Es innegable el éxito que ha tenido “El juego del calamar” a nivel mundial en más de 90 países y por esa misma razón es que Netflix evalúa una segunda temporada.
La serie surcoreana ha sido tendencia en redes sociales, en programas de televisión e inclusive muchos niños emplean los juegos de la famosa serie como parte de su diversión rutinaria, excluyendo los actos sangrientos, claro está. Su repercusión ha sido tal que escuchamos por todos lados el nombre de la saga e inclusive lo escuchamos en mixes con canciones.
Sin embargo, todo este torbellino de fama y aceptación no ha sido igual en Corea del Sur, país originario de la serie, ya que muchos críticos de la nación asiática coincidieron que la serie tiene personajes clichés, una trama muy floja y demasiada violencia en vano.
En declaraciones para “The Economist” un joven de Seúl, In-young (26) dijo que él y todo su entorno no logran entender el éxito de la serie, ni la fiebre mundial que generó. Además confesó haber visto los primeros capítulos de la serie, razón suficiente para dejarla de ver. La supervivencia local que es la trama principal de la serie no convenció a In-young y a todas las personas que conoce.
Pero si vamos al aplicativo de TikTok, muchas de las canciones y videos pertenecen a la aclamada serie, además encontraremos retos (challenges) de videos y juegos, como el de crear la “Galleta Dalgona”. Es realmente sorprendente. No obstante, la gran mayoría de las personas que realizan dichas actividades de hecho no son surcoreanos, pero ¿por qué en el resto del mundo sí y en Corea del Sur no?
El portal inglés también indica que “Squid Game” no habría aportado nada nuevo al género de supervivencia, pues en el país oriental, ya contarían con películas y series similares, como “Battle Royale”. Esta serie para ellos sería más de lo mismo y exagerada en muertes, pues no encuentran justificación para tan sangriento escenario.
Por otro lado, el director de la serie, Hwang Dong-hyuk declaró que el desarrollo del programa es una metáfora acerca del capitalismo moderno, el cual se ve reflejado en casi todas las escenas, donde observamos a los “pobres” luchando por sus vidas y dejándola a la suerte, mientras son observados por los VIP, millonarios excéntricos que se divierten viendo como mueren las personas, apostando millonarias sumas entre ellos para ver quién tiene mejor suerte y gana.
El desarrollo y contenido brutal del drama contempla desesperación, traición y violencia. Todos los personas vienen con problemas distintos. El personaje principal es un adicto a los juegos de apuestas y sigue siendo mantenido por su madre anciana, a quien incluso le roba a escondidas dinero de su tarjeta para gastarla en apuestas. Ambos viven en condiciones humildes. Luego el penúltimo sobreviviente del juego, quien es su amigo, un hombre inteligente y de negocios, quien utilizó todo lo que sabía para malversar fondos y que ahora se encuentra endeudado, luego una joven inmigrante de Corea del Norte, que escapó con la ilusión de encontrar mejoras para su vida y la de su hermano menor, pero se topó con la cara más dura de su vecino país. Finalmente, un sicario y un migrante pakistaní que es explotado en su trabajo, no tiene derechos ni beneficios y muchas veces no es remunerado, como consecuencia de ello perdió los dedos de la mano. Todos ellos concursando (con sus vidas) por un premio de más de $38 millones de dólares.
Esto no correspondería solo a la serie, sino que también se trata de la vida real del país en mención. La deuda de los hogares ha pasado el 100% del PBI surcoreano. Hay más deudas que ingresos y además las tasas de interés han elevado sus montos, un nuevo grupo se suma a esta deuda y son los jóvenes coreanos. “El 20% de las personas con mayores ingresos del país tiene un patrimonio neto 166 veces mayor que el del 20% inferior, una disparidad que se ha incrementado a la mitad desde 2017″, se lee en el medio especializado en economía.
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