ‘blanquirroja’ para ciegos. Se dedicó plenamente al físico porque es lo que más sintió que le iba a faltar. Hoy entrena a la par de sus compañeros y no siente diferencia en el nivel. Le sorprende el talento que tienen, pero confía en sus condiciones. Está listo para saltar a la cancha y dejar en alto el nombre del Perú.
“Espero abrir nuevas puertas para todos mis compañeros. sé que ellos tienen la misma ilusión que en algún momento yo tuve de participar en una liga profesional. Tengo esa responsabilidad de ser el primero en abrir las puertas para todos ellos. Quiero concretar el sueño en la cancha”, me dice Brayan Bartolo Climaco, quien no puede negar la ansiedad que tiene, pero no duda en enfrentarse a su mayor reto hasta hoy.
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