La pica, es una alteración del comportamiento que se puede definir como la ingesta reiterada de elementos no alimenticios. En el gato, algunos de los materiales más frecuentemente ingeridos son: hilos, plásticos y sobre todo lana; siendo que algunos animales son muy específicos en cuanto a los elementos hacia los que dirigen la conducta.
Cuando un gato padece un trastorno de pica o malacia busca activamente elementos no alimenticios y cuando tiene acceso a ellos los mastica con las muelas, los desmenuza, y los ingiere. Esta conducta determina un riesgo grave para la salud del animal causando atragantamientos, irritación y cuadros obstructivos.
Todo esto puede estar determinado por un trastorno de base de la conducta, pero también muchos cachorros y gatos jóvenes, como algunos adultos, pueden masticar objetos no alimenticios como parte de la actitud de exploración o el juego, y tragar pedazos de forma accidental. Esta enfermedad, la pica o malacia, se daría cuando esa ingesta de materiales no alimenticios es reiterada y sistemática.
Es muy importante discernir si la conducta de pica podría tener un origen comportamental, es decir, si estuviéramos ante una conducta compulsiva. Las conductas compulsivas son una secuencia de movimientos derivados de conductas normales, pero realizadas fuera de contexto y de manera repetitiva, exagerada y continuada y sin un objetivo concreto.
Pueden ser provocadas por situaciones estresantes, de conflicto o de frustración que afecten a un animal con diferencias individuales que lo hagan especialmente predispuesto a padecer este trastorno. La actitud del propio tutor hacia el problema, puede ser un factor agravante, por ejemplo por la aplicación de un castigo.
La conducta de succión compulsiva de lana, muy común en algunas razas como la siamesa o la birmana, parece tener una predisposición genética. Por otro lado, otro factor predisponente sería un destete precoz, antes de las siete semanas, como así también un temperamento ansioso de base.
Algunos de los factores detonantes para este comportamiento pueden ser el conflicto social con el tutor o con otros gatos residentes; el ambiente inadecuado, la baja estimulación, los cambios en el entorno habitual del gato, como así también los cambios de domicilio.
También se ha relacionado al trastorno de pica con la administración racionada del alimento. El gato debe tener el alimento disponible siempre a su voluntad a diferencia del perro. La frustración provocada por la falta de control sobre la comida y la imposibilidad de ajustarse la ingesta de múltiples presas diarias podría ser la causa.
La pauta prioritaria del tratamiento será evitar que el gato tenga acceso a los materiales que son un riesgo para él. En profundidad, el objetivo principal será eliminar o atenuar cualquier fuente de estrés, conflicto o frustración para el gato.
El alimento y su pauta de administración tienen gran relevancia. Es muy importante mejorar la estimulación mental del gato introduciendo dispensadores de comida en forma de juguetes, como así también elementos masticables apropiados sobre los que pueda redirigir la conducta de masticado.
El uso de psicofármacos queda reservado al criterio del médico veterinario actuante; ya que la pica tiene siempre un pronóstico reservado.
El tratamiento adecuado ayuda a mantener el problema bajo control, pero no lo resuelve por completo.
La prevención en la crianza es la que puede combatir sus causas profundas evitando el destete precoz de los cachorros, facilitando la adaptación al nuevo hogar y administrando el alimento a libre disposición.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional
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