Durante semanas los contagios por coronavirus parecían ser un problema de oriente, pero no tuvieron que pasar muchos días para que el virus se propagara por todo el planeta. Hace exactamente dos años, en las primeras horas de la mañana, el expresidente Vizcarra anunciaba que el primer caso de COVID-19 había sido detectado en el Perú. Desde entonces tuvimos que adaptarnos a varias medidas, muchas de las cuales todavía continúan vigentes.
Aunque el anhelo por retornar a la “antigua normalidad” sigue latente, cada vez somos más conscientes que de ella no se podrá disfrutar jamás. La necesidad de portar mascarillas para evitar contagiar y ser contagiados en un constante recordatorio de que ya no podremos volver a vivir sin el temor la llegada de la próxima pandemia o epidemia.
En lo que va del siglo XXI ya hemos sido testigos de la epidemia del SARS entre 2002 y 2003, la pandemia del A-H1N1 que cobró 18,000 vidas en el 2009, la epidemia del Ébola en 2014, entre otros. El peligro está, por ello es importante que las autoridades y la población tomen las precauciones necesarias.
LA IMPORTANCIA DE LA CIENCIA
Mientras los hospitales colapsaban y el número de víctimas de la COVID-19 no paraba de aumentar, grupos de científicos trabajaron sin descanso para darle a la población una herramienta con la cual combatir el virus que había desatado esta cruel pandemia. En diciembre del 2020, finalmente el mundo miró con emoción la aplicación de la primera vacuna del laboratorio Pfizer en Inglaterra.
No sería sino hasta dos meses después que el Perú contaría con la suerte de tener vacunas para administrar a la población. Así como hubo quienes acudieron con esperanza a los centros de vacunación hay quienes hasta hoy miran con desconfianza a las vacunas, principalmente producto de la desinformación que ya venía apareciendo en los medios de comunicación desde antes de la pandemia.
Entre los retos más importantes para el Perú no solo está la inversión en pro de la investigación científica, sino también la educación a la población para confíe en ella y ponga por delante los hechos antes que la información no corroborada ni sustentada.
HIGIENE Y PREVENCIÓN
Puede que lo hayamos oído desde pequeños, pero la importancia del lavado de manos y otros métodos de prevención de contagios nunca habían sido tan valoradas como ahora. Ya se nos había prevenido desde la aparición del H-1N1 sobre la suciedad que albergamos en nuestras manos y cómo lo trasladábamos a diferentes espacios. Hoy somos más conscientes de que el correcto lavado de manos previene esta y otras enfermedades.
Estornudar evitando el contacto de la nariz con las manos y procurando que esta no salga disparada es una forma de cuidar a quienes nos rodean. Sabiendo que el aire disparado por un estornudo puede llegar entre 60 y 70 km/h es necesario no exponer a otros a posibles enfermedades.
La pandemia ha provocado cambios profundos en la humanidad que desde ya están encontrando un espacio en los libros de historia y las producciones audiovisuales. El COVID-19 sigue evolucionando y permanecerá con nosotros. Para entenderla y combatirla está la ciencia y para prevenirla está el resto de la población.
El mundo en el que hoy vivimos no se parece a la de los primeros meses del 2020. Solo queda recordar aquellos días con cierta dosis de nostalgia y prepararnos para lo que nos sorprenda el futuro cercano.
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