Por altamar o por tierra, los gatos se convirtieron en uno de los animales más útiles durante la Primera y Segunda Guerra Mundial debido a sus habilidades para combatir las plagas de ratones y sus sentidos como el olfato, el oído y su increíble visión nocturna.
Aunque existen felinos que se volvieron famosos por ser ratoneros expertos y subir la moral de las tripulaciones cuando más lo necesitaron ―como fue el caso de Herman, el gato de la Guardia Costera de Estados Unidos, o Simon, el marinero de la embarcación británica HMS Amethyst― hay otros casos menos conocidos, pero que se han vuelto leyenda.
Este es el caso de Tom, quien salvó a tropas británicas y francesas de morir de hambre durante la Guerra de Crimea, un conflicto bélico que se desarrolló entre 1853 y 1856, y en el que se enfrentó el Imperio ruso a la coalición formada por el Imperio otomano, Francia, Gran Bretaña y el reino de Cerdeña, en donde éste último bloque resultó victorioso.
Salvados por Tom
El 9 de septiembre de 1855, tras un año de asedio por parte de las tropas rusas, fuerzas británicas y francesas lograron entrar a las ruinas de la ciudad portuaria de Sebastopol, en Crimea, en donde se encontraron con un escenario en donde las calles estaban llenas de muertos y moribundos.
Una vez que entraron a la ciudad, el teniente William Gair ― quien tenía bajo su mando a los carabineros de la Sexta Guardia de Dragones, adscrita al Departamento de Trenes de Campo del Reino Unido― ordenó a las tropas registrar los sótanos de los edificios a fin de encontrar suministros.
Fue en una de esas inspecciones que el teniente vislumbró a un gato que permaneció quieto, inmutable, pese a que estaba rodeado de dos personas heridas y un montón de escombros. Entonces Gair lo tomó entre sus brazos y lo llevó a su cuartel, en donde fue adoptado como la mascota oficial y bautizado como Tom, aunque más tarde sería conocido como Tom de Crimea o Tom de Sebastopol.
El gato, que se estima tenía ocho años cuando fue encontrado por el ejército británico, se convirtió en una pieza clave para el batallón, que debía encontrar alimentos en una ciudad completamente destruida tras ser el escenario de guerra por un año.
Según se cuenta en la página oficial del Museo Nacional del Ejército, cuando los soldados comenzaron a ver que las provisiones de comida y agua estaban escaseando y se acercaba el invierno, observaron que Tom estaba ganando peso de forma inexplicable, a lo que el batallón pensó que quizá estaría alimentándose de diversos ratones que, a su vez, podrían estar ingiriendo suministros rusos ocultos.
Para probar esta teoría, los uniformados siguieron al gato entre los escombros y descubrieron que éste se dirigía a un almacén que contenía diversos alimentos, mismos que más tarde salvaron a los británicos y franceses de morir por inanición.
Esta misma técnica sería usada para hallar otros escondites y sobrevivir hasta la llegada de nuevas provisiones.
Las dudas de su leyenda
Una vez finalizada la guerra, el teniente Gair adoptó a Tom como parte de su familia y se lo llevó a Inglaterra, sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta su deceso el 31 de diciembre de 1856.
Luego de su fallecimiento, el dueño de Tom decidió disecarlo, siguiendo la tradición de la época victoriana para rendir tributo al animal amado.
Un gato disecado fue comprado en un mercado de pulgas en Portobello Road por la escritora Lady Compton Mackenzie en la década de 1950, y actualmente es resguardado en el Museo del Ejército Nacional en donde se le describe como Tom de Crimea, sin embargo, han admitido que no hay pruebas de que sea el mismo felino.
Por otro lado, Tom también ha sido identificado en una pintura al óleo titulada Welcome Arrival, de 1855 creada por John Dabiac Luard, que muestra a los oficiales británicos abriendo paquetes enviados desde su casa. Se ha sugerido que Gair es la figura con túnica roja a la izquierda de la pieza mientras que el gato está sobre una mesa.
El Museo del Ejército Nacional también escribe que no hay suficiente evidencia para corroborar que el gato que aparece en la pintura sea Tom de Sebastopol.
SEGUIR LEYENDO: