La “Perricholi”, la vida de la mujer que revolucionó las costumbres de Lima del siglo XVIII

Micaela Villegas Hurtado de Mendoza es recordada por someter al virrey Manuel de Amat y Junyent a su voluntad. Nunca le importó las habladurías de la alta sociedad limeña y vivió prósperamente hasta el final de sus días.

Guardar

La historia de la “Perricholi” ha inspirado poemas, dramas y novelas, incluso series de televisión y películas. Todo a partir del mito de su romance con el virrey Manuel de Amat y Junyent, 44 años mayor que ella. Su nombre era Micaela Villegas Hurtado de Mendoza, nació en 1748, en una familia criolla. Ya de joven tuvo gran éxito como actriz, apoyada por el actor José Estacio y el empresario Bartolomé Massa. Fue una mujer trabajadora y empresaria.

En 1761, Manuel de Amat y Junyent llegó a Lima para ocupar el puesto de virrey del Perú. Había estado en la Real Audiencia de Chile donde se desempeñaba como gobernador, desde 1755, y ahora tenía la oportunidad de subir un escalón más.

En ese momento, Villegas Hurtado tenía tan solo 12 años. Seis años después, con el virrey establecido en Lima, se conocieron, y con ella de 18 años, iniciaron un romance que duró 14 años.

LIMA DEL SIGLO XVIII

La imagen que se tiene de la pareja nació a partir del capítulo “Genialidades de la Perricholi” de las “Tradiciones Peruanas” del escritor romántico y costumbrista Ricardo Palma. Este libro de relatos cortos de ficción histórica que fue publicado en el siglo XIX en Perú recoge anécdotas de la cultura popular de la época.

A Amat y Junyent nunca le importó mostrarla como su amante a vista y paciencia de los rumores limeños. Sin embargo, la nobleza de la capital peruana nunca la respetó porque supuestamente opacaba a las mujeres de la clase alta.

En el relato de Ricardo Palma se presenta a la “Perricholi” como una mujer impulsiva y caprichosa; y al virrey como un hombre sometido a sus antojos. En 1769 tuvieron un hijo: Manuel Amat y Villegas ‘Manuelito’. Ante esto, el virrey les compró una casa grande en Lima.

Balcón de la casa de
Balcón de la casa de la 'Perricholi'. | Foto: Colección Elejalde

La pareja se distanció entre 1773 y 1775, pero volvieron juntos poco antes de que este fuera cesado de su puesto en Perú y volviera a Barcelona.

Luego, Manuel de Amat y Junyent, se casó con María Francisca de Fivaller y de Bru en 1779, con quien vivió en el palacio que él había ordenado construir en la Rambla, que ahora se conoce como el Palacio de la Virreina, en la ciudad barcelonista.

Quien fuera el virrey de Perú murió en 1782 en España. Dejó dos hijos: ‘Manuelito’, hijo de la “Perricholi”, y otra con Josefa de León, condesa de Castilla. Sin embargo, al que tuvo con Villegas Hurtado nunca lo reconoció como heredero.

Por su parte, Micaela siguió viviendo en Lima. Tuvo una hija con alguien llamado Martín de Armendáriz y luego se casó en 1795. Fue empresaria de teatro y se casó con José Vicente Echarri. Falleció en 1819 con una respetable fortuna.

En 1821, Manuel Amat y Villegas, hijo de la “Perricholi” y Amat y Junyent, fue uno de los firmantes del acta de independencia de Perú.

¿POR QUÉ LA “PERRICHOLI”?

En “Las Tradiciones Peruanas” de Ricardo Palma se cuenta que el apelativo de la “Perricholi” nació debido a que cuando peleaba con el virrey, este la llamaba “perra, chola”, pero por su acento catalán sonaba “perri, choli”. Posteriormente, investigaciones históricas desmintieron esta versión, pero no ofrecieron otro dato para explicar el origen del nombre.

La obra del escritor también popularizó la idea de que el virrey Manuel de Amat y Junyent construyó algunas de las piezas arquitectónicas más bellas de aquella época en Lima, conocida como ‘La ciudad de los reyes’, para su amante entre las que se encuentran la Alameda de los Descalzos y el Paseo de Aguas.

CONTEXTO HISTÓRICO

Existe la posibilidad de que el largo recuerdo de la “Perricholi” tenga que ver con el contexto político del virreinato de Amat y Junyet. En el libro “Historia de corrupción en el Perú”, del historiador Alfonso W. Quiroz, se describió que el virrey “se vio envuelto en múltiples corruptelas” y personificó “el abuso de poder y la ganancia privada del corrompido sistema colonial”.

Además, también tuvo que ejecutar un polémico decreto del rey de España Carlos III de expulsar a la orden jesuita de todo el imperio español. Se les había acusado de organizar un motín y protestas en Madrid contra la administración del reinado.

En Perú, se expulsó a los jesuitas en 1767. Esta orden gozaba de alta popularidad entre las élites criollas, por lo que la reacción de los largos sectores sociales reaccionaron de forma muy violenta. Todos estaban contra Amat y Junyet, por lo que utilizaron el elemento de la “Perricholi” para desacreditarlo.

SEGUIR LEYENDO

Guardar