El actor Horacio Rafart viste chaleco y saco, se tiñe el cabello y pinta el rostro, pero por más que delinea sus labios, su personaje, que resulta ser un comediante, le impide dibujar una sonrisa permanente. La historia que contará es parecida a la que todos conocemos, un hombre atormentado por lo problemas de la mente y del mundo, aunque esta nueva versión trae una característica especial: su personalidad sumó todos los temores y traumas que trajo la pandemia del COVID-19.
Rafart, quien se presentará en el escenario del C.C. Ricardo Palma desde el viernes 14 de enero al lunes 21 de febrero, conversó con Infobae sobre lo que significó ponerse en los zapatos de uno de los enemigos más temibles de Batman quien también es el comediante más triste de todos.
¿Es el Joker un villano?
Hay veces que la gente hace cosas porque no tiene salida. Hoy tomé un taxi al Centro de Lima y el conductor me contó que se contagió de COVID el año pasado. Decía: “Yo no hice nada, ni tomé ivermectina. Me sentía mal, me tomé un antigripal y seguí trabajando” Si una persona tiene hambre y la sociedad no le da una salida, ¿qué hace? Seguramente, para los que están más cómodos es una salida cuestionable, pero no había otra alternativa. Uno en la sociedad todo el tiempo se va chocando con una injusticia normalizada. Entonces ¿quién es el villano o el héroe en medio de esta situación?
¿Dirías que el Joker es la proyección de todo lo que socialmente no se nos permite ser y hacer?
Algunas sí y otras no. El tipo tiene muchos problemas mentales y vive en una sociedad que lo ve como insignificante. Él pasa a defenderse, pasa a ser un héroe porque quizás eso es algo que nadie se animó ser. Estamos hablando dentro de lo que son nuestras sociedades caníbales donde es mal visto alguien que roba una cartera, pero un funcionario que desfalca dinero nunca va preso. Cuando nos acostumbramos a las desigualdades se pierde la humanidad que da paso al surgimiento de locos sueltos.
La pandemia ha mostrado sin vergüenza las brechas sociales. ¿Quizás dentro de poco, si no es ahora, veremos más “jokers” luchando contra el vapuleo constante?
El desarrollo de la obra lo hicimos en plena pandemia sufriendo todo lo que esto significó. Vimos que habían quienes vendían oxígeno industrial, así que ponte a pensar ¿qué haría si yo mato a mi familiar por darle un oxígeno que no debía? Eso vuelve loco a cualquiera. Los sobrecostos de las clínicas, las vacunaciones ocultas del presidente, la ministra y otros funcionarios sucedían mientras mis amigos de Perú se morían. Eran golpe tras golpe.
¿Dirías que este nuevo regreso del Joker trae consigo los efectos de la pandemia?
La base del la obra es la película del 2019. Cuando la vi no sabía cómo definirla, pero sí me había pegado en el corazón porque es de una violencia que no podía obviar. Hay cosas similares con la película, pero todo el tema es teatral. En el escenario no puedes hacer un primer plano como en el cine. El teatro es acción. Dotamos al personaje de humor, siempre está tratando de hacer reír porque quiere ser comediante, así que lo vemos ensayando, pero también hay humor negro cuando este se choca con el pozo de la realidad. Se transporta a estados diferentes donde hay humor y luego depresión y violencia. La pandemia ahondó en nosotros esas crisis.
¿Cómo trabajaron todas estas nuevas crisis para el personaje?
A todos lados siempre vamos con una grabadora y tomamos testimonio tras testimonio. Aquí también lo hacemos con los taxistas. Son historias reales que cuando uno las pone en escena piensa que tal vez se puede ver muy arreglado, pero no, la mayor parte de las veces trabajamos con cosas que le pasa a la gente. Es más rico para nosotros contar historias reales. Nosotros vivimos en esa jungla de cemento donde todos se codean, empujan, pelean e insultan.
¿Hace falta ser un poco como el Joker para lograr la caracterización deseada?
Este es un personaje con una profundidad psicológica en la que hay que bucear y bucear. No es que la obra se cierra en un momento, sino que uno tiene que ir viendo cómo evoluciona. Yo no soy el mismo de cuando tenía la idea de hacer este trabajo y ni siquiera seremos los mismos después del estreno porque nos seguimos planteando interrogantes. Nunca bajamos la persiana, sino que vamos tanteando las posibilidades que te ofrece esta historia para seguir descubriendo detalles que no necesariamente están en escena sino en uno como actor. Hay que dejar volarse la cabeza, pero con mucho cuidado.
¿Recuerdas la primera vez que te topaste con el personaje ya sea en historietas, pantalla grande o chica?
De pequeño veía Batman, pero recuerdo pocas cosas y del Guasón solo que era alguien pintado que era malo. Nada más. Yo fui libre de todo prejuicio porque no conozco ninguna película de Batman. Me invitaron a ver la última película de Joker y vi una persona olvidada, que cuida a su madre enferma, a quien la sociedad presiona constantemente que podía ser cualquier vecino.
Es decir, no sentiste la presión de interpretaciones anteriores que resultaron magníficas, sino que es tu regalo más sincero del personaje.
Totalmente. La película me pareció maravillosa, pero desde el arranque sabía que no teníamos que copiar la cinta, ni intentar ser el Joker de Joaquin Phoenix, sino contar una historia parecida. Esa película me parece imbatible, pero nosotros desde el teatro manejamos otro idioma. La gente verá un Joker, pero van a ver mi Joker.
Ficha técnica
La temporada del 14 de enero al 21 de febrero con funciones de viernes a lunes a partir de las 20:00 en el Centro Cultural Ricardo Palma (Av. José Larco 770, Miraflores).
El establecimiento respeta todas las medidas de protección impuestas por el gobierno.
Las entradas están disponibles en el sitio web de Joinus (www.joinus.com)
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