La olla común Barrio Unido ubicada en el Asentamiento Humano Santa Rosa de Huáscar en San Juan de Lurigancho fue víctima de la delincuencia en Perú. Se reportó el robo de víveres que tenían para cocinar las próximas tres semanas. Los delincuentes también se llevaron la cocina y el balón de gas.
La señora Laura, presidenta de la olla común, comentó a ATV que cuando fueron a acomodar las cosas, se dieron con la sorpresa que la ventana de la parte de atrás del comedor había sido abierta.
“Sacaron víveres, cocina, balón de gas, ollas, prácticamente nos han dejado en cero, se han llevado todo. Más que nada los víveres, han sido sacos grandes, había arroz, azúcar, aceite, leche, avena para el desayuno. Todo se han llevado. Es la primera vez que un robo así nos sucede a nosotros. Nunca nos había pasado”, relató la agraviada.
Agregó que si bien hay testigos y personas que han visto quiénes fueron los que robaron, lamentablemente no quieren dar su testimonio.
Comentó que fue a la comisaría pero el patrullero no quiso ir a inspeccionar la zona. Por si fuera poco, le dijeron que no podían asentar la denuncia, porque ya habíamos arreglado la ventana, y les indicaron que tenían que dejarlo como lo encontraron.
Son 20 familias las que se benefician de esta olla común. “Son 80 platos diarios que se cocinan entre desayuno y almuerzo”, explicó la encargada del comedor.
Pidió apoyo de las empresas privadas con víveres, cocinas, ollas. Y a las autoridades les pidió que tomen cartas en el asunto y que envíen más seguridad por esta zona que roban de noche y de día.
SOBRE LAS OLLAS COMUNES
Las ollas comunes se han convertido en símbolo de Perú donde más de la mitad de la población trabaja en la economía informal. La estrategia de supervivencia que apareció hace cuarenta años se mantiene vigente en el país desde hace más de un año durante la pandemia del coronavirus.
La mayoría de vecinos forma parte del 70% de la fuerza laboral de Perú que trabaja en la informalidad y cuya característica se resume en la frase: si hoy no trabajas, entonces no comes. Sin beneficios por desempleo y sin posibilidades de laborar desde casa, trabajan como vendedores ambulantes y han convertido a muchas calles en improvisados mercados de alimentos.
La imposibilidad de mantener a la gente en sus domicilios se ha convertido en un factor clave en la propagación descontrolada del coronavirus. La crisis golpeó fuerte a Perú en 2020 con una caída de 12% del Producto Interno Bruto, una de las peores recesiones del planeta según el Banco Mundial.
Hay casi mil ollas comunes reconocidas por el municipio de Lima, pero muchas no reciben ningún tipo de ayuda. Miles de ollas comunes se cocinan en todo el país a niveles no vistos desde la época de 1980 y 1990 durante el conflicto armado interno entre el Estado y el grupo terrorista Sendero Luminoso.
Ahora, debido a la pandemia, más de un tercio de los peruanos se quedaron sin comida por falta de dinero, lo que los obligó a cocinar en grupo, según un sondeo de junio del Instituto de Estudios Peruanos.
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