Cuando recorres las calles de Lima, Callao y algunas provincias del Perú encontrarás varias carretillas con hombres o mujeres vestidos de blanco. Algunos se instalan desde muy temprano y otros en la tarde, pero una vez que encienden sus cocinas, son muchas las personas que esperan con ansias comprar las famosas ‘yuquitas fritas’.
Si bien no la historia de este rico snack tiene varios años desde que tomó las diversas calles de Lima, es fundamental que lo pruebes al menos una vez en tu vida. Te garantizamos que no te arrepentirás y además la receta que te compartiremos tiene los secretos de manos peruanas.
Toma nota y a disfrutar de esta sabrosa receta.
INGREDIENTES
250 gr. De harina
4 cdas de azúcar
2 cdtas de polvo de hornear
1/2 tz de agua tibia + 2 CUCHARADAS
1 cdta de levadura seca
1 pizca de sal
1 cdta de anis o 1 filtrante de anis
1 cda y 1/2 de aceite.
PREPARACIÓN
1. En un recipiente agregar una taza de agua caliente y añadir las bolsitas de anís filtrante o el anís mismo para que infusione y esperar que la temperatura llegue a tibia.
2. Cuando el agua se haya entibiado, agregar la levadura y el azúcar. Revolver muy bien y dejar resposar la mezcla a un lado por alrededor de 10 minutos. Durante ese lapso verás que la mezcla comienza a elevarse, así que no te preocupes es el efecto de la levadura. Por eso el recipiente que escojas para este paso debe ser ancho o alto.
3. Agarra otro recipiente y cierne la harina. Una vez cernido, haz un hoyo en medio con tu mano formando un volcán y agrega una pizca de sal, una cucharadita de azúcar y el aceite. Agarra el recipiente de la levadura, muévelo muy bien y échalo en el recipiente de la harina. Mezcla muy bien con la mano.
Debes de mezclar hasta que todo se vea de forma homogénea y además la masa debe dejar de ser líquida y tomar una forma sólida pero a su vez elástica. En lo posible no debe de pegarse mucho a la mano, esto debe ser mínimo.
4. Cuando tu mezcla coja la textura del punto anterior, comienza a bañarla en aceite de forma muy ligera y sutil. No te excedas son simples pinceladitas que también puedes realizarla con tus dedos.
El aceite será como una capita protectora de la masa y esto hará que la levadura siga aumentando el tamaño de la masa.
5. Despues de cubrirla toda (ligeramente en aceite), tapa el recipiente con una tela o una bolsa y deja reposar la masa durante 1 hora.
6. Culminado el tiempo (1 hora) de reposo cogemos la masa y hacemos los siguiente. Dentro del mismo recipiente agarramos los laterales de la mezcla, los jalamos un poquito hacia arriba (sin romper) y los ubicamos en el centro de la masa. Esto es como si estuvieras echado boca abajo y tu brazo lo pones en la parte del medio de tu espalda. Hacemos eso con todo el contorno.
Y una vez más dejamos reposar por 30 minutos.
7. Pasado el tiempo de resposo, comenzamos a darle forma a nuestras yuquitas. Es muy simple. Echa un poco de aceite en la mesa o lugar donde amasarás y arranca un trocito de masa, con la palma de la mano comienza a estirarla, haciendo presiones. Una vez estirada tu masa, comienza a cortarla en las formas que tu prefieras. En este caso las yuquitas tienen forma de dedos larguitos, así que las cortaremos así. Repite lo mismo hasta acabar la masa.
8. Pon una sarten con una buena porción de aceite, y cuando ya esté caliente echa poco a poco tus masitas cortadas. Cada minuto debes de ir dándole vueltas. La cocción es rápida así que ten cuidado. Fríe todas tus yuquitas y listo.
Ahora a saborea y degusta de este rico antojito.
TIPS:
1. En vez de 1 cucharada y 1/2 puedes agregar en total 2 cucharadas de aceite pues este ingrediente hace que la masa se sea crocante y elástica.
2. La masa reposa 2 veces porque la idea es que cuando se fría y comas las yuquitas, sientas una textura suave por dentro. Además mientras más tiempo repose más grande se hará tu masa.
3. Puedes acompañarlo de manjar blanco o en todo caso te recomendamos tomarlo con una tacita café o alguna infusión como manzanilla o hierba luisa.
4. Cuando frías todas tus yuquitas debes de dejar que enfríen un poco porque sino te quemarás el paladar.
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