Los gatos fueron por lejos uno de los animales más admirados en el antiguo Egipto, fueron convertidos en animales domésticos y fue tanta su relevancia que los representaron con símbolos divinos. Su papel dentro de esta sociedad fue muy importante puesto que eran capaces de proteger a los hogares y graneros de las plagas.
El célebre historiador griego Heródoto de Halicarnaso relató en “Euterpe”, de “Los nueve libros de la historia”, que durante su visita al antiguo Egipto los animales domésticos abundaban en las calles del país, además de que el número de los felinos podría ser aún mucho mayor, si es que las hembras no huían de los machos después de parir.
También relató que los animales domesticados recibían un trato especial, puesto que después de que fallecían eran llevados a “sus casillas sagradas y eran adobados con sal, para recibir sagrada sepultura en la ciudad de Bubastis”, explicó Heródoto.
Lo mencionado por el antiguo historiador griego no es de extrañarse, puesto que muchos de los dioses que veneraban fueron representados con cabezas de animales, por ejemplo está el caso de Anubis, el dios con cara de chacal que era el encargado de acompañar a los muertos y proteger las tumbas.
Bastet, la diosa gato
Así como los perros fueron muy queridos por la civilización de los faraones, los gatos llegaron a ser igual o más venerados. Bastet es la diosa egipcia del hogar, que representa la domesticidad, la fertilidad y el parto.
Joshua J. Mark, director de World History Encyclopedia, describió que tenía un papel importante en la vida después de la muerte, aunque no era de sus principales tareas, “a veces se le representa como guía y ayudante de los muertos”.
La hija del dios del sol, Ra, era de las más populares dentro del antiguo Egipto puesto que era la protectora del hogar y de la familia.
Bastet en su principio fue representada como una leona vengadora que asesinaba, con un cuchillo, al enemigo de su padre Ra, no obstante con el paso del tiempo y al ser relacionada con cualidades maternales y aspectos protectores su figura fue cambiada a la de un gato, acompañado de una camada de pequeños felinos, explicó el director de la enciclopedia.
El Centro de Investigación Estadounidense en Egipto (Arce, por sus siglas en inglés), señaló en su página oficial que se han encontrado numerosas representaciones de un gato sentado o una diosa con cuerpo de mujer y cabeza de felino, estas imágenes eran la forma en que los fieles le expresaban sus deseos de salud y fertilidad.
Los egipcios influyeron en la personalidad
Estos tratos pudieron encaminar a que estos animales domésticos tengan una personalidad única y especial, con la que se sienten capaces de conquistar y merecer el mundo, de acuerdo con un estudio liderado por Claudio Ottoni, del departamento de Imagenología y Patología del Centro de Ciencias Arqueológicas de la Universidad de Leuven.
En el artículo multidisciplinario “La paleogenética de la dispersión de los gatos en el mundo antiguo” publicado por la revista Nature Ecology and Evolution, se plantea que la conquista del mundo, por parte de estos animales, se dio a través de las vías marítimas y por ende la personalidad adquirida en el viejo Egipto provocó que este tipo de conducta prevalece.
“Mientras que la conquista mundial del gato comenzó durante el período Neolítico en el Cercano Oriente, su dispersión ganó impulso durante el período clásico, cuando el gato egipcio exitosamente se extendió por todo el Viejo Mundo”, explicó Ottoni.
En dicho estudio, los especialistas consideraron que la personalidad de los gatos modernos proviene de los primeros linajes antiguos, no obstante ha cambiado muy ligeramente ante las necesidades que tienen en la actualidad.
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