Jaime Bayly: estas fueron las sentidas palabras que le dedicó a su desaparecida hermana

El escritor recordó a Doris Bayly, poeta que falleció luego de sufrir un accidente automovilístico.

Guardar
Jaime Bayly: estas fueron las sentidas palabras que le dedicó a su desaparecida hermana
Jaime Bayly: estas fueron las sentidas palabras que le dedicó a su desaparecida hermana

La partida de Doris Bayly tomó por sorpresa al conocido escritor y periodista Jaime Bayly. Su hermana se encontró con la muerte cuando manejaba bicicleta en un balneario del norte del país. Desde entonces numerosos textos recordándola fueron publicados en diversos medios y redes sociales, todos ellos destacando su talento y amor por el mar y las letras. Entre quienes le dedicaron sentidas líneas estuvo su hermano quien la recordó y narró lo que tuvo que enfrentar tras enterarse de la partida de un ser tan querido.

La ridícula idea de no volver a verte”, título prestado del libro de la escritora española Rosa Montero, inicia con una tormenta que impidió al escritor tomar el vuelo que lo traería a Lima para despedirse de su hermana. “Como suele ocurrir, el destino o el azar decidió por nosotros”, escribió para luego preguntarse cuál de los dos caminos había propiciado la repentina muerte de Doris Bayly. Algunos familiares suyos creyeron que “ya había cumplido su misión en la tierra”, así que dios decidió llevarla consigo; sin embargo, siendo Jaime Bayly agnóstico, esta idea no terminaba de convencerlo.

Jaime Bayly recordó así a su hermana Doris Bayly.
Jaime Bayly recordó así a su hermana Doris Bayly.

¿Y si no fue Dios sino un chofer estúpido quien mató a mi hermana? ¿Y si ella, al dejar de respirar, ha dejado de existir del todo, y no se ha transmutado a otra dimensión espiritual? ¿Y si ella, con dos hijos jóvenes todavía, en edad universitaria, quería vivir veinte años más, y la idiotez al volante de un conductor descuidado le arrebató esos sueños?”, se preguntaba el escritor con el deseo de comprender las causas del accidente que le arrebató a la hermana con quien creció y compartió buenos momentos durante su vida.

UNA VIDA EN VERSOS

Había comenzado a irse de este mundo cuando decidió ser poeta”, escribió el periodista sobre una de las facetas más recordadas de Doris Bayly. El sueño de ser escritores unía a ambos hermanos mientras cursaban juntos la universidad. Pronto el periodismo afianzaría su unión mientras ella escribía en la sección cultural de “La Prensa” y Jaime Bayly publicaba columnas políticas, las mismas que lo llevaron a la televisión y luego a la fama.

Luego de vivir juntos una temporada, Doris Bayly tomó la decisión de ir rumbo a un convento en los Andes donde sería monja de clausura. El silencio de más de una década se rompió tras la publicación de “No se lo digas a nadie”.Aun siendo monja, y a sabiendas de que toda mi familia había condenado mi primera novela, en la que mi alter ego literario sucumbía a su pasión por los hombres y las drogas, me dijo una tarde por teléfono: Tu novela me ha parecido de puta madre”, recuerda el escritor de 57 años.

Habiendo dejado atrás los hábitos, Doris Bayly llegó a publicar dos poemarios. Su sueño de ser poeta se cumplía finalmente junto con su matrimonio y la llegada de sus dos hijos. “Celebré el modo improbable y casi heroico como se reinventó, como renació después de ser monja. No dejó de ser creyente, de ir a misa, de rezar por todos y también por mí, pero encontró la manera de hacerlo siendo, a la vez, madre de dos niños, esposa consentida por el pintor, poeta de extraordinario talento y dichosa corredora de olas”, dicen las líneas del autor de “Los amigos que perdí”.

El cáncer que debilitó a Doris Bayly es otro episodio recordado en la conmovedora columna. Según el escritor, la familia se había resignado a su partida, pero su hermana decidió dejar todos los tratamientos en el pasado y mudarse a Máncora donde cambió por completo su estilo de vida. Sin embargo, fue en ese mismo lugar donde la muerte la recogería años después.

Querida hermana, querida amiga, querida poeta: a pesar de que soy agnóstico, a pesar de que no volveré a verte, todas las noches rezaré por ti y te hablaré en silencio, porque no me resigno a la ridícula idea de no volver a verte”, son las últimas líneas de la más reciente columna de Jaime Bayly.

SEGUIR LEYENDO

Guardar