Pedro Salinas: “El mensaje del Sodalicio es que, si te metes con ellos, te van a fregar toda la vida”

En entrevista con Infobae, el periodista de investigación, quien destapó el caso del Sodalicio, conversó sobre el allanamiento a su domicilio y el grupo religioso, involucrado en el mayor escándalo de abusos sexuales en la iglesia católica.

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El periodista Pedro Salinas consideró
El periodista Pedro Salinas consideró que detrás del allanamiento a su casa, por parte de la Fiscalía, está el Sodalicio. Foto: Andina

Han pasado 13 días desde que la Fiscalía allanó la casa del periodista Pedro Salinas, autor de Mitad monjes, mitad soldados, una investigación periodística sobre los abusos físicos, psicológicos y sexuales de la asociación religiosa Sodalicio. Asustaron a su pequeña hija, a su pareja, y le confiscaron el celular y el disco externo de la computadora donde está a dos capítulos de terminar el nuevo libro acerca de la secta católica que espera sea publicado en Semana Santa.

Desde el 2015 cuando se divulgó Mitad monjes, mitad soldados, tanto a Paola Ugaz como a él, se les ha acosado sistemáticamente desde portadas en diarios de la ultraderecha, amenazas telefónicas y en correos electrónicos, además de buscarles abrir procesos judiciales. Es muy desgastante, dice Salinas en esta entrevista con Infobae, pero van a seguir investigando al grupo religioso.

—El fiscal anticorrupción Reynaldo Abia dijo que el allanamiento a tu casa fue por presuntos actos de corrupción y no por el nuevo libro sobre el Sodalicio que vas a publicar.

—No se podía grabar dentro de la casa porque habían confiscado mi celular, el de mi hija menor y el de mi novia, pero los comentarios abiertos de las personas que allanaron mi vivienda eran sobre el libro y una de las cosas que los inhibió es que no encontraron nada, ninguna evidencia de lo que estaban buscando en el acta de la cual no me dejaron copia, pero la pude fotografiar cuando le devolvieron el celular a mi hija.

—¿Qué esperas de la Fiscalía con esta investigación?

—Nunca debieron entrar sin una notificación previa y este allanamiento aparatoso parecía digno de un narcotraficante o un criminal de alta peligrosidad. No espero mucho de la Fiscalía porque esta manera de actuar huele muy mal.

—¿Cuáles crees que eran los objetivos de este allanamiento?

—Uno de los fiscales que estaba en mi casa recibió una llamada que, si no era de Abia, era del otro fiscal Víctor Valdez y se escuchó nítidamente que le preguntaba si ya tenía la computadora. La respuesta asolapada del fiscal para que no escuche fue que ya tenían todo, pero ahora estaba viendo ‘el otro tema’. Lo que más les importaba saber era quiénes eran mis contactos en la iglesia católica, mis fuentes en el Vaticano, los Whatsapps relacionados al Sodalicio y qué tipo de información había intercambiado. Había información valiosa no para la policía ni para la Fiscalía, sino para el Sodalicio. El nuevo libro es el único objetivo que le interesa únicamente al Sodalicio para saber qué dice y así puedan estar preparados legalmente. Yo me imagino que para justificar a todos estos personajillos oscuros como los fiscales Abia o Víctor Vidal, entre otros, van a tratar de decir que hubo un problema administrativo.

—Abia dijo que no esto no tiene nada que ver con el Sodalicio.

—Quien gatilla la demanda sobre la consultoría de comunicación de Chisac al Ministerio Público es un tal Edgardo Palomino Martínez, quien desde 2018 hasta la fecha viene en una campaña de descrédito sin respiro.

—¿Esto comenzó desde la publicación de Mitad monjes, mitad soldados?

—Esta persecución implacable inició con la querella por difamación que nos interpuso el sacerdote sodálite José Antonio Eguren a Paola Ugaz y a mí. En mi caso por un artículo titulado ‘El Juan Barros peruano’ que se publicó en La República y a Paola por siete tuits durante la visita del papa Francisco a Perú para advertir que el guía de bienvenida del sumo pontífice en Trujillo se la estaba dando un personaje del círculo más íntimo de Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio, justamente una organización sumamente controvertida. Como Eguren fracasó en su intento por querellarnos, aunque a mí me condenó y eso me pone, paradójicamente, como el único condenado en la historia del caso Sodalicio es uno de los periodistas que investigó y destapó el caso del Sodalicio. Eguren fue obligado a recular por la presión del Nuncio Apostólico, el arzobispo de Lima, la conferencia episcopal y el Vaticano, así que él sale de la escena y crean otra estrategia: ya no es a lo bruto y achorado como ha sucedido con Christopher Acosta y otros periodistas en los últimos años, ahora se han sofisticado. Hay una estrategia que supone la participación de un elenco, que podemos llamarlos las cabezas parlantes mediáticas, y la resonancia de algunos medios de comunicación de circulación con poca credibilidad que tienen el concepto de ‘miente, miente, que algo queda’.

Los periodistas Pedro Salinas y
Los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz vienen siendo acosados sistematicamente desde que publicaron "Mitad monjes, mitad soldados" sobre los abusos del Sodalicio. Foto: Blog Pucp

—¿Quiénes son parte de ese grupo?

—Edgardo Palomino Martínez, quien ve los temas legales y se encarga de las querellas contra Paola Ugaz y contra mí. Allí hay una inversión de tiempo y compromiso en el tema y te preguntas si este esfuerzo es voluntario o hay algo detrás. También está Luciano Revoredo del portal La Abeja (una web ultraconservadora). Tanto Palomino Martínez como Revoredo están sincronizados para no parar de atacarnos en la misma línea y con los mismos argumentos. Otro es Uri Ben Schmuel, el exeditor de La Razón en la época de Vladimiro Montesinos cuando el asesor de Fujimori dictaba las portadas que, a través de columnas en diferentes diarios, viene repitiendo cosas absolutamente calumniosas. Y por allí aparece Phillip Butters que es la urraca parlanchina que rebota estas noticias. Ese es el ecosistema de la difamación contra nosotros desde 2018 hasta la fecha.

—¿Has querellado a alguno de los que acabas de mencionar?

—Sí, a Palomino Martínez recién lo he querellado en diciembre de 2021 por difamación. Yo no leía sus columnas, pero cuando termina implicando a Paola Ugaz por una investigación de lavado de activos, pensé que esta era la dimensión desconocida. Hasta le fabricaron chats de Whatsapp en word y le dedicaron dos portadas en Expreso. Increíblemente, eso lo aceptó la Fiscalía de José Domingo Pérez. Allí ya piensas que hay algo que como país no está funcionando bien, o sea, las instituciones tutelares no tutelan nada. Le encargué una investigación a una persona para que me averiguara que habían dicho de mí Palomino Martínez, Luciano Revoredo y Uri Ben Schmuel en los últimos tres años. Y salió todo esto. Conversé con el estudio Arbizu Gamarra (del exfiscal Julio Arbizu y el exprocurador anticorrupción Ronald Gamarra) para preguntarle si esas palabras eran difamatorias porque necesitaba la opinión de unos abogados y me contestaron que eran absolutamente difamatorias, así que los demandé. Sin embargo, eso tampoco lo captó el fiscal Abia que hizo una indagación a lo investigador Clouseau de la Pantera Rosa, al que se le pasaba todo y ha terminado admitiendo una denuncia que ya había sido archivada. La denuncia original era que en Chisac, la consultoría de comunicaciones que fundé en 1995 con Freddy Chirinos; Pabló Sánchez, quien era mi gran amigo, me dijo que iba a dar una consultoría en 2018, pero que no tenía que hacer nada. Esa investigación la hizo la actual fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, y como no tenía ni pies ni cabeza terminó sacando a Pablo Sánchez y ante la ausencia de este, Palomino Martínez recicló la misma denuncia y ahora dice que también está involucrada Janet Talavera, que en ese momento era la jefa de comunicaciones de la Fiscalía de la Nación que, supuestamente, se coludió conmigo para beneficiarnos de los 17 mil soles de la consultoría, y han terminado con este allanamiento a mi casa y al domicilio de Janet.

—¿Crees que fue orden de Zoraida Ávalos?

—No sé, porque todo esto coincidió con una licencia médica de Ávalos. No tengo la menor idea. Tengo claro que hoy en día la Fiscalía se ha convertido en un instrumento peligrosísimo contra la libertad de prensa porque lo que ha ocurrido con Christopher Acosta, Jerónimo Pimentel, Paola Ugaz y conmigo son precedentes nefastos y ya viene el caso de Daniel Yovera (por revelar presunto tráfico de tierras donde estaría involucrado el Sodalicio), otro periodista que está a punto de ser sentenciado y son capaces de decir que esto tampoco tiene nada que ver con el Sodalicio.

"Mitad monjes, mitad soldados" investiga
"Mitad monjes, mitad soldados" investiga los casos de abusos sexuales, físicos y psicológicos del Sodalicio. Foto: Planeta

—¿Hay algún indicio que las personas que has nombrado estén recibiendo dinero del Sodalicio?

—A mí no me consta que esta gente esté recibiendo plata, a mí lo que me consta es que actúan en manada, sincronizadamente se citan y hacen comentarios estridentes en Willax.

—El Sodalicio busca que te desgastes y te aburras con la investigación.

Tiene un poder económico muy importante. La persecución a Paola Ugaz por su libro, que ya está retrasado como dos años, es justamente por este tipo de procesos porque tiene que reunirse con los abogados y con las organizaciones que defienden la libertad de prensa a nivel global, ya que te van metiendo en aprietos; te quitan tiempo y te desgastan. El Sodalicio busca que seamos casos emblemáticos para el resto. El mensaje del Sodalicio es que, si te metes con ellos, te van a fregar toda la vida como lo han hecho con Paola Ugaz y conmigo y, eventualmente, con Daniel Yovera

—Con lo que ha pasado con Christopher Acosta, ¿crees que el periodismo de investigación está en riesgo en el Perú?

—Independientemente de todo lo que sucede creo que los medios de comunicación grandes, como El Comercio con Graciela Villasís y La República con Ángel Páez, tienen a buenos periodistas de investigación. Sin embargo, Cuarto Poder, que era uno de los pocos programas de investigación periodística, perdió toda credibilidad cuando la mayoría de periodistas renunciaron, sobre todo, por Gilberto Hume que ha desacreditado a América Televisión y Canal N. En nuestro caso, debo decir que las investigaciones de largo aliento cuestan, y Paola y yo no tenemos un respaldo como The Washington Post, The New York Times o la BBC. Aquí cada uno entró con su propio peculio y lo hicimos en nuestros ratos libres. Tuvimos harto compromiso con la investigación porque conversábamos con víctimas del Sodalicio. Una cosa es hacer periodismo de investigación en Estados Unidos o en Europa y otra, muy diferente, en Perú.

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