Existe una concepción globalizada de la Navidad que se ha ido construyendo año tras año y que ha modificado sustancialmente los ritos y ceremonias más allá de la carga cultural puntual de cada lugar. Toda esa carga ritual es independiente de los factores religiosos, ya que existen otros elementos que lograron integrarse a la imagen de esta celebración.
Es el caso, por ejemplo, de Papá Noel o Santa Claus o el Viejito Pascuero, según sea el país que lo identifique, el de los muñecos de nieve, el caso de las luces, y, por supuesto, los renos de Navidad.
En este caso, se sabe que los renos cumplen un papel fundamental dentro de la Navidad, ya que son los animales que supuestamente tiran el mítico trineo de Papá Noel.
Remontémonos a principios del siglo XIX para empezar a comprender el papel de los renos en la Navidad, época en la que Clement Clarke Moore escribió un icónico texto que narra la llegada de Santa Claus a una casa en un trineo tirado por ocho renos bautizando con un nombre diferente a cada uno de estos animales.
Con otro relato, que llegaría años más tarde, se presentó a otro reno que se integraba al equipo, se trataba de Rodolfo, que fue objeto de “bullying” por parte del resto de los renos por el color y brillo de su nariz.
La suerte de Rodolfo cambió cuando tuvo la tarea de iluminar el camino de Santa Claus y de sus compañeros en medio de una tormenta de nieve. De esa forma, el nuevo miembro pasó del rechazo a la admiración de todos.
Más allá, de la leyenda, la literatura y la Navidad los renos son animales valiosos para las culturas boreales árticas, pudiendo ser domesticados y tener multiplicidad de utilidades para los seres humanos que habitan tan inhóspitas regiones.
Esta especie que forma parte de la familia de los ciervos cuenta con un pelaje tupido y espeso que le ayuda a enfrentar las bajas temperaturas además de que sus arterias y venas están muy cerca, calentando la sangre arterial a la venosa y evitando así el congelamiento.
Los renos se distribuyen en las regiones árticas de Norteamérica, Noruega, Rusia y Suecia, donde viven en rebaños pudiendo recorrer en un día hasta 130 kilómetros y 5 mil durante un año.
A principios del siglo XX, una iniciativa de origen desconocido para la historia, hizo que el Capitán Larsen, de origen noruego, trajera en el barco de su capitanía algunos ejemplares que moraron por un tiempo en el zoológico de Palermo, a modo de jardín de aclimatación.
Su destino final sería las islas Georgias del Sur y nuestras queridas Islas Malvinas, adonde fueron trasladados por esos tiempos, reproduciéndose y adaptándose con éxito al carecer de depredadores.
Aún persisten poblaciones de ellos en esos irredentos territorios por lo que podemos afirmar que Papá Noel, o como quieras llamarlo, guarda parte de sus renos en la República Argentina…
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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