Lo comías en tu casa, en la calle, la universidad, colegio, instituto o centro de trabajo. En las maquinas de comida también lo veías. Era un snack que te ayudaba a saciar el hambre de forma momentánea con un sabor característico. Nos referimos a las galletas Chaplin. Si bien son recordadas como un producto peruano, muchos no conocen que existe una conexión con otro país. Se trata de Japón.
De acuerdo al blog Jiritsu, el primer indicio para afirmar que las galletas Chaplin tienen origen japonés son los senbei, o más bien el kawara senbei, que significa “galleta de arroz en forma de teja”. Es un tipo de senbei que tiene como ingredientes harina, azúcar, huevos y agua, similar a las galletas Chaplin.
Por su forma artesanal de preparación, junto a su apariencia, las galletas Chaplin son similares a los kawara senbei de Japón. Este último tiene un horneado artesanal que es una tradición en el país nipón. ¿Cuál es el origen de este alimento? Hay dos teorías.
LAS TEORÍAS DE ORGIEN DEL KAWARA SENBEI
En una de las teorías, se explica que una mujer usó dos kawara (tejas) para hornear masa de senbei —cuando los moldes de hierro aún no existían—, y otra habla de los antiguos templos, en donde se acostumbraba ofrecer senbei con forma de teja, con el fin de pedir donaciones para el techado del templo.
Aunque son teorías que pueden resultar cuestionables sobre el origen del senbei, los recuerdos que persisten sobre las Chaplin apuntarían a su origen indiscutiblemente japonés. Pero hay otro caso similar que viene desde Norteamérica.
En los Estados Unidos, una similar historia ocurrió con otro tipo de senbei durante la preguerra: los tsujiura senbei. Estos fueron popularizados por los japoneses en los Estados Unidos, pero fueron los chinos quienes aprovecharon en comercializarlos en sus restaurantes con el nombre de “galletas de la fortuna”. Aprovecharon que los japoneses dejaron de producirlas por la Segunda Guerra Mundial.
Otra conexión apunta a lo que dijo Charles Chaplin, actor cómico reconocido a nivel mundial, sobre Japón: “Japón […] siempre ha estimulado mi imaginación. La tierra de las flores de cerezo, el crisantemo y su gente en kimonos de seda que vive entre porcelanas y mobiliario lacado […]”.
Esto conllevó a que su personaje se popularizara con “”Chaplines” e incluso los niños eran los más encantados con sus comedias proyectadas en los cines. Pero no solo por el nombre, sino porque dentro de la comida que repartían estaba el senbei y quizá de ahí nació el nombre que se conoce hoy en día, apunta el blog.
LAS PRIMERAS FÁBRICAS EN EL PERÚ
El blog recuerda una nota policial publicada en 1935 en el diario La Prensa, que relata la intervención a la fábrica de “galletas de estilo japonés” de Chosin Gaeku en el Callao, porque funcionaba bajo la clandestinidad.
Según la nota, la policía incautó “una infinidad de bolsas, timbradas con signos japoneses y al centro [la inscripción] Ch. Gaeku”. También se mencionó a su socio Nakafodo Tacuzen, quien detalló que distribuían las galletas a “las pulperías y chinganas de Callao y Lima” de sus connacionales en latas, cada una a 3 soles.
Se conoce que antes de la Segunda Guerra Mundial, había japoneses que fabricaban galletas Chaplin en el Perú, de forma artesanal y en panaderías que tenían máquinas a carbón. Cuando estalló la guerra, dejaron de funcionar muchas de estas fábricas.
Por aquella época, ya eran conocidos Nagatome, Gibu, Keitaro Asay, Kumataro “el Colorao” Hacegawa de Chiclayo y Sakuzo Takahashi (papá del reconocido compositor Luis Abelardo Takahashi) como fabricantes de galletas Chaplin. Pero Takeo Miyasato del Callao es recordado hasta ahora como si fuera el pionero.
En ese sentido, hay testimonios que Jiritsu recopiló sobre el origen de las galletas Chaplin. “En el año 1945, mi padre compró a la familia Nagatome sus máquinas a carbón y las llevó al Jr. Washington”, declaró al blog, Hideo Miyasato, hijo de Takeo Miyasato.
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