Mucho se habla en las familias y también fuera de casa sobre las cigüeñas. Hay tantas referencias históricas al respecto que, si nos atenemos a la fantasía que se les ha aplicado a muchas generaciones de niños, esta especie podría ser algo así como la responsable de la existencia del ser humano, a través de un muy raro designio casi mitológico.
Dice la versión tradicional, que se difunde entre los niños, que son las encargadas de traer a los bebés desde la preciosa ciudad de París, en Francia. Se trata de algo mágico y, a su vez, muy lejano de la realidad biológica, por cierto.
Son muchas las curiosidades que gobiernan la vida de estos animales. Una de ellas es que tanto los machos como las hembras son semejantes, es decir, idénticos en forma, coloración y tamaño. Probablemente esto se deba, entre otras cosas, a que se reparten entre ambos el cuidado del nido y de las crías. Las cigüeñas nacen de un huevo de color blanco que se incuba por un mes.
Así como ocurre en otras especies de aves, las cigüeñas bebés tienen en su pico algo similar a los dientes, igual que algunos reptiles. Esta adaptación se debe a que necesitan imperiosamente el pico para romper la cascara del huevo desde adentro y, así, poder eclosionar, comenzando una etapa muy importante de su ciclo vital.
Por otro lado, estos pájaros son muy prolíficos, registrando nidadas de hasta siete polluelos. En ese sentido, ambos padres participan en la incubación, y tanto el macho como la hembra tienen una especie de parche de piel carente de plumas en la región ventral para darle, así, calor al huevo en la incubación. Además, se busca proteger al pichón durante su desarrollo inicial.
La cigüeña y sus viajes
Las cigüeñas son aves migrantes y muy conservadoras de sus lugares. En su etapa migratoria, realizan un viaje intercontinental entre el norte de África y Europa. A su vez, son muy sociales y gregarias, teniendo una activa vida comunitaria. ¿Por qué? Porque es una especie que se reúne en grandes congregaciones para criar. Típicamente, sus enormes nidos los ubican en techos, torres, en depósitos de agua, en chimeneas o en torres electricidad y en postes de telefonía.
Cada año, la misma pareja vuelve al mismo nido para criar. Se alimentan de saltamontes y escarabajos, sin descartar a las lombrices de tierra ni a pequeños vertebrados como roedores, culebras, lagartijas y ranas. Aunque son muy silenciosas, las cigüeñas emites gritos de alarma cuando se las excita o cuando temen por la presencia de extraños cerca de su nido. El sonido más habitual es un castañeteo, que se llama crotoreo, y que se produce al entrechocar las mandíbulas para saludar y darle la bienvenida a su pareja.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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