Castración química: qué es y cómo se aplicaría a los acusados de violación y abuso sexual en el Perú

El médico urólogo Alberto Tejada explicó a Infobae cómo se daría este procedimiento en el país, pero advirtió que el verdadero problema del abusador sexual “no lo tiene su genital, sino su cabeza”.

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Proyecto de ley que se debatirá en el Congreso de la República este miércoles. Foto: Andina.
Proyecto de ley que se debatirá en el Congreso de la República este miércoles. Foto: Andina.

El miércoles 20 de abril se debatirá en el Consejo de Ministros la propuesta sobre castración química obligatoria para hombres acusados de atentar contra la libertad sexual de niñas, niños, adolescentes y mujeres. Esto fue anunciado por el presidente de la República, Pedro Castillo, luego del caso del ‘Monstruo de Chiclayo’ y su atroz crimen contra una niña de tres años.

Sobre este tema, el especialista en urología y andrología, Alberto Tejada, conversó con Infobae Perú y explicó el proceso de la aplicación de este tratamiento, cuánto le costaría al Gobierno aplicarla y si el Perú está preparado para tener esta medida como opción ante el alto índice de violencia sexual infantil.

“Lo que pretende la castración química es inhibir la producción de los efectos de la testosterona que produce el testículo para que de esa manera esta hormona, que tiene que ver con el impulso, la fuerza muscular y la energía, quede inhibida en su totalidad, señaló

La castración química, explicó Tejada, tiene diferentes consecuencias en el hombre como el cambio del estado de ánimo, mayor tendencia a la depresión, al aumento de peso, a la retención de líquidos, pérdida de masa muscular y el aumento de grasa corporal

“Este tema se está tomando con mucha ligereza, ya que todos creen que la castración se hace con la aplicación de una inyección y ya queda castrado para siempre, pero no es así. Estas (dosis) tienen que ser de manera regular: diaria en el caso de la pastilla (estrógenos) y bimensual en el caso de las inyecciones (medroxiprogesterona). (...) El tratamiento tiene un efecto después de 10 - 15 días, ahí es cuando van a ser más notorios y es reversible si se deja de aplicar el medicamento, otra vez las funciones de la hormona vuelven a aparecer”, sostuvo.

Sobre el gasto que implementaría el Gobierno para realizar este tratamiento, el doctor Tejada aseguró que aproximadamente son 50 dólares mensuales por persona a la que se le aplique, ya sea la inyección o las pastillas. Esto representaría un aproximado de US$800 mil mensuales por los 16 mil presos sentenciados por violación sexual y otro tipo de ataques,

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¿SERÍA LA MEJOR SOLUCIÓN?

Tejada comentó que la castración química no es práctica, ya que solo se estaría concentrando en el castigo y no en la solución para evitar más casos de violación sexual en contra de mujeres y menores de edad.

“Lo veo muy poco práctico en un sistema penitenciario, una práctica difícil. Aparte que todos nos estamos concentrando en el castigo, pero todos se están olvidando la causa, por qué esa gente es pedófila o por qué tiene un estigma de versión sexual, el problema no lo tiene su genital, lo tiene en su cabeza, entonces el tema de la salud mental y prevención es lo que debería estar en la agenda”, añadió.

Por otro lado, la aplicación de este método no puede ser sin el consentimiento del sujeto, por lo que el presunto violador puede decidir si aceptar o no tomar la pastilla o colocarse la inyección.

“Dudo de que la gente vaya a respetar la farmacovigilancia de un producto con esas características, porque el colocarlo hace sentir menos dinámico, menos empilado y más bien estamos dando una alternativa para que se cometa una cadena de corrupción de las que vemos dentro del Estado, comentó.

“Las leyes y las normas se hacen y en su difícil aplicación se genera un recurso económico que no es usado para ello, sino que es usado para cualquier otra cosa, entonces hacer una vigilancia de inyecciones o diaria de pastillas en un recluso no creo que sea una práctica sencilla de ejecutar”, aseguró.

Cabe indicar que en el mundo, al menos hay diez países en los que se ha aceptado este método. Sin embargo, el especialista sostiene que ha sido incorporado sin éxito para frenar los casos de violencia sexual. “Si fuera tan efectivo, más de 200 países que no han adoptado esta (medida) ya lo habrían hecho”, dijo.

“Es cuestionable”, según Tejada, que se le aplique la castración química a una persona que se encuentra recluida de por vida. “En todo caso ya se le está limitando a que haga daño a un niño, porque se encuentra en la cárcel para toda su vida”, apuntó.

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