San Bartolo, la obra que retrata a las víctimas de Sodalicio de Vida Cristiana, vuelve desde este jueves 13 de enero en el Teatro La Plaza con una plantilla renovada, dirigida por los directores Alejandro Clavier y Claudia Tangoa.
La obra está basada principalmente en el libro Mitad monjes, mitad soldados, de los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz; y la historia real de Álvaro Urbina, uno de los participantes de los centros pastorales que fue abusado sexualmente por uno de los miembros de esta organización de la iglesia católica.
Infobae conversó con Claudia Tangoa sobre la expectativa de esta nueva-y tercera-temporada que va en funciones de jueves a lunes a las 8:00 p.m. y los domingos a las 7:00 p.m. en el Teatro La Plaza.
—Tanto Alejandro Clavier como tú han traído de vuelta San Bartolo al teatro.
—Sí, el caso Sodalicio sigue abierto, aún no ha alcanzado la justicia y corre el riesgo de ser cerrado. Nosotros, desde el Teatro La Plaza, estamos en un regreso a una programación de obras que están en temporadas más largas y nos pareció pertinente retomar el caso, sobre todo, por lo que está pasando. Cuando salió el libro de Pedro Salinas y Paola Ugaz hubo un gran destape y se dio una gran visibilidad, pero siento que, por cosas de la pandemia y la crisis política, las agendas están apuntando a otros lados, lo están desatendiendo; no se ha llegado a una resolución justa.
—San Bartolo está en la tercera temporada, hay gente que va a verla por primera vez porque se escuchan más casos sobre los abusos del Sodalicio.
—Los abusos del Sodalicio siempre fueron un secreto a voces, pero ahora es imposible hacerse los ciegos. Tal vez la información no es nueva para todos. Hay que entender la complejidad de lo que significa un sistema de abuso y cómo existe, cómo se sostiene y lo difícil que es acelerar las investigaciones a nivel de justicia. Es increíble que con el poder que tiene la iglesia católica, más allá del Sodalicio, no haya podido combatir los abusos sexuales en su institución. Como ciudadanos, seamos o no creyentes, tenemos una relación porque la iglesia está en todos lados: política, educación, en nuestras familias. Yo quisiera que se conozca esa complejidad como ciudadanos para sumarnos a esta lucha, no vuelva a pasar y se encuentre justicia para las víctimas que han dado su testimonio.
—Hay mucho silencio de la sociedad conservadora y también por parte de la iglesia católica en el Perú.
—Cuando alguna de estas autoridades de la iglesia católica han intentado hablar sobre este tema no han sido muy claros; el mismo papa Francisco tiene declaraciones sobre el Sodalicio, pero siento que se tienen que tomar decisiones estructurales, incluso a nivel mundial. Los sodálites tienen un libro sobre el silencio en el que no se puede hablar sobre estos temas dentro de la organización. Hay algo allí en la estructura que no está posibilitando que se discuta, cuando debería ser el el primer tema.
—Tampoco se habla entre los fieles de la iglesia católica, ya fuera del Sodalicio.
—Creo que deben pasar muchas cosas para que esto cambie. Hay una enseñanza que no se debe poner en duda nada porque no se puede cuestionar a Dios y la iglesia los representa, y esto es incoherente dentro de esa lógica. Por otro lado, para los fieles no debe ser muy fácil entender lo que sucede. No comprenden, por ejemplo, por qué se quedaron tanto tiempo en el Sodalicio siendo oprimidos; es una pregunta que siempre hacen a los exsodálites y te van a responder que solo lo puede entender otro exsodálite.
—Desde tu punto de vista y como directora de San Bartolo, ¿por qué crees que se quedaron en el Sodalicio?
—Porque la relación empieza desde que están más jóvenes, con 12 o 13 años, a esa edad entran a las actividades del Movimiento de Vida Cristiana (MVC), que fue lo que le pasó a Álvaro Urbina que nunca fue sodálite. La relación con el Sodalicio se dio porque era parte del MVC, pero él no iba a ser sodálite. Volviendo a tu pregunta, creo que cuando comienzas a conocer a esta organización desde muy chico, te marca porque encuentras a guías. El Sodalicio te dice, de acuerdo a sus testimonios, que eres especial, que tú puedes ser parte de esta organización donde tienen la ambición de cambiar el mundo. Ese discurso cambia y utilizan la dinámica del abusador: al principio todo es bueno, luego te violentan, maltratan y violan y, posteriormente vuelven a esa promesa que todo será mejor. Es complejo, es como un secuestro mental.
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