Una voz autorizada en lo que a humor se refiere es Hugo Salazar, comediante con más de 40 años de vida artística y que ha hecho una serie de presentaciones de stand-up comedy en distintos escenarios. Si bien dijo no estar enterado del escándalo suscitado por los cómicos Ricardo Mendoza y Norka Gaspar —que se burlaron de un hecho de agresión sexual contra una niña en un bus—, solo se remitió a comentar: “eso pasa cuando hablan huev…”.
En cambio, sí se refirió al panorama actual para un humorista, los límites que existen y la evolución de este oficio. “Soy enemigo de lo políticamente correcto”, señala, y agrega que el humor ha evolucionado inclusive en los programas llamados blancos. Cuenta que hace muchos años existía un cómico argentino llamado Pepe Biondy, que debe haber sido uno de los más cuidadosos y puntillosos, que no decía groserías para no ofender a nadie. “Sin embargo en su programa en los años sesenta se burlaban de los gordos, de los calvos, de los narizones, de las damas poco agraciadas, porque era tolerable”, indica.
Un caso similar se vio años más tarde, a fines de los setenta, en el Chavo del Ocho, donde se hacía burla de la vejez de doña Clotilde, mofa de la barriga del señor Barriga, a un niño le metían cocacho y a otro lo pellizcaban, y eso ya no se puede hacer, afirma. “Si Chespirito volvería a hacer el Chavo, tendría que hacerlo de otra manera. Ya no se puede uno burlar de eso porque las cosas han cambiado. Y creo que está bien”, aduce.
Salazar indica que a veces se llega a límites exagerados, cuando quieren hacerle problemas al dibujo animado de Pepe Le Pew, porque aseguran que cuando persigue a la gata se ve como acoso, eso es exagerado. “Yo lo veía de niño y de adulto y nunca pensé que eso legitimara el hecho del acoso. Aplicar la cultura de la cancelación sería absurdo en ese caso”, apunta. Pero afirma que hay cosas que ya no se pueden hacer.
“Yo mismo en mis stand-ups, muy poco he hecho eso. Por ejemplo, nunca he hecho chistes de gays, pero seguramente si reviso encuentro cosas que ya no las puedo hacer. Y hay que tener cuidado. El humor tiene que ser transgresor, pero va a haber que romperse la cabeza para crear cosas nuevas”, manifiesta el humorista.
Finaliza poniendo como ejemplo las bromas que le hacían al expresidente Alejandro Toledo al compararlo con Pachacútec, y recuerda que fue él quien utilizó eso como bandera. “Pero en líneas generales, aún así una persona haya hecho uso de eso no se puede”, asevera.
OTRA MIRADA
Un conocido comediante que prefirió no ser identificado dio su punto de vista sobre las críticas que vienen recibiendo Ricardo Mendoza y Norka Gaspar. Señala que en el humor, el contexto es todo, por eso es un problema cuando extraes una parte, como ocurrió con el video difundido en redes sociales.
“Si sacas una broma de contexto, se complica. Este es un programa que la gente ve y que genera códigos de humor y se generan conversaciones subidas de tono. Es como cuando estás con un grupo de gente y piensas que hablan como unos salvajes, pero son los códigos que se manejan en ese grupo”, sostiene.
Reconoce que sí fue un exceso lo dicho en el programa Complétala. Y cree que YouTube puede influir para que un cómico se libere un poco más, al ser un lugar que no está normado. Más bien, la normatividad viene por parte de los usuarios.
Agrega que cuando un comediante hace stand-up comedy, en ese lugar donde estás con la gente hay un pacto tácito de que eso va a quedar ahí. Pero cuando salen a YouTube, el pacto es descontextualizado. “¿Es una salvajada lo que han dicho? Sí, pero fue dicho en un contexto de salvajes”, precisa.
Respecto a los límites, indica que los vas encontrando conforme los vas superando. Es decir, vas marcando límites conforme los vas transgrediendo.
“La gente tiene que entender que Ricardo ha tenido una carrera meteórica y ha pasado de hacer shows en locales de 40 personas, a llenar el Plaza Arena. Es una persona que en tres años ha tenido un poder mediático que no esperaba y creo que se está dando cuenta de que hay consecuencias”, puntualiza.
La fuente agrega que el tema es grave, pero no cree que sea una tendencia. Por otro lado también cree que existe una superioridad moral de muchas personas que dicen qué es humor y qué no. “En el Perú siempre renegamos del humor. Siempre se tiende a decir qué es chabacano o qué es vulgar o qué es tonto, popular o inculto. Al final el humor es personal, es tailor made [hecho a medida]. En YouTube ves el humor que tú quieres, y los números de Hablando Huevadas hacen ver que mucha gente los prefiere”, refiere.
Intentamos contactar con varios cómicos para esta nota, pero fueron muchos los que prefirieron no hablar. Nuestra fuente, que aceptó hablar bajo anonimato, lo explica: “No puedes hablar mal de un comediante porque todos tenemos minutos de salvajadas que mañana nos lo pueden sacar”.
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