
La inflación acumulada en Perú ha llegado a 8.62%. Este es el nivel más alto en 24 años, desde que en 1998 el fenómeno El Niño destruyó la economía peruana. Es decir, el impacto negativo del gobierno de Pedro Castillo en la economía del país es igual de devastador que el fenómeno El Niño de 1998.
Y esto es solo el comienzo, el resultado del primer año del gobierno de Castillo. De continuar las cosas así, el país iría camino a una suerte de “venezolanización” o destrucción de la economía, la empresa y el empleo, además de un control total y destrucción de las instituciones en el ámbito político.
Esto, que como se observa, ya se refleja de manera muy alarmante en la inflación, ocurre con todos los indicadores habidos y por haber.
Tal es el caso del índice de confianza empresarial, que elabora mensualmente el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), que en los últimos 18 meses muestra los niveles más bajos en dos etapas.
La primera, en agosto y setiembre de 2021, apenas iniciado el régimen de Castillo, con Guido Bellido en la presidencia del Consejo de Ministros, etapa en la que el régimen no generó confianza política ni económica, nombrando ministros con muy malos antecedentes que no ocultaban su simpatía con el terrorismo, entre ellos un veterano guerrillero que fue designado ministro de Relaciones Exteriores.
La segunda, el mes pasado (abril 2022), como consecuencia de un proceso progresivo de acciones contra la empresa y la inversión de parte del presidente Castillo y su gobierno, un proceso de inestabilidad económica auspiciado por el gobierno, acompañado y agudizado por la inestabilidad política también creada por el gobierno, especialmente por la insistencia de un cambio constitucional que solo busca la promoción del estatismo y el fin de las libertades, entre ellas, la libertad económica.
Así las cosas, la confianza empresarial se ha derrumbado, está en los niveles más bajos de los últimos 18 meses. En Perú, la economía, la inversión y el empleo están paralizados o en retroceso. No hay condiciones para invertir. La confianza empresarial se ha desvanecido. El entorno político y económico es muy desfavorable. No hay expectativas de estabilidad y crecimiento. No se fomenta el consumo y la inversión. El futuro es obscuro.
El índice de confianza empresarial es un indicador que mide la percepción que los empresarios tienen sobre el estado actual de la economía y sus expectativas respecto a su evolución en el futuro. Cuando el índice está encima de 50 puntos, la confianza está en el rango optimista. Cuando está debajo de 50, está en el rango pesimista.
Lo obtiene el Banco Central de Reserva mediante una encuesta sistemática que aplica a una muestra de las empresas de mayor facturación en cada uno de los sectores de la actividad económica.


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