Inca Garcilaso de la Vega, el hijo de la conquista que enrumbó su vida por el valor del mestizaje

La búsqueda de contar la historia incaica antes de la conquista virreinal, el debate por su mestizaje y hechos que marcaron su carrera literaria se conmemoran a más de 400 años de su fallecimiento.

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Bautizado como Gómez Suárez de
Bautizado como Gómez Suárez de Figueroa, fue considerado como el “Príncipe de los escritores del nuevo mundo”. Composición: Infobae Perú

Nacido bajo la unión de dos mundos, entre los creyentes de la cosmovisión y aquellos con ansias de poder, el mestizo de ascendencia hispano-incaica se convirtió en uno de los máximos referentes en describir la realidad que vivieron nuestros antepasados en la lucha originada por la conquista española. Sus escritos históricos y de gran valor lingüístico nos permiten apreciar a detalle la herencia que adoptamos para la formación de nuestra identidad como país. Inca Garcilaso de la Vega, también conocido como el ‘Príncipe de los escritores del nuevo mundo’, nos arrastró a su vida pública cercana en uno de los imperios más importantes que sigue siendo objeto de estudio y admiración en el mundo.

EL PRIMOGÉNITO

Cusco se convirtió en su primer hogar al nacer el 12 de abril de 1539, siete años después de la captura de Atahualpa en Cajamarca. Su esencia inca y española se formó por su padre, un capitán español de nombre Sebastián Garcilaso de la Vega -quien pertenecía a la élite de alta alcurnia que llegó a nuestro territorio- y su madre, Chimpu Ocllo, hija de Túpac Hualpa.

Tras su nacimiento se le consideró uno de los primeros mestizos nacido de un vínculo interracial como resultado de la conquista. Para el 2013, el psicoanalista Max Hernández ofreció su aporte de la relación que sus padres habrían mantenido, destacando que él no hablaba quechua y ella no entendía el castellano. “Hubo un encuentro, no sabemos si fue meramente sexual o de amor, pero sí sabemos que transitó por el cuerpo y las miradas que por el diálogo. Su hijo fue producto de una unión no plenamente comunicada”.

Se precisa que el conquistador se ubicó en la capital del imperio para servir de receptor de ricas encomiendas. Durante sus labores fue que conoció a quien sería la madre de su primer hijo.

LLAMADO DE SUS ANTEPASADOS

Se le impuso el nombre de sus antepasados por las preferencias paternas, siendo reconocido como Gómez Suárez de Figueroa. El hombre elegido para ser su padrino de bautizo fue Francisco de Almendras, uno de los más acaudalados y temerarios de la época. Con el tiempo transcurrido, llegó a su vida su padrino de confirmación, el ostentoso encomendero del Cusco, Diego de Silva. Para 1539, hizo una modificación en su título de identidad para rendir homenaje a su ilustre antepasado literario. Esta postura crítica y de búsqueda de sus orígenes lo arrastró a que se asumiera como Inca Garcilaso de la Vega.

Bautizado como Gómez Suárez de
Bautizado como Gómez Suárez de Figueroa, fue considerado como el “Príncipe de los escritores del nuevo mundo”.

HISTORIAL FAMILIAR

Su herencia paterna siempre estuvo ligada a las letras. Su padre era sobrino de Garcilaso de la Vega, un poeta renacentista de nacionalidad española. También lo unía a Jorge Manrique, autor de “Las Coplas por la muerte de su padre”.

La historia de su madre tiene un origen en la panaca de Túpac Yupanqui y Huayna Cápac, consolidando así una familia real. Esta descendencia estaba emparentada con Huáscar. En medio de los enfrentamientos por el dominio de las tierras, la joven logró escapar y sobrevivir al conflicto. Sus posibilidades de permanecer con vida eran minoría, pero logró ser capaz de mantener su valentía para enfrentar cualquier dolor o evento desafortunado que se suscite.

Durante sus primeros años de vida no tuvo mayor interés en las armas o actos violentos, ya que prefirió aprender la lengua de su madre, el quechua, así como la práctica de los tejidos a mano.

En 1549, cuando aún era pequeño, fue testigo de la separación de sus progenitores a causa de la decisión de su padre, quien inició una nueva vida con Luisa Martel de los Ríos, una dama que provenía de un clan que emprendió viajes para conquistar territorios de América. Años más tarde, la figura paterna fue asumida por Juan del Pedroche.

EL VALOR DE SER MESTIZO

Es considerado por muchos como el primer mestizo biológico. Más aún cuando en sus escritos el Inca Garcilaso de la Vega hace referencia a su raza y de donde proviene. Se sabe que era hijo de un vínculo interracial, el cual buscó revalorar con orgullo.

¿Cómo logró demostrarlo? Por ejemplo, vivió etapas en donde peligraba su existencia ante la represión de los españoles contra los incas, al punto de dejar Cusco.

Eduardo González Viaña, autor de “¡Kutimuy, Garcilaso!”, mencionó en una entrevista a El Comercio que Garcilaso entró en un conflicto interno por su raza junto a un resentimiento por el trato que recibió su madre. “En ese tiempo no existía la visión del mestizaje, entonces, ¿Qué cosa es él? ¿Es un español o un inca? Este mestizaje es lo que vamos a conocer a través de él”.

“(¿Llega a ser consciente del mestizaje que representa?) Nunca, porque en determinados momentos duda. Hasta parece que pide disculpas por ser mestizo. Pero el hecho de abordar una obra gigantesca como ‘Comentarios Reales de los Incas’, que son como 800 páginas de recuerdos, lo convierten a él y a sus lectores en hombres de una nación diferente. No digo peruano porque la palabra Perú no se había usado hasta que él lo hace”, señaló.

El 12 de abril de 1539 nació en Cusco el Inca Garcilaso de la Vega, bautizado como Gómez Suárez de Figueroa, conjugó la herencia cultural de su origen mestizo e hispanoamericano. Créditos: Bicentenario del Perú.

CONFLICTOS DE IDENTIDAD

El ser reconocido como mestizo fue el núcleo de un dilema para su crecimiento. Tras el alejamiento de su madre, a los 21 años se trasladó a España para buscar sus raíces familiares, pasando por Sevilla, Montilla y Córdoba. Ahí estudió a los poetas clásicos y renacentistas en donde nace la obra “Comentarios reales de los Incas” (1609) para buscar reivindicar su linaje, a pesar de las contradicciones que pueden interpretarse en los libros.

Al vivir en una época donde la corona española ocupaba territorio peruano y venir de una infancia que se le consideraba privilegiada, buscó siempre encontrar esa representación basada en los archivos y su memoria. Mario Vargas Llosa, en un artículo escrito para la revista Letras Libres, en 2002, describe al Inca como el primer mestizo y reivindicador por la condición que tenía de indio y de español.

“Hablar de un estilo mestizo sería redundante, pues todos lo son: no existe un estilo puro, porque no existen lenguas puras. Pero la de Garcilaso es una lengua que tiene una música, una cadencia, unas maneras impregnadas de reminiscencias de su origen y condición de indiano, lo que le confiere una personalidad singular. Y, por supuesto, pionera”, dice el escritor.

Ello se muestra en su obra cumbre como es “Comentarios reales de los Inca”, que describe bajo sus experiencias, estudios y memoria la historia incaica. El libro, que fue prohibido luego de la rebelión de Túpac Amaru, ha quedado en el archivo para comprender el dilema de Garcilaso en convivir con dos clases y cómo representarse.

Primera parte de Comentarios Reales,
Primera parte de Comentarios Reales, del Inca Garcilaso de la Vega - Biblioteca Nacional de España.

LOS COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS

La obra que aún genera debate en la actualidad narra la descripción de la época incaica bajo la visión del Inca Garcilaso de la Vega. Dividida en nueve libros, con detalles y hechos mediante documentos, crónicas e informaciones orales que el escritor consiguió por ese periodo. Por otro lado, es importante conocer la apreciación de Gómez Suárez sobre Cusco, cumbre de los mitos y leyendas que pregonan en los libros en referencia al periodo del incanato.

“Comentarios reales de los Incas” fue publicada en 1609, compuesto por 9 libros de 262 capítulos; y la segunda parte de la obra salió en Historia General del Perú (1617) en 8 libros de 268 capítulos.

En la primera parte, no solo se pone de manifiesto la calidad literaria del autor, sino también su interpretación del imperio incaico como modelo de sociedad y gobierno casi bucólico y paradisíaco. Además, muestra para la posteridad la cultura desde el punto de vista de sus gobernantes, de los cuales era parte. La obra empieza con los inicios de sus antepasados, y termina con los españoles cuando conquistaron el Tahuantinsuyo; la obra describe las costumbres, sus religiones, su sistema de gobierno, sus vidas, sus guerras, etc.

En la segunda parte, el autor desarrolla con estilo vibrante la conquista del Perú, las guerras civiles entre los conquistadores y la instauración del Virreinato del Perú, así como la resistencia de los incas de Vilcabamba, que culmina con la ejecución del último de estos, Túpac Amaru I, en la plaza del Cusco en 1572. Incluye en sus páginas una rehabilitación de su padre, el capitán Sebastián Garcilaso de la Vega, desprestigiado ante la Corona por haber militado en el bando del rebelde Gonzalo Pizarro.

Los hechos reflejan que el Inca Garcilaso de la Vega, a pesar de sus críticos en cómo describe la historia para encontrar la respuesta a su raza, siempre trató de contar con rebeldía parte de la historia peruana, que no puede ser olvidada para su análisis y debate en la perdida del sentido crítico por la polarización actual.

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