Martín Benavides: “Desde el 2016 hay muchos intentos para desarmar el proceso de la reforma universitaria”

El exministro de Educación rechaza las leyes aprobadas por el Congreso que debilitan las competencias de la Sunedu y le otorgan nuevamente el poder a las universidades públicas y privadas que no desean ser fiscalizadas.

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Martín Benavides
Martín Benavides

Hace dos días, el Congreso de la República aprobó 69 votos a favor y 39 en contra, en segunda votación, una serie de leyes que debilitan la reforma universitaria. En concreto, apuntaron a que las universidades recuperen su autonomía y haya una recomposición del Consejo Directivo de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu). Esto ha causado indignación en varios gremios estudiantiles que anuncian movilizaciones en defensa de una mejor calidad de la educación.

Frente al ataque certero a lo avanzado en el plano universitario, Infobae entrevistó a Martín Benavides, exministro de Educación, quien rechaza toda la ola de acusaciones sin sentido y difamatorias que se le hacen a la Sunedu solo por cumplir su papel: garantizar que las universidades tengan las condiciones mínimas para ofrecer una oferta académica coherente y de excelencia que contribuya al país.

- ¿Los proyectos aprobados del Congreso contra la Sunedu significan un grave atentado a la reforma universitaria?

- Sin duda, es la iniciativa más fuerte que ha habido. Desde el año 2016 hay muchos intentos para desarmar el proceso de la reforma universitaria y ministros interpelados por apoyar esta medida. Ha habido mucho de eso durante todos los años de la reforma, pero, sin duda, nunca habían avanzado en tres aspectos que son fundamentales.

-¿Cuáles?

- El primero, es la rectoría del Ministerio de Educación que tiene la responsabilidad de garantizar la calidad del sistema universitario peruano a través de un organismo regulador como es la Sunedu. Entonces, el primer golpe grande es ese. El segundo, es la recomposición del Consejo Directivo de la Sunedu pasando de una lógica meritocrática, donde las personas entran por sus méritos a través de un concurso público, a una suerte de asambleísmo en el que las personas son elegidas en función de representar determinados intereses. En tercer lugar, le quita a la Sunedu la competencia del licenciamiento de programas. En este momento, Sunedu estaba en medio de un proceso de licenciamiento de Medicina. Le quitan esa competencia y ya no va poder seguir con el licenciamiento de los programas de Educación. Luego, la idea era continuar con los Posgrados. Entonces, todo eso le quitan y solo le dejan con el licenciamiento de universidades y filiales.

-¿Muy debilitada y a punto de desaparecer?

- La Sunedu no va a desaparecer, pero habrá una institución con competencias muy diferentes. Por ejemplo, el Consejo Directivo no podrá tomar las decisiones que correspondan como le ocurrió a la ANR (Asociación Nacional de Rectores) que tenía buenos análisis técnicos y buena normativa, pero cuando llegaba a la asamblea todo se neutralizaba porque nadie quería afectar los intereses de otros.

- Y con la inclusión de representantes de las universidades públicas y privadas en el Consejo Directivo de la Sunedu, prácticamente, se convierten en juez y parte.

- Correcto. Esto ya ha sido demostrado por la evidencia de la ANR que es un modelo que no permite que se tomen decisiones. La ANR ha convivido con este sistema desregulado y de baja calidad que no pudo desmontarlo. Eso pasó básicamente porque los consejeros se neutralizaban entre ellos. No tomaban las decisiones porque representaban los intereses de otros. No había la independencia y la autonomía que se necesitan para garantizar la finalidad del sistema universitario que es el derecho a una educación universitaria de calidad.

- Los defensores de la contrarreforma esbozan como argumentos la recuperación de la autonomía y que Sunedu no cumplió su labor a cabalidad en estos años. ¿Qué opina?

- Bueno, han habido muchas mentiras.

- ¿Las más graves?

- Que se ha vulnerado la autonomía de las universidades y ellos la defienden. Eso es falso. La autonomía fue evaluada por el Tribunal Constitucional desde el plano normativo y resolvió que no existía ninguna vulneración a las normas de la ley universitaria por parte de la Sunedu. En segundo lugar, las buenas universidades que existen en el país han venido sacando comunicados, el día de ayer (jueves) ha sido el último, cuestionando ese mal concepto que se tiene por autonomía. Lo han dicho claramente: la autonomía no ha sido vulnerada. Acá se está utilizando de manera interesada un concepto que alude a la libertad de catedra y de pensamiento que, en ningún momento, ha sido vulnerada. En tercer lugar, hay estudios internacionales que ubican a la Sunedu como una de las instituciones, dentro de América Latina y Europa, que más autonomía tiene de los administrados por el Ejecutivo porque les ha permitido tomar decisiones difíciles como quitarle la autorización de funcionamiento o supervisar a una universidad pública. Entonces, es una gran mentira lo que lanzan ellos que desean regresar al statu quo para que nadie les diga nada y que podían utilizar a las universidades para fines completamente diferentes de los universitarios como desviar recursos, implementar programas sin autorización y no cumplir las condiciones mínimas de calidad tanto de las sedes y de las propias filiales. Está probado que pueden convivir la autonomía con la supervisión de una institución adscrita al Ministerio de Educación que se hace responsable.

- También hablan de actos de corrupción.

- Eso también es una gran mentira. Yo he estado como superintendente en el 2018 y, luego, Oswaldo Zegarra. En todo ese periodo no ha habido ningún acto de corrupción o irregularidad. Todas son mentiras al igual que el tema de las consultorías millonarias. En la época que estuve, creo que hubo una consultoría. Y lo mismo en el caso del superintendente Zegarra. Entonces, han engañado, mentido, difamado, insultado y adjetivado más de la cuenta para poder justificar los intereses de estas personas que ven la educación como un negocio. Tanto de las universidades denegadas como de los que tienen el licenciamiento que les preocupa que la Sunedu comience a observar la modalidad de la educación a distancia. Ha existido una confabulación en ese grupo que mira a la universidad como un botín para repartir cuotas de poder y no cumplir los criterios meritocráticos.

- Sobre los intereses, hemos visto a dueños de universidades no licenciadas que se reunieron con congresistas que integran la Comisión de Educación. Esta contrarreforma, ciertamente, no hubiese avanzado sin este lobby universitario.

- Y no escuchando a las universidades que venían expresando su distanciamiento frente a esos proyectos de ley. Ayer (jueves) han salido comunicados muy grandes en el que están las universidades públicas y las que integran un consorcio. Todas cuestionando y rechazando esta ley. Tampoco se les ha escuchado a la Defensoría del Pueblo, Transparencia y a la Sociedad de Investigación Educativa Peruana que también se ha manifestado en contra. No han escuchado a nadie que hace bien su trabajo, pero sí a los empresarios que desean hacer más plata. Estos rectores de las universidades denegadas buscan volver a engañar a los jóvenes peruanos.

- En el bando de los que promueven la contrarreforma se ha visto a la rectora de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Jerí Ramón. ¿Cómo ha visto el papel que ha desempeñado?

- Evidentemente, San Marcos es una de las mejores universidades del país según todos los indicadores. Es una universidad con tradición y bastante vocación democrática en la elección de sus autoridades. Bueno, a veces, ganan autoridades que llegan al poder como su actual rectora. A consideración de muchos profesionales importantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, ella (Jerí Ramón) no está representando adecuadamente esa tradición de investigación y calidad que siempre ha tenido la universidad y, más bien, se está aliando con grupos que persiguen fines ajenos a la historia de San Marcos. Es lamentable, pero hay que escucharla. San Marcos debe recuperar ese liderazgo que está alineado a su brillante historia de contribución intelectual al país.

- Con estas normas se va trastocar todo lo avanzado en estos años por Sunedu: 95 universidades han sido licenciadas y otras que fueron denegadas van a tratar de aprovechar para volver a funcionar.

- Seguramente, con un Consejo Directivo debilitado van a poder entrar muchas cosas negativas para el proceso de fortalecimiento. Ahora, ya la propia regulación de Sunedu señalaba que una universidad que ha sido denegada, en la medida de que cumpla con los estudiantes cuando se les niega la autorización, puede presentarse a un nuevo proceso de licenciamiento que tiene un nuevo modelo. No es que se le quiera dar una nueva oportunidad con relación al proceso anterior como quieren ellos. Es decir, que se les evalúen con los estándares anteriores que muchas universidades lograron pasar con bastante esfuerzo. Eso, digamos, es discriminador con las universidades que hicieron un gran esfuerzo. Evidentemente ha estado detrás de esto desde el 2016. Las caras visibles de la contrarreforma cambian, pero los que están detrás no.

- En la Comisión de Educación también se observa una gran cantidad de proyectos para crear universidades. Con la contrarreforma, evidentemente, no sorprendería que las aprueben y así haya una sobrepoblación de universidades.

- Sí. Fue muy difícil para la Sunedu el cese de las actividades de muchas filiales de universidades públicas y privadas que no ofrecían condiciones básicas de calidad a la población. Le explicamos a la población que eso que les habrían ofrecido fue un gran engaño porque ni siquiera tenían presupuesto. Eso no se puede permitir porque se está jugando con el cumplimiento de un derecho cuando se está ofreciendo una oferta muy por debajo de lo que debería ser una educación de calidad. Eso es un juego político que debemos evitar.

- La contrarreforma debería ser observada por el Ejecutivo. Sin embargo, el presidente Castillo ha tenido una posición ambigua frente a este tema. No existen muestras claras de tener un compromiso irrestricto con la reforma universitaria.

- De todas maneras debe ser observada porque es inconstitucional, atenta contra el derecho a la educación universitaria de calidad, no fortalece sino retrocede respecto a los avances importantes que habíamos promoviendo. Lo más concreto del presidente Castillo es el acuerdo que firmó junto a la otra candidata (Keiko Fujimori) en la campaña electoral. Entonces, digamos, debería ser coherente con eso. Ojalá que, efectivamente, observe esta ley y se vuelva un debate de cómo fortalecer a la Sunedu y de cómo ganar más autonomía de la que ya se tiene. Si, por ejemplo, la preocupación que se tiene es quién escoge al superintendente pues, bueno, que sea por concurso público internacional. Que gente de afuera venga a evaluar expedientes y tome la decisión. Yo creo que debería debatirse este tipo de cosas para seguir avanzando.

- Si el presidente observará la norma, ¿no estaría chocando con el sector magisterial de su partido Perú Libre que apoyó la contrarreforma en el Congreso?

- Bueno, ya depende de qué lado se va poner el presidente. Si del lado de los estudiantes y el derecho a una educación universitaria de calidad o de estos personajes que ven a la universidad como un lugar en el que se va hacer política, generar recursos y coparla de personas que están muy alejadas de la vida académica.

- Ahora, digamos, si no se observa la norma desde el Ejecutivo, pues la sociedad civil tendrá que cumplir un rol fundamental activo: movilizarse y presentar demandas de inconstitucionalidad como el que están promoviendo los abogados César Azabache y Luciano López.

- Sí, he visto movilizaciones y lo que describes que, finalmente, se va a decidir en el Tribunal Constitucional. Y Sunedu ha presentado un amparo. Entonces, digamos, hay acciones penales en marcha. Pero lo más inmediato es la opinión del Ejecutivo. Este lunes hay una audiencia vinculada al amparo de la Sunedu. Ojalá que todo esto se detenga y haya un verdadero debate con las personas que tienen la intención de mejorar la calidad universitaria. Abrir la Comisión de Educación a ese pensamiento y proponer cambios que, sin duda, son necesarios. La ley universitaria tiene que ser mejorada, pero todo cambio debe ser para bien y no para retroceder.

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