Una vez más, como sucedió hace un par de semanas con dos extranjeras en el Centro de Lima, un sicario asesinó a la colombiana Yicel Alexandra Villamaria Calanca, de 19 años, a la altura de Puente Nuevo, en el distrito de El Agustino. La joven era una trabajadora sexual y se habría negado a pagar cupo a las ‘mafias del sexo’ extranjeros, un grupo de delincuentes colombianos y venezolanos.
Los testigos del crimen comentaron que un hombre de mediana estatura que estaba cerca de la zona se acercó a la mujer y le disparó. Al parecer, el homicida la habría estado buscando, pues recientemente había regresado de Colombia hace unas semanas.
“Ella ya estaba recibiendo amenazas al igual que todas las chicas que trabajan aquí. Le querían cobrar 100 a 200 soles. No entendemos por qué no han detenido a estos sujetos. Ella no quería pagar los cupos”, dijo un amigo de la víctima a La República.
Al lugar del crimen llegaron los efectivos policiales de la Comisaría Santoyo para cercar la escena del asesinato. Tal como lo dijo el amigo de la colombiana, la investigación apunta a un ajuste de cuentas por el cobro de cupos a trabajadores sexuales, indicó el comandante de la Dipincri de El Agustino.
“Aquí hay cámaras. Queremos que agarren al culpable, porque si siguen así van a matar a todas las chicas. La policía estaba en la zona, pero no pudieron hacer nada. Sus compañeras (de Yicel) fueron asesinadas hace un mes”, agregó Castro.
Hace unas semanas también hubo un atentado contra tres trabajadoras sexuales en El Agustino. Las mujeres huyeron a una juguería en la misma calle, pero una de ellas salió herida.
‘MAFIAS DEL SEXO’ DE EXTRANJEROS
Las ‘mafias del sexo’ son integradas por proxenetas colombianos y venezolanos que están sembrando terror en varios distritos como El Agustino, Cercado de Lima, Lince y San Martín de Porres al amenazar con pedir cupos a las trabajadoras sexuales para permanecer en ese lugar.
Las mujeres reciben mensajes amenazantes para que paguen de 200 a 300 soles semanales para trabajar ‘tranquilamente’ en estas zonas o las pueden matar como ha ocurrido en las últimas semanas.
Mientras algunas trabajadoras sexuales han decidido retirarse a otros lugares; otras permanecieron en su lugar de siempre, pero deben pagar a los proxenetas para que sean ‘protegidas’. Algunos de estos delincuentes son integrantes de la banda venezolana el Tren de Aragua que buscan tener el control de varias zonas de Lima donde hay poca presencia policial y es muy recurrida por los parroquianos.
Aunque la policía ha hecho ‘batidas’ para capturar a estos sicarios, no los ha podido encontrar y se conoce que muchas trabajadoras sexuales están con mucho temor, por lo que les pueda ocurrir cuando salen a laborar.
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