Gisela Ortiz, la exministra de Cultura y familiar de uno de los desaparecidos durante el gobierno de Alberto Fujimori, asistió este viernes a Palacio de Gobierno junto a otros deudos. Conversaron con el presidente Pedro Castillo sobre su parecer respecto al reciente fallo del Tribunal Constitucional donde se ordena la liberación del expresidente, tras restituirse el indulto concedido en el año 2017.
“Estamos hablando de una acción del Tribunal Constitucional ilegal que beneficia indebidamente a Alberto Fujimori, por lo tanto no hay razones para creer en este pedido de perdón. Nosotros los familiares tenemos un derecho irrenunciable que es el derecho a la justicia. No podemos permitir que tengamos instituciones tan frágiles que tomen decisiones atropellando derechos de otros para beneficiar políticamente a alguien”, expresó.
Agregó que lo que buscan son acciones que les demuestren que la vida de sus familiares, los 30 años de lucha que tienen en busca de justicia, no han sido en vano. Y que hay una lección aprendida para que estos hechos no se repitan en el país.
Señaló que cualquier situación que signifique volver a la normalidad de la familia Fujimori, “sepan que se ha hecho atropellando la memoria de nuestros familiares de forma indebida, arrebatando la poca justicia que teníamos”.
Ortiz indicó que están en un proceso de cerrar un duelo para los familiares de los desaparecidos, pero así es imposible. Sostuvo que no hay mecanismos no solo para sanar esas heridas, sino para que haya justicia.
“Este país también lo hemos construido nosotros en una lucha constante contra la impunidad. Creemos que nuestras instituciones que son garantía de que esto funcione como el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional sirvan realmente para atender nuestros derechos y no para pisotearlos”, sentenció la exministra.
TESTIMONIOS
Uno a uno, Ortiz fue presentando a quienes la acompañaron a Palacio de Gobierno. Una de ellas era la señora Martha Flores, viuda de Pedro Huilca, dirigente sindical que fue asesinado en el año 1992. También estuvieron Cromwell Castillo, padre de Ernesto Castilo Páez, estudiante de la PUCP desaparecido; y Javier Roca padre de Martín Roca, estudiante de la Universidad del Callao, torturado, asesinado e incinerado en el SIN.
Cromwell Castillo recordó pasajes duros de la desaparición de su hijo: “El 21 de octubre de 1990 fue detenido en un parque público mi hijo, estudiante de sociología. Desde esa época los policías que lo detuvieron hasta el presente no sabemos nada de él. A pesar de que se ha acudido al Poder Judicial y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, condenaron a los policías a 15 años, pero cumplieron 5 años y ahora están libres. Esta es la justicia de nuestro país”.
Por su parte, Javier Roca contó: “Mi hijo estudiaba Economía el tercer ciclo, a partir de que le quitaron un videocassette en el servicio de inteligencia, allanaron mi casa. Al no poder acusarlo legalmente, lo secuestraron el 5 de octubre al salir de la universidad y lo condujeron al sótano del Servicio de Inteligencia Nacional. Durante 20 días lo torturaron, lo volvieron loco, lo ejecutaron y lo incineraron. Todo eso comprobado por la versión del autor material del Grupo Colina. ¿Qué es lo que ha hecho el Estado para restituir a los familiares? Tengo 83 años, pronto me voy a morir, pero hasta ahora no hay justicia. Mi hijo era inocente, era estudiante, nunca cometió ningún delito, pero espantosamente lo asesinó el gobierno, los militares”.
Respecto al asesinato de Huilca, si bien la viuda no habló, por el informe final de la Comisión de la Verdad, se conoce el siguiente informe:
El 18 de diciembre de 1992, Pedro Huilca Tecse se levantó muy temprano y tras desayunar con su familia salió a la cochera en busca del auto que le había asignado la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP).
Regresó a su casa para recoger a su hija, Flor de María Huilca Gutiérrez y al hijo de su pareja, Julio César Flores Escobar, y juntos salieron de la vivienda sin ningún mal presagio. Los tres se dirigieron al vehículo, y ni bien entraron en él, se escucharon los disparos que acabaron con la vida del dirigente sindical: “Salimos y yo me senté al lado derecho de mi papá, y en ese momento(...) escuché sonidos como cohetecillos, yo pensé que eran cohetecillos porque era diciembre (...) cuando levanté la mirada vi gente rodeando el carro hacia el lado en que estaba sentado mi papá, todos varones”.
Martha Flores Gutiérrez, pareja de Huilca Tecse, presenció el crimen desde la puerta de su casa, pues había salido a despedirlo: “Cuando estaba en la puerta de la casa, esperando que mi esposo encienda el vehículo, veo a un hombre, de tamaño mediano, con camisa celeste y un chaleco oscuro y se acerca y saca un arma que parecía ser una metralleta de mediano tamaño, como la que usan los soldados, y le disparó (...) el sujeto que le disparó huyó rápidamente. Luego aparecieron entre 08 y 10 hombres con armas y dispararon en la puerta de mi casa”.
Mientras tanto, la hija del secretario general de la CGTP salió del vehículo e intentó en vano pedir ayuda. Al tratar de regresar a su vivienda se cruzó con una mujer que tenía una pistola apuntando al vehículo en el que estaba su padre.
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