Tadeo Palacios: “Sentí la necesidad de llevar el 14N al terreno literario para dejarlo como un testimonio”

El escritor piurano publicó “Mañana nunca llega” con la editorial independiente Pesopluma.

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"Mañana nunca llega" es el primer libro de cuentos del escritor peruano Tadeo Palacios.
"Mañana nunca llega" es el primer libro de cuentos del escritor peruano Tadeo Palacios.

El escritor Tadeo Palacios reflexiona sobre el Perú con Mañana nunca llega: un país violento, racista, discriminador, machista y homofóbico. Los trece cuentos de este libro no caen en lo panfletario, sino que beben de la realidad de diferentes voces. La violencia política, el coronavirus, el 14N y Piura, la tierra del escritor, se encuentran en estas páginas publicada por la editorial independiente Pesopluma.

—¿Te marcó bastante el 14N?

Mañana nunca llega busca dar voz a diferentes actores del conflicto que se suscitó en el marco del 14 noviembre de 2020 después que se produjese un golpe de estado parlamentario en el Perú y se tomase el Ejecutivo por espacio de algunos días, en un gobierno que, a todas luces. resultó ser ilegítimo. La ciudadanía de forma esporádica y espontánea se levantó, particularmente, los jóvenes de mi generación que no habían tenido todavía un espacio de conflicto social como pudo haber sido el ‘Baguazo’ o Espinar. En este caso tuvimos esta oportunidad de participar activamente en otra esfera de lo que respecta a la ciudadanía que es el derecho a la protesta. Desafortunadamente hubo pérdidas humanas como las de Inti y Bryan. Luego, esta represión en contra de la población civil siguió durante el gobierno de Sagasti en las protestas agroexportadoras donde tuvimos las pérdidas de compañeros. En el marco de toda esta sucesión de violencia sentí la necesidad de llevar el 14N al terreno literario para dejarlo como un testimonio que pueda hacer frente al olvido.

—En el cuento que da el título al libro le das voz a un policía y reflejas que también son víctimas de un sistema represivo.

—Es sumamente complicado. Mi abuelo paterno fue guardia civil entonces era el equivalente de policía nacional. Había una importancia destacada al honor: el honor personal y el honor como institución. Cada vez que conversaba con mi abuelo me enseñaba qué era la policía como institución. Lamentablemente, después se vio involucrada en escándalos de corrupción durante la época del fujimorato y luego en situaciones de violencia en contra de los derechos humanos que eran impensables en su momento. Finalmente, uno se da cuenta que el aparato policial depende del estado y absorbe mucho de sus vicios. Si la institución tiene antecedentes de corrupción y abuso policial incluso en materia de derechos humanos, es porque muy probablemente en el seno de la institución se reproduzcan estas conductas y esto termina forjando una suerte de círculo vicioso no solo con la institución policial sino también con las fuerzas del orden, en general. Hemos sabido de esto a lo largo de todos estos años cuando aparecen denuncias por maltratos que se cometen en contra de estudiantes o aspirantes a policías, militares, marinos o miembros de las Fuerzas Aéreas. Esto es terrible porque cuando a la policía le toca enfrentar a personas desarmadas de la población civil o poblaciones vulnerables no terminan en muchos casos aplicando los manuales que observan los derechos humanos o los protocolos para la detención segura.

—Pero es una falla de la institución.

—Exacto, no es una falla de gobierno, del gobierno del turno o del estado que bien pueden acrecentar o poner más álgido el tema de violencia como el ‘Baguazo’ durante el segundo gobierno de Alan García. Sin embargo, sí es una falla institucional como apuntas, que puede rastrearse en los últimos 30, 40, 50 o 60 años. La intención de poner a un suboficial en ese cuento es que, aunque no estén de acuerdo con este proceder, se ven compelidos porque están bajo la cadena de mando.

Mañana nunca llega, de Tadeo Palacios Valverde. Foto: Pesopluma
Mañana nunca llega, de Tadeo Palacios Valverde. Foto: Pesopluma

—¿Estuviste en el 14N?

—No, estuve en las dos primeras antes del día 14. Pero recuerdo que el sábado 14 de noviembre de 2020 empezó como una suerte de festividad porque era también una muestra de que, mediante medios pacíficos y protesta ciudadana, la gente podía hacer sentir su descontento. Me acuerdo mucho esta escena cuando los manifestantes avanzaron por la avenida Abancay, se establecieron frente al Congreso, negociaron con la policía, los oficiales aceptaron y les pidieron que saquen a los borrachos, pero no había nadie ebrio. Estaban caminando tranquilamente, y de un momento a otro, ocurrió una especie de amago de incendio unas cuadras atrás. Cuando la prensa fue a cubrir el incendio aprovecharon para bombardear a los manifestantes. Existe el principio de proporcionalidad: no puedes agarrar a balazos o destrozarle el rostro a alguien que solo tiene un papelógrafo en la mano.

—¿Por qué la idea de darle diferentes voces en el cuento?

—Era para que diferentes personas hablen desde su posición, desde su lugar de enunciación. Están las chicas que desactivan bombas y los que se juntaron con los amigos y fueron a marchar. Muchos que pudieron haber tenido su primera experiencia marchando tuvieron una experiencia bastante cruda. Yo he estado antes en muchas manifestaciones desde la universidad y nunca había visto el nivel de violencia que se empleó en el 14N. Al menos en la capital porque, ciertamente, la policía tiene otra forma de actuar en provincias y en los territorios del interior , donde son mucho más violentos los métodos de represión que usan.

—Tú eres piurano, ¿has visto mucho de esas represiones policiales en el norte del Perú?

—Sí, he visto la forma de represión que se tiene en provincias, pero no consideraba similares a la forma que reprimen dentro de las ciudades. Lo peor es que se ensañan bárbaramente con los estudiantes.

—En Mañana nuca llega hay otros cuentos donde también interviene la autoridad. Tratas de explorar este tema de la violencia.

Hay una tradición latinoamericana sobre la autoridad. Hay un autor que a mí me gusta mucho que es Sergio Bufano, de la tradición rioplatense. Bufano cuenta la experiencia de las dictaduras del cono sur, en Argentina y Uruguay. Es un tópico incluso abordado dentro del boom latinoamericano con Vargas Llosa, García Márquez y otras figuras que no fueron indiferentes a este tratamiento sobre lo que ocurre cuando la autoridad tiene un choque contra el colectivo ciudadano o contra el individuo. Sin embargo, a finales de los 90 o inicios de los 2000, la literatura comenzó a satanizar esos temas y se infundió a la lógica del yo o la lógica del intimismo que no es mala, pero se ha hecho un abuso desmedido de moldes que probaron éxito en alguna ocasión. En estos 13 cuentos traté de forjar una especie de caleidoscopio para que el lector pudiera ver cómo es la violencia continua en el Perú. Se asume el término violencia con la época del terrorismo subversivo o terrorismo de Estado, pero sería demasiado limitante solo ver la violencia como patrimonio de esa época. Con Mañana nunca llega trato de poner sobre la mesa diferentes épocas; hay cuentos que se desarrollan en los años 80, 90 y la década del 2000.

—También está presente Piura, tu tierra natal.

—Quería dar cuenta de la vida de comunidades como la caleta de los pescadores. Yo tengo recuerdos muy bonitos de mi niñez en Talara y sentí que trasladar esa fuente a un relato que tocara el mar y la vía de pescadores era necesario. También lo hice porque hay un lugar común dentro de la narrativa y muchas veces se entiende al norte del Perú como un lugar de jolgorio, festejo eterno y turístico cuando no es así.

—La otra cara es muy diferente.

Sí, la gente tiene problemas muy dolorosos, solo que quizás dentro de nuestra idiosincrasia preferimos ver el lado luminoso. En este libro de cuentos abordo la angustia y esa suerte de melancolía tierna.

—No dejaste pasar por alto la pandemia del coronavirus en Mañana nunca llega como en el cuento El legado.

—Era un cuento sumamente coyuntural por la COVID-19, pero puede ser por cualquier otra circunstancia, sobre todo, cuando los hijos se preguntan qué hacer con el legado que les han dejado sus padres.

—El machismo, la homofobia y la transfobia también son abordados en este libro de cuentos.

—Hay mucha homofobia y transfobia en el norte del Perú, hay mucha gente que se deja influenciar por el Opus Dei. Recuerda que Piura es un panteón neurálgico del Opus Dei. Por otro lado, el conservadurismo hace que exista esta suerte de discriminación patente.

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