El instinto de supervivencia provoca actuar de manera desesperada cuando la vida se encuentra en peligro, este instinto provoca que las presas tengan que desarrollar nuevas defensas anti depredadores. Las avispas hembras se defienden por medio del ovipositor, una parte de su cuerpo que tiene forma de tubo, por el cual puede depositar huevos o veneno tras una picadura.
Los machos, al contrario de ellas, no tienen este órgano, sin embargo Shinji Sugiura de la Universidad de Kobe descubrió que esta especie cuenta con un mecanismo de defensa en su pene.
En su estudio “Los genitales de las avispas macho como defensa contra los depredadores” publicado por la revista Current Biology, el académico japonés reveló que los machos desarrollaron dos púas que se encuentran en ambos lados de sus genitales para defenderse de los depredadores.
Para estudiar cómo es que ellos despliegan estas púas, Shinji Sugiura puso en su laboratorio a 17 ranas arborícolas, reconocidas por ser depredadores comedores de insectos, a convivir con avispas albañiles de diferentes géneros.
Durante cierto lapso de tiempo, el ecólogo se percató que hubo numerosos intentos por parte de las ranas de comerse a los insectos, sin embargo en algunas ocasiones lograba sobrevivir, por lo que los reptiles en lugar de tener una “deliciosa comida”, terminaron por ser picoteados por las púas.
En su investigación publicada el 19 de diciembre de este año, Shinji Sugira aseguró que “se observó con frecuencia que las avispas machos perforaban la boca u otras partes de las ranas con sus genitales mientras eran atacadas”.
Un campo poco estudiado
El académico de la Universidad de Kobe contó en su estudio, que la idea de realizar este experimento surgió después de que algunos integrantes de su equipo de trabajo fueron picados por una avispa albañil macho, cuando estaban investigando la historia de esta especie.
Sugiura comentó que en cuanto a las investigaciones de los genitales de las especies son en su mayoría en cuanto a la relación machos y hembras, no obstante la literatura científica es escasa en un enfoque de presa-depredador.
A diferencia de las picaduras de las avispas hembras, los machos no emiten veneno, sin embargo sí producen un dolor punzante.
“Estas observaciones sugieren que las espinas genitales masculinas funcionan como una defensa contra los depredadores, aunque esta hipótesis nunca se ha aprobado en ninguna especie animal”, especificó el ecólogo.
No siempre tuvo efectividad
En una entrevista para el periódico The New York Times, Shinji Sugiura, explicó que el método de defensa de las avispas no funcionó en todo los casos, incluso eran menos eficientes que las hembras.
Las últimas fueron ignoradas por completo por las ranas y de las que fueron atacadas el 87.5 por ciento tuvieron una escapada exitosa, después de picar a su depredador. “Las ranas de estanque tenían una mayor tolerancia a las picaduras de avispas que las de árbol”, especificó el académico.
Para concluir su estudio, Shinji Sugiura destacó la importancia de los genitales masculinos como defensa contra los depredadores, y asegura que “proporciona una nueva perspectiva para comprender las funciones ecológicas de los genitales masculinos en los animales”.
En su historial académico, Sugiura ha investigado en diferentes ocasiones los mecanismos de defensa que han desarrollado algunos insectos como los escarabajos, quienes llegan a escapar del cuerpo de sus depredadores tras recorrer todo el tracto digestivo y salen por el ano.
En su investigación “Escape activo de la presa del respiradero del depredador a través del tracto digestivo” publicado en agosto de 2020 por la editorial Elsevier, el académico explicó que las presiones de la depredación conducen a la evolución del comportamiento de escape en animales de presa.
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