Así sonaron los cacerolazos en Lima en protesta a las medidas impuestas por el gobierno de Pedro Castillo

Vecinos alzaron e hicieron sonar ollas y cacerolas en todo Lima en reclamo al toque de queda impuesto por el gobierno y restringiendo sus derechos de libre tránsito.

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Limeños protestaron con cacerolazo en contra de Pedro Castillo

Miles de hogares en Lima se hicieron escuchar con un gran cacerolazo contra el “toque de queda inconstitucional” decretado por el presidente Pedro Castillo para evitar una nueva protesta nacional y posibles saqueos anunciados en redes sociales por grupos y gremios descontentos por el alza de precios de los combustibles y alimentos de primera necesidad.

El anuncio del cacerolazo se hizo en Twitter por un grupo de asociaciones de mujeres que llaman a la insurgencia y exigen la renuncia de Pedro Castillo por la crisis política y social que actualmente está viviendo el Perú desde que asumió el cargo de presidente de la República.

Anuncio de cacerolazo en Lima
Anuncio de cacerolazo en Lima

Es así que alrededor del mediodía, miles de hogares hicieron sonar sus ollas y cacerolas. Vecinos en edificios de Miraflores, San Isidro, Magdalena, La Molina y otros distritos de la capital peruana se unieron a la protesta.

En otras zonas familias, entre padres, niños y adultos mayores salieron a las calles con sus ollas para hacer sentir su descontento a y exigir la derogación del toque de queda, el cual fue calificado por la Defensoría del pueblo como ‘inconstitucional’.

En el 2020, los ‘cacerolazos’ se volvieron populares en el Perú para reclamar por el exceso de encierro que se vivió debido a la pandemia de la COVID-19.

En algunos videos compartidos en las redes sociales, además de la bulla por las cacerolas, se escucha el pedido de renuncia para Pedro Castillo, quien hoy asistirá al Congreso de la República para explicar las razones por las que decidió decretar la inmovilización social obligatoria.

ASÍ SONARON LAS CACEROLAS EN LIMA

POLICÍAS Y MILITARES EN LAS CALLES

Más temprano, Las calles de Lima amanecieron semivacías, con comercios, tiendas y centros comerciales cerrados, casi sin transporte público y las clases suspendidas.

Patrullas militares custodiaban avenidas y puntos estratégicos de la capital y del Callao, donde viven 10 millones de personas, buena parte de las cuales se ganan la vida de manera informal, por lo que el toque de queda agudiza aún más su situación económica.

Los limeños fueron sorprendidos por la medida, anunciada minutos antes de la medianoche por Castillo Terrones por TV Nacional por los disturbios y violencia desatadas el lunes en la Carretera Central y Manchay.

“Ante los hechos de violencia que algunos grupos han querido crear (...) y en aras de restablecer la paz y el orden interno (...), el Consejo de Ministros ha aprobado declarar la inamovilidad ciudadana (toque de queda) desde las 2:00 de la mañana hasta las 11:59 de la noche del día martes 5 de abril para resguardar la seguridad ciudadana”, dijo Castillo.

La medida, que de inmediato provocó expresiones de rechazo en las redes sociales, no era respetada por la mañana por muchos limeños que debían ir a sus sitios de trabajo, en hospitales u hoteles, pero los infractores no eran molestados por los militares ni policías. El mayor problema era la carencia de autobuses públicos.

“Fue una medida muy tarde e improvisada”, se quejó Cinthya Rojas, una nutricionista de un hospital que esperaba pacientemente en una parada de buses en el municipio del Agustino, al este de Lima.

En el distrito de Miraflores muchos empleados llegaron por diversos medios a los hoteles donde trabajan, pagando taxi o caminando. Otros pudieron usar el tren elevado urbano, que atraviesa Lima de norte a sur pero lejos de la costa, y que seguía operando.

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