En el día a día los seres humanos estamos predispuestos a conocer a muchas personas. Algunas de ellas pueden volverse parte de nuestras vidas, mientras otras son solo “aves de paso”; sin embargo, es importante saber identificar a qué personas las volvemos parte de nuestro núcleo más íntimo y es ahí donde entra el tema de la toxicidad. Si tienes una relación amorosa, amical, laboral, entre otras y te has preguntado ¿cómo identificar a una persona tóxica? En esta nota te mostraremos 5 características para dar con ellos y así adoptar cambios o tomar ciertas decisiones.
Es importante priorizar nuestra salud emocional porque si no trabajamos en nosotros mismos no vamos a poder estar bien (de forma real) con los demás y una persona tóxica no ayuda a mejorar y tener una buena salud mental.
Así que a continuación te mostramos 5 caracaterísticas para identificar a una persona tóxica.
1. No terminar las tareas requeridas.
Las personas estamos dispuestas a aceptar retos y así es desde que estamos en el vientre de la madre hasta la etapa de la vejez. Y una de las características que diferencia a una persona tóxica de una que no es tóxica es precisamente el aceptar retos o tareas y luego no hacerlas. Esto puede suceder en el trabajo, hogar, centro de estudios o inclusive en la pareja. Si la situación de dejar de hacer las cosas o dejarlas a medias cuando previamente se acepta el reto o la responsabilidad, es constante es probable que estés lidiando con una persona tóxica.
2. El trato silencioso.
Cuando una persona ignora lo que dices, haces o tu sola presencia podríamos hablar de una persona tóxica, pero esto en ocasiones puede darse porque la otra persona no te conoce bien, es muy tímida o tiene problemas en la vista. Sin embargo, si ninguno de estos tres aspectos corresponde a la persona que ignora a los demás debes estar alerta y en el mejor de los casos hablar con ella (o él) porque frente a situaciones difíciles su postura puede ser la misma y esto podría terminar afectándote.
3. Terquedad.
Ser terco en ciertos aspectos es bueno, siempre y cuando se sepa cómo, cuándo y dónde manejarlo, pero si al analizar dicha posición no corresponde o no es beneficioso mantener la obstinación es probable que esa postura tenga como fin molestar o incomodar a los demás.
Si esta situación se vuelve frecuente en esa persona, es mejor conversar con ella y decirle cuál es tu percepción y llegar a un acuerdo de forma amable.
4. Contagia el fastidio.
Puede que encuentres muchas personas con estas características y es que es importante comprender que cada ser humano tiene una batalla interna distinta. Una persona puede ser malhumorada, pero mientras no contagie ese malhumor y no busque hacerlo no hay problema. Identificarás al tóxico (a) porque este se quejará de todo lo que sucede en el espacio que comparten, ya que su objetivo es que todos estén incómodos y fastidiados igual que él (o ella).
5. Insultos sutiles.
Esto puede suceder en cualquier lugar, espacio y grupo y van de la mano con comparaciones en las que de cierta forma minizan tu esfuerzo, dedicación y desempeño. Por ejemplo, si traes una maleta o mochila nueva muy llamativa que tu pareja te regaló, un compañero puede decirte que está muy lindo y agregar el “pero no tan lindo como el de mi hermano”. Esto se convierte en un insulto sutil.
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