Durante varios días se tenía poca información sobre las víctimas del barco pesquero español Villa de Pitanxo, el mismo que naufragó por aguas canadienses. Tras varias horas de trabajo, equipos forenses de Canadá y España dieron por concluido el trabajo de identificación de fallecidos que en total resultaron ser nueve, cinco peruanos, tres españoles y un ghanés.
Entre los compatriotas que perdieron la vida en este lamentable accidente se encuentran el marinero Miguel Lumbres, quien había ocupado el puesto de otro tripulante que dio positivo a COVID-19. Daniel More y Diego More eran tío y sobrino que al igual que William Arévalo perdieron la vida en el naufragio. El ayudante de cocida Rogelio Franco había señalado que deseaba que sus restos regresaran a su patria ya sea que se encontrara con la muerte en España o en algún otro lugar del planeta.
Juan Antonio Cordero, tripulante a quien le faltaban dos mese para jubilarse; el engrasador del barco, Ricardo Alfonso; Apaanah Pelungo Zure, quien participaba por primera vez en pesquería y el cocinero Fernando Santomé son las otras víctimas identificadas por las autoridades forenses a cargo de este caso.
Las familias de las víctimas ya han sido notificadas de la labor del grupo mencionado y están recibiendo atención por parte de un equipo psicológico especializado en gestión de catástrofes, según un comunicado de la delegación del gobierno español en la región de Galicia, lugar de donde provenía la embarcación.
Los supervivientes arribaron hoy en el puerto de San Juan de Terranova para ser sometidos a exámenes médicos. Se trata de Juan Padín, su sobrino Eduardo Rial y el ciudadano ghanés Samuel Kwesi. En la misma embarcación también fueron transportadas siete de las víctimas mortales.
¿CÓMO OCURRIÓ EL NAUFRAGIO?
A las 05:24 a.m. del martes 15 de febrero, el pesquero gallego Villa de Pitanxo lanzó dos alertas desde unos 460 kilómetros al este de las costas de Canadá, según una publicación del diario ABC. Los primeros en llegar a la zona encontraron dos balsas en las que había tres sobrevivientes y cuatro cadáveres.
La hipótesis que se maneja hasta el momento es que el origen del desastre fue una falla en los motores de la embarcación. Estando a la deriva, un golpe de mar inundó los compartimientos de la popa que ocasionaron su rápido hundimiento. De los 24 tripulantes, fallecieron nuevo, tres sobrevivieron, pero doce todavía permanecen desparecidos.
Se sabe que el miércoles las autoridades canadienses decidieron detener las tareas de búsqueda tras 36 horas de haberse reportado el siniestro. Una de las causas de esta decisión habrían sido las pocas posibilidades de encontrar con vida a la mitad de la tripulación faltante. Los familiares insisten en que se retomen los trabajos, pero esto dependerá de las condiciones meteorológicas.
Durante la madrugada del 15 de enero, la zona del accidente registró vientos entre 50 y 75 Km/h y oleaje que oscilaba entre los 6 y 9 metros de altura. Frente a este panorama es que se habría producido la falla del motor que dificultó el manejo de la nave entre el oleaje de aquella mañana. Se cree que gran cantidad de agua entró por la parte trasera de la embarcación inundando así los compartimientos traseros.
Aquellos tripulantes que se encontraban descansando a esas horas de la mañana habrían quedado atrapados dentro del barco. Se cree que al despertar se encontraron con un escenario caótico que dificultó cualquier intento de escape. Fueron pocos los que tuvieron tiempo de ponerse el traje de supervivencia.
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